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34 May - Scherzo

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• estudio-P = 72, que Kondrashin eleva, a nivelde Andance, hasta un fi = 92. Rozhdestvensky(OLYMPiA, OCD 111, enCD, registro de 1984), Haitink (DEC-CA 411.939-2, en CD, grabación delmismo año, 1984), Járvi (CHANDOSCHAN 8411, en CD, de 1985), y, sobretodo, Stokowski, en su notoria interpretaciónde 1968 con la Sinfónicade Chicago —absolutamente exacta encuanto a las indicaciones de metrónomodel compositor— (RCA GL 42916,en LP), han seguido con mayor escrupulosidadla acotación de Shostakovichacerca de la velocidad de este movimiento.Otro significativo traductor deesta compleja Sinfonía, incomprensiblementepoco apreciado por la crítica—especialmente la anglo-americana—,e! finés Berglund, sigue igualmente laspropuestas del compositor en cuanto avelocidad con impecable rigor (EMISLS Í177, en doble LP —con la UndécimaSinfonía—, grabación de 1980).No siguen, en cambio, las referidasanotaciones de metrónomo ni Mravinsky—aproximadamente J^ = 84 enel primer movimiento— (EMI ASD2805, en LP, grabación tomada de unconcierto del año 1965), ni Temirkanov—la misma velocidad de Mravinsky,/* = 84, y una sorprendente coincidenciade duraciones parciales con su predecesoren Leníngrado, 14'48/14'42,5'51/5'46, 6'20/6'41, con una simultaneidaden duración total todavía mássingular, 26'58/27'09— (EMI ASD3706 O DG 531 307, LP en ambos casos,registro de 1975), los dos por excesode ligereza, como Kondrashin, nitampoco lo hacen, aquí por defecto,Previn —aproximadamente £ =63—(EMI ASD 3029, en LP, o CDM 769564 2, en CD, grabación de 1974),Bernsiein en su primera lectura (CBSS 72730, LP, de 1968), Sanderling(ETERNA 827 437, LP, de 1979) oBoult (EVEREST 1007, LP, de 1958),todos en torno a J 1 =60/63, con la mismaduración del Largo de apertura paraBernstein y Sanderling (18'55); todolo cual no es óbice para que todas lasciladas constituyan notabilísimas propuestasde la obra. Caso aparte es lamás reciente interpretación de Bernsteinen Viena (DG 419 771-2GH, CD, de1987), que baja el metrónomo hastaJ" 1 = 52, una propuesta de lentitud —unauténtico Largo, eso sí— que dinamitatodas las indicaciones del compositoral respecto. Por ello es acaso mássignificativo constatar la fidelidad a lascifras de las dos versiones históricasde la obra, Stokowski en 1940 —con laOrquesta de Filadelfia, de nuevo primiciamundial para el disco (RCA VÍC-TOR 18391/5, en 78 rprn.)— y Reineren 1945 —con la Sinfónica de Pittsburgh(COLUMB1A LX 998/1002, en78 rpm.)—.Durante las sesiones de grabación dela .Sacia Sinfonía, Kondrashin y sus instrumentistassecundaron a David Oistrakhen el registro —primeragrabación— del Segundo Condeno paravioli'n, que solista y director habíanestrenado en el mismo 67 —me refieroa la audición del 13 de septiembre enel Bolshoi, no al estreno oficial del 26de octubre en el Conservatorio; la grabaciónse realizó entre ambas interpretacionespúblicas—, y tras ello seprodujo un silencio fonográfico de casicinco años. Es obvio que Kondrashinno dejó, entre inedias, deinterpretar la música del compositor,pero resulta significativa esta pausa díscográfica,tras lustro y medio de produccionescontinuadas para el medio,que incluían ya seis Sinfonías, una cantata(Stepan Razin), dos Conciertosviolinísticos (el Segundo ya citado, y elPrimero con Kogan) y algunas músicasincidentales. La nueva tanda de grabaciones,del 72 al 75, comprende nueveSinfonías, y se inicia en un fructífero1972 con el registro de tres de las