Lo que sea <strong>de</strong> cada quienGermán Dehesa y lospresentadores <strong>de</strong> librosVicente Leñero—Me revientan los presentadores <strong>de</strong> libros—me <strong>de</strong>cía Germán Dehesa mientras be -bíamos whisky.—¿Los presentadores <strong>de</strong> libros?—Y los que van a <strong>la</strong>s mesas redondasque en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir en voz alta lo que piensansacan sus papelitos y se ponen a leer.—Yo soy <strong>de</strong> ésos.—¿De los que se ponen a leer?Le p<strong>la</strong>tiqué entonces un recuerdo in fantil.Tendría nueve, diez años. Diciembre adiciembre mi padre celebraba su cumpleañoscon una comilona en <strong>la</strong> casa familiar.Prolongaban con tab<strong>la</strong>s <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong>l comedorhasta <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> y llegaban hermanos, so -brinos, primos, amigos. Mi madre trajinabasin <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día anterior. Servíanmole, carnitas, frijoles ayocotes <strong>de</strong> mi tíaClemencia, tinto <strong>de</strong>l Marqués <strong>de</strong>l Riscal.Los niños comíamos en <strong>la</strong> cocina y jugába -mos en el patio con los triciclos.A <strong>la</strong> hora <strong>de</strong>l coñac y el café empezabanlos discursos enalteciendo a mi padre y <strong>la</strong>s<strong>de</strong>c<strong>la</strong>maciones <strong>de</strong> los tíos: “El seminarista <strong>de</strong>los ojos negros”, “El cristo <strong>de</strong> mi cabecera”,el “Idilio” <strong>de</strong> Gaspar Núñez <strong>de</strong> Arce.En <strong>la</strong>s vísperas <strong>de</strong> una <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s celebracionesmi padre me llevó a su <strong>de</strong>spacho,en secreto.—El día <strong>de</strong> mi cumpleaños tú vas a <strong>de</strong> -cir unas pa<strong>la</strong>bras en mi honor —me dijosacudiendo el índice, sonriente.Temblé.—¿Yo? ¿Frente a toda <strong>la</strong> gente?—No te apures, ya te escribí tu discurso.Lo único que tienes que hacer es aprendértelo<strong>de</strong> memoria y <strong>de</strong>cirlo cuando yo tel<strong>la</strong>me al comedor. Pero es muy importanteque lo hagas como si te saliera <strong>de</strong>l alma.Despacito. Haciendo pausas, dudando unpoco. Que parezca que a ti se te ocurre enese momento…Germán DehesaProtesté. Estaba a punto <strong>de</strong> llorar.—No voy a po<strong>de</strong>r, papá. Dile a Armando.—C<strong>la</strong>ro que vas a po<strong>de</strong>r, no faltaba más.—Me revolvió el cabello y me entregó doshojas arrancadas <strong>de</strong> una libreta y escritas alápiz con su letra horrible. —Lo que sí esque no se lo digas a nadie, ni a tus hermanos.Es un secreto entre nosotros dos.Me pasé todo un día memorizando elmaldito discurso. Lo repetía. Lo ensayabacon todo y a<strong>de</strong>manes. En <strong>la</strong> noche no po díadormir. Pedía a Dios que no llegara nuncael cumpleaños <strong>de</strong> mi padre. Que pasarancosas terribles y se suspendiera. Un temblor.Un acci<strong>de</strong>nte. Un ataque al corazón y quese lo llevaran al hospital.No sucedió nada y llegó aquel fatídicodieciocho <strong>de</strong> diciembre.Mi padre rasurándose, talqueándose,vistiéndose <strong>de</strong> traje y corbata.Ya en pleno jolgorio, mientras mis primosme <strong>de</strong>cían <strong>de</strong> cosas por no jugar al bás -quet en el patio <strong>de</strong> atrás, se apareció mi tíaClemencia para anunciar que mi padre mel<strong>la</strong>maba con urgencia.—¡Chentito!Llegué al comedor enorme. Ap<strong>la</strong>udíatodo mundo no sé si porque tío Bernardoterminaba <strong>de</strong> recitar a Amado Nervo o por -que un escuincle como yo iba a pronunciarun discurso. Los mayores sonreían achispadospor el coñac.Tía Serafina arrimó una sil<strong>la</strong> y me hizotreparme para que todos me vieran.Empecé:—Papacito lindo. En este día tan feliz…No lo hacía mal. Me sabía muy bien eldiscurso y lo <strong>de</strong>c<strong>la</strong>maba, tal y como mi pa -dre me lo indicó, fingiendo titubeos y abrien -do pausas verosímiles. Pero ocurrió que enuno <strong>de</strong> esos titubeos tía Serafina, sentadaal pie <strong>de</strong> <strong>la</strong> improvisada tribuna, creyó quemi inseguridad era auténtica y para resolverel apuro empezó a dictarme pa<strong>la</strong>bras y frasesmuy por lo bajo. Que esto y que lo otro.Pensé que si no <strong>de</strong>cía lo que me dictabatía Serafina, el<strong>la</strong> y todos se iban a dar cuen -ta <strong>de</strong> <strong>la</strong> trampa. Entonces traté <strong>de</strong> combinarmi discurso aprendido con sus frases,pero al poco tiempo ya estaba enredado enun nudo verbal. Sus pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s mías sejuntaron para <strong>de</strong>satar un parloteo incoherente,horrible.Empecé a temb<strong>la</strong>r, sudaba. Se me salieron<strong>la</strong>s lágrimas. De un brinco salté <strong>de</strong> <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> y co -rriendo huí <strong>de</strong>l comedor entre ri sas y ap<strong>la</strong> u -sos compasivos <strong>de</strong> los invitados al festejo.