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Los siete saberes necesarios a la educación del futuro ... - Futuros

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♦ La conciencia cívica terrenal, es decir de <strong>la</strong> responsabilidad y de <strong>la</strong>solidaridad para los hijos de <strong>la</strong> Tierra.♦ La conciencia espiritual de <strong>la</strong> humana condición que viene <strong>del</strong>ejercicio complejo <strong>del</strong> pensamiento y que nos permite a <strong>la</strong> vez criticarnosmutuamente, auto-criticarnos y comprendernos entre sí.Es necesario enseñar ya no a oponer el universo a <strong>la</strong>s partes sino a ligarde manera concéntrica nuestras patrias familiares, regionales, nacionales,europeas y a integrar<strong>la</strong>s en el universo concreto de <strong>la</strong> patria terrenal. Ya no esnecesario seguir oponiendo un <strong>futuro</strong> radiante a un pasado de esc<strong>la</strong>vitudes ysupersticiones. Todas <strong>la</strong>s culturas tienen sus virtudes, sus experiencias, sussabidurias al mismo tiempo que sus carencias y sus ignorancias. Es en estereencuentro con el pasado que un grupo humano encuentra <strong>la</strong> energía paraenfrentar su presente y preparar su <strong>futuro</strong>. La búsqueda de un mejor avenirdebe ser complementaria y no antagonista con los reencuentros en el pasado.Todo ser humano, toda colectividad debe dirigir su vida en una circu<strong>la</strong>cióninterminable entre su pasado donde encuentra su identidad apegándose a susascendentes, su presente donde afirma sus necesidades y un <strong>futuro</strong> hacia dondeproyecta sus aspiraciones y sus esfuerzos.En este sentido, los Estados pueden jugar un papel decisivo con <strong>la</strong>condición de aceptar, en su propio beneficio, el abandono de su soberaníaabsoluta sobre todos los grandes problemas de interés común, sobre todo losproblemas de vida o de muerte que sobrepasan su competencia ais<strong>la</strong>da. Detodas maneras, <strong>la</strong> era de fecundidad de los Estados-Nación dotados de un poderabsoluto está ravaluada, lo que significa que es necesario, no desintegrarlos,sino respetarlos integrándolos en conjuntos y haciéndoles respetar el conjunto<strong>del</strong> cual hacen parte.El mundo confederado debe ser policéntrico y acéntrico, no sólo a nivelpolítico sino también cultural. El Occidente que se provincializa siente en sí <strong>la</strong>necesidad de Oriente, mientras que el Oriente tiende a permanecer él mismooccidentalizándose. El Norte ha desarrol<strong>la</strong>do el cálculo y <strong>la</strong> técnica pero haperdido calidad de vida, mientras que el Sur, técnicamente atrazado, cultiva aún<strong>la</strong>s calidades de <strong>la</strong> vida. En ade<strong>la</strong>nte, una dialógica debe complementar Orientey Occidente, Norte y Sur.La religazón debe sustituir <strong>la</strong> disyunción y l<strong>la</strong>mar a <strong>la</strong> «simbiosofía», <strong>la</strong>sabiduría de vivir unidos.La unidad, el mestizaje y <strong>la</strong> diversidad deben desarrol<strong>la</strong>rse en contra de <strong>la</strong>homogeneización y el hermetismo. El mestizaje no es so<strong>la</strong>mente una creaciónde nuevas diversidades a partir <strong>del</strong> encuentro; en el proceso p<strong>la</strong>netario éste sevuelve producto y productor de religazón y de unidad. Introduce <strong>la</strong> complejidaden el corazón de <strong>la</strong> identidad mestiza (cultural o racial). En realidad, cada unopuede y debe, en <strong>la</strong> era p<strong>la</strong>netaria, cultivar su poli-identidad permitiendo <strong>la</strong>integración de <strong>la</strong> identidad familiar, de <strong>la</strong> identidad regional, de <strong>la</strong> identidadétnica, de <strong>la</strong> identidad nacional, religiosa o filosófica, de <strong>la</strong> identidadcontinental y de <strong>la</strong> indentidad terrenal. El mestizo puede encontrar en <strong>la</strong>s raícesde su poli-identidad una bipo<strong>la</strong>ridad familiar, una bipo<strong>la</strong>ridad étnica, nacionalincluso continental que le permite constituir en sí una identidad complejaplenamente humana.El doble imperativo antropológico se impone : salvar <strong>la</strong> unidad humana ysalvar <strong>la</strong> diversidad humana. Desarrol<strong>la</strong>r nuestras identidades concéntricas yplurales : <strong>la</strong> de nuestra etnia, <strong>la</strong> de nuestra patria, <strong>la</strong> de nuestra comunidad decivilización, en fin, <strong>la</strong> de ciudadanos terrestres.35

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