composiciones,las Sinfonías Segunda, Terceray Duodécima; es decir, las trespiezas del ciclo más didácticamente revolucionarias,con sus expresivos apellidos,«Octubre», «Primero de <strong>May</strong>o»y «1917». En el caso de las dos Sinfoníascon coro conclusivo, nos hallamosante excelentes versiones de ambas páginas,bien représenla ti vas del Shostakovichjuvenil —tenía 21 y 23 años alredactar las partituras—, ligeramentesnob, modernista a ultranza, influidopor ismos tan plurilingües como el leninismo,el futurismo o el maquinismo.Al margen del valor propio de estasmúsicas —superior el de la Segunda,más organizada que la imaginativamentepródiga Tercera—, Kondrashin optapor un estilo directo, cómplice conel mundo de este Shostakovich sin cortapisas,de dirección vivaz y enérgica enlas dos obras. Dejando a un lado la vibranteversión de Ladislav Sióvak —grabada en el mismo 1972— (SU-PRAPHON SUAST 50958, LP), laúnica alternativa moderna a lalabor de Kondrashin es el registro de1981 del integral Haitink (DECCA 421131-2DH, CD), superior en toma de sonidoal soviético (admirable trabajo delingeniero británico Colín Moorfoot),pero no tan valioso en ese panianosoconcepto denominado idiomalismo;el problema es simple: Haitink ha manifestado,privada y públicamente, quederesta estas dos obras, y que las grabócon la exclusiva finalidad de completarsu ciclo fonográfico, lo cual noes obstáculo para que su lectura sea brillantey amena, pero poco más. Serábueno no olvidar —y pedir la resurrecciónde este trabajo pionero— el primerregistro realizado en Occidente deestas obras, el de Morton Gould con laRoyal Philharmonic (RCA LSC 3044,LP, hoy prácticamente ilocaltzable),efectuado en estudio cuatro años antesque el de Kondrashin, en 1968, y cuyafuerza y frescura no se han deterioradoen estos veinte años. Recordatoriotambién para otro dato curioso: el primerintérprete occidental de la Sinfonía«Octubre» fue un cierto ColinDavis, que dio a conocer la pieza conla Sinfónica de la BBC y su coro —una previa interpretación londinensehabía omitido tal secuencia fina! de lapartitura—, en concierto transmitido,en su día, por Radio Nacional.Una patata calienteJlín cuanto a la Sinfonía «1917», laleclura de Kondrashin resulta técnicamenteimpecable, pero no del todo convincentesobre la bondad sobreentendidade esta página, una de las menosvaloradas del ciclo sinfónico de Shostakovich.La audición procura, en muchosmomentos, la impresión de queKondrashin ha tratado de despachar lapatata caliente de la Duodécima contanta rapidez como esmero, impresiónde la que también participa el registrodé Mravinsky de 1968 (editado en 1974entre nosotros por HISPAVOX,HMES 6Í0-75, LP). Y aquí el cronómetrovuelve a dar paralelismos mágicos,porque los 36'55 de Mravinsky seemparejan con los 36'53 de Kondrashin.Todavía hoy, el —posteriormentedesaparecido para el disco— desconocidoOgan Durjan, con su registro de1970 en la Gewandhaus de Leipzig-^2'46 de minutaje— (PHILIPS 65 00277, LP, descatalogado), representa laalternativa más convincente para estacomposición.1973 supuso la grabación de tres nuevaspáginas, las Sinfonías Primera, Décimay Undécima, En el caso de laSinfonía Op, 10 nos hallamos ante unade las mejores traducciones de esta sorprendentepágina juvenil —compuestaa los 19 años—, dentro de un panoramafonográfico inusitadamente rico; lalectura de Kondrashin, comprensiblementesuperior a la grabación que elmismo maestro firmara en 1951 con suOrquesta del Teatro Bolshoi —el pri-98 Scheizo

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