e-Book PDF - Universidad de La Punta (ULP)

En eso se ha puesto mejor, y también en lectura y enescritura. Busca cosas, pregunta y hace las tareas enla ‘compu’. Practica y lee más que nada”, detalla. Pero,la más chica de la casa, no es la única que realiza búsquedasen la Web. “Yo hago consultas de cocina, delcampo, busco recetas. Mi marido trabaja en el campoy él, más o menos, entiende porque usa la computadoraen el trabajo”, expresó.Juana está averiguando cómo funcionan los Centrosde Inclusión Digital (CID), donde se ofrece la escueladigital para adultos, para volver a estudiar y terminarla primaria. “Por ahora quedé con la ‘seño’ Laura (responsabledel programa Todos los Chicos en la Red deesta escuela y de otras tres más de la zona) de venirtodos los días unas horas por la mañana para que meenseñe. Yo mucho no entiendo pero está bueno porqueuno practica la mente, la compu hace más fácilestudiar, y veo que incentiva a los chicos”, resume estamamá. Juana, como las otras madres, revivió el deseode aprender cuando vio los cambios que experimentabansus hijos a partir de la introducción de las herramientasdigitales en el aula.“La ‘compu’ es una facilidad para que ellos trabajen ylos incentiva a estudiar”, celebra Juana, quien comenta,contenta, que su hija le enseñó a buscar recetas de canelones,su debilidad gastronómica, y a “bajar música”.En el hall de entrada de la escuela hay una salamandraen desuso y sobre ella una viejísima máquina deescribir Remington, que flanquea la puerta a una oficinadonde se guardan materiales de clase. Allí va aparar también la bandera que un rato antes bajarondel mástil dos alumnos, rodeados por las maestras ylos alumnos en fila, en la típica ceremonia de fin declase. Es que hay usos y costumbres que no cambian,aún en estos tiempos de computadoras en el aula.Esta historia pega un salto de lugar y en el tiempo,hasta Buenos Aires y al 22 de mayo. Ese día nos acercamosal desfile de las provincias, en el marco de lacelebración del Bicentenario de la Revolución deMayo. En una tarde gris, con cielo cubierto, miles deporteños están en la avenida 9 de Julio, por dondese desplazan, desde Plaza Constitución en direcciónal Obelisco y por orden alfabético, las delegaciones| 27My husband works the land and he understands the computer morebecause he uses at work” she affirmed.Juana is finding out about the Digital Inclusion Center where a digitalschool for adults in available. She wants to go back to school andfinish it. “So far, I agreed with Miss Laura (the teacher responsible ofthe program All Kids Online in this school and in three other schoolsin the nearby area) to come every day, for some hours in the morningto learn. I do not understand very much, but it is great to exercise themind; the computer makes studying easier and fosters kids to studymore”, she sums up. Juana, like the other mums, felt the desire of learningagain when she saw the changes her children were experiencingthrough the introduction of the digital tools in the classroom.“The computer is a chance for them to work and foster their interestin learning”, Juana emphasizes and she happily admits that herdaughter taught her to look for cannelloni, her favorite meal, and todownload music.In the school entrance hall there is an out-of-order salamander stoveon top of which we can see an old Remington typing machine. Theseare located next to the door of a little office used to keep class materialsand the flag that two students lowered some minutes beforein a typical end-of-the-day ceremony, surrounded by teachers andstudents lined up. There are traditions that do not change, not evenin times of computers.This story jumps in time and space, and we arrive to Buenos Aires onthe 22nd of May. That same day we go to the province’s parade, includedin the May Revolution Bicentenary celebrations. In a grey afternoon,with a cloudy sky, thousands of local people gathered on Avenue9 de Julio along which all provinces’ delegations move from PlazaConstitución heading to the Obelisk. San Luis’ delegation is leaded bya group of guitarists dressed with typical folklore clothing and whowalk while singing the catchy song “Calle angosta” which made VillaMercedes (the second largest city in San Luis) famous. Following we