—Fue una experiencia que no he olvidadonunca —le dije a Germán Dehesa alconcluir mi confesión.Me miraba con una mueca a punto <strong>de</strong><strong>la</strong> bur<strong>la</strong>.—Des<strong>de</strong> entonces, hab<strong>la</strong>r en públicome resulta un tormento.—Te traumaste —rio por fin como silo que acababa <strong>de</strong> contarle fuera un chiste<strong>de</strong> gallegos.—Por eso llevo papelitos.—Te traumaste —repitió Germán De -hesa. Bebió <strong>de</strong> su whisky y le dio por palmearseel muslo empantalonado mientrasreía y reía.98 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
A través <strong>de</strong>l espejoEl asno salvaje en <strong>la</strong> Biblia (III)Hugo HiriartAdvertencia a <strong>la</strong>s mujeres, proc<strong>la</strong>mada porIsaías el 702, antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> invasión <strong>de</strong>l es -pantoso Senaquerib, rey <strong>de</strong> Asiria e hijo <strong>de</strong>Sargón:Mujeres <strong>de</strong>scuidadas, levántense, oigan[mi voz;mujeres confiadas, presten oído a mi[pa<strong>la</strong>bra.Dentro <strong>de</strong> un año van a temb<strong>la</strong>r, ¡oh[confiadas!,porque se habrá acabado <strong>la</strong> vendimia,<strong>la</strong> cosecha no vendrá.Tiemblen, <strong>de</strong>scuidadas; estremézcanse,[confiadas;<strong>de</strong>spójense, <strong>de</strong>snú<strong>de</strong>nse, cíñanse los[lomos.Se darán golpes <strong>de</strong> pecho, (llorando) por[los hermosos camposy <strong>la</strong>s fértiles viñas.En <strong>la</strong> tierra <strong>de</strong> mi pueblo crecen cardos[y espinas,y aun en casas <strong>de</strong> p<strong>la</strong>cer <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad[alegre.Porque los pa<strong>la</strong>cios están <strong>de</strong>siertos yabandonada está <strong>la</strong> ciudad ruinosa;el Ofel y <strong>la</strong> torre <strong>de</strong> guardiapara siempre convertidas en cuevas,lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>licias para los asnos salvajesy <strong>de</strong> pasto para los ganados.(Isaías 32, 9-14)Este presagio fue <strong>la</strong>nzado en el tiempo<strong>de</strong> <strong>la</strong> vendimia y <strong>de</strong> <strong>la</strong> cosecha: se anuncianque serán <strong>de</strong>vastadas y se exhorta a <strong>la</strong>s mu -jeres a organizarse en duelo. El onagro pas -tando en <strong>la</strong>s casas <strong>de</strong> p<strong>la</strong>cer anuncia <strong>la</strong> <strong>de</strong>so -<strong>la</strong>ción. Ofel es una colina <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad “don<strong>de</strong>estaría <strong>la</strong> torre <strong>de</strong> guardia”. Gran asunto el<strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong>vastada que tienta a <strong>la</strong>s másvigorosas “imaginaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> catástrofe”:¿qué pintor o escritor podría tratarlo en to -da su amplitud y hondura? ¿Qué música<strong>de</strong> fondo podría ilustrarlo?En el siguiente escrito <strong>de</strong> Jeremías (2,20-29) se confiere al onagro una significación<strong>de</strong> segundo grado: el asno salvaje es -tará por una mujer sensual e ingobernable,y esta mujer a su vez será Israel que hasido infiel a Yahvéh y se ha entregado a susamantes. Los amantes son los ídolos, losbaales. Ésta es una buena muestra <strong>de</strong> <strong>la</strong> vo -luptuosidad <strong>de</strong> lo pavoroso, <strong>de</strong> poesía <strong>de</strong><strong>la</strong> indignación.Porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antiguo quebrantaste tu[yugo,rompiste tus coyundasy dijiste: no serviré;pues sobre todo col<strong>la</strong>do altoy bajo todo árbol frondosote acostaste y te prostituiste.Ba<strong>la</strong>am y el ángel en <strong>la</strong> Biblia hebreaY yo te p<strong>la</strong>nté <strong>de</strong> vid generosa,toda el<strong>la</strong> <strong>de</strong> legítimos p<strong>la</strong>ntones.¿Cómo, pues, te me has convertidoen sarmientos <strong>de</strong>generados <strong>de</strong> vid[ajena?Pues aunque te <strong>la</strong>ves con nitro,por mucha lejía que emplees,permanecerá marcada tu iniquidad[ante mí,oráculo <strong>de</strong>l señor, Yahvéh.¿Cómo dices: no estoy manchada,no me he ido en pos <strong>de</strong> los baales?Repara tu conducta en el valle,reconoce lo que hiciste,camel<strong>la</strong> joven, ligera, titubeante en tus[caminos.Asna salvaje, habituada al <strong>de</strong>sierto,en el ardor <strong>de</strong> su pasión olfatea el viento;su celo, ¿quién lo reducirá?El que <strong>la</strong> busque no tendrá que fatigarse,<strong>la</strong> hal<strong>la</strong>rá en su mes (<strong>de</strong> celo).RESEÑAS Y NOTAS | 99
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