IIILa riqueza <strong>de</strong> Gatsby, sin hab<strong>la</strong>r jamás <strong>de</strong> negocios, ci -fras y menos aún <strong>de</strong> sus orígenes, es proverbial. De don<strong>de</strong>él viene —sea cual sea ese lugar— sólo <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s fiestaspue<strong>de</strong>n reflejar seriamente <strong>la</strong> riqueza. Son lo únicoque parece garantizar que no sólo se sea rico, sino quese lo parezca.Quien hace una fiesta a lo Gatsby (abriendo <strong>la</strong>s puer -tas <strong>de</strong> su casa a <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocidos o reponiendoel elegante vestido a una mujer que se lo estropeó du -rante alguna <strong>de</strong> <strong>la</strong>s recepciones) comparte y <strong>de</strong>rrochafastuosamente con el único fin <strong>de</strong> mostrar, en el fondo,su <strong>de</strong>sprecio por lo adquirido.Son los años veinte, que el propio Fitzgerald <strong>de</strong>scribieraen su texto Éxito temprano:Las incertidumbres <strong>de</strong> 1919 habían terminado y parecíahaber pocas dudas sobre lo que iba a suce<strong>de</strong>r: los EstadosUnidos estaban por iniciar <strong>la</strong> más gran<strong>de</strong> y l<strong>la</strong>mativa <strong>de</strong> <strong>la</strong>sparrandas <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> historia e iba a haber mucho que con -tar sobre el<strong>la</strong>. Todo este boom dorado flotaba en el aire,con sus enormes generosida<strong>de</strong>s, sus escandalizantes co -rrupciones y su tortuosa batal<strong>la</strong> a muerte, <strong>la</strong> que tendríaque librar el país durante <strong>la</strong> prohibición. Todos los re<strong>la</strong>tosque venían a mi mente tenían un elemento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sastreen ellos…En el ambiente <strong>de</strong> El gran Gatsby están presentestodos estos ingredientes, pero es su capacidad para con -seguir volcarlos en el drama <strong>de</strong> un individuo que persigueinfructuosamente el amor lo que hace que <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>tenga toda <strong>la</strong> energía y valor que ahora se le reconocen.(Empezó, recordémoslo, como un fracaso <strong>de</strong> ventas yterminó como un libro que cada año ven<strong>de</strong> cientos <strong>de</strong>miles <strong>de</strong> ejemp<strong>la</strong>res).Gatsby, por lo <strong>de</strong>más, sabe cómo y para qué di<strong>la</strong>pidaruna fortuna. No quiere permitirse que el dinero compretodo, menos los sueños; y entonces construye una fantasía<strong>de</strong> mansiones, cocteles, manjares y g<strong>la</strong>mour que enalgún momento le <strong>de</strong>be servir <strong>de</strong> puente hacia el amorimposible, Daisy Buchanan.Por su propia formación y el roce social que siempremantuvo, Fitzgerald conocía a los ricos, pero siempresupo que el dinero no alcanzaba para mucho a <strong>la</strong> hora<strong>de</strong> obtener lo verda<strong>de</strong>ramente valioso. Uno <strong>de</strong> sus personajes,Charlie, en el extraordinario re<strong>la</strong>to “Re greso aBabilonia” (tomado en cuenta por Richard Ford en suAntología <strong>de</strong>l cuento norteamericano) sostiene este diálogoesc<strong>la</strong>recedor con un camarero:—Me han dicho que perdió una fortuna cuando se hundió<strong>la</strong> bolsa.—Sí —asintió con amargura—, pero también perdítodo lo que quise cuando subió.—¿Vendiendo a <strong>la</strong> baja?—Más o menos.Es sólo dinero. Gatsby tiene mucho más que eso, elproblema es que tampoco es suficiente en ese mundoartificial e imp<strong>la</strong>cable que lo terminará por <strong>de</strong>rrotar.IVHace unos años, en un bril<strong>la</strong>nte artículo, el escritor es -pañol Antonio Muñoz Molina reexaminaba <strong>la</strong> cercaníaentre Fitzgerald y su personaje:Como a Gatsby, a Scott Fitzgerald <strong>la</strong>s cosas le sucedieronmuy <strong>de</strong>prisa y cuando era muy joven, <strong>de</strong> modo que mu -chas veces al vértigo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento y <strong>la</strong> ganancia se lesuperponía el <strong>de</strong> <strong>la</strong> pérdida, y en el espacio <strong>de</strong> meses secomprimían experiencias que hubieran requerido muchosaños para ser asimi<strong>la</strong>das […] Quería ganar muchísimodinero y llevar <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> una celebridad internacional ytambién quería escribir como Joseph Conrad, cuya gransombra tute<strong>la</strong>r se proyecta sobre El gran Gatsby. Mientras76 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
imaginaba el amor c<strong>la</strong>n<strong>de</strong>stino entre Gatsby y Daisy y e<strong>la</strong>dulterio paralelo <strong>de</strong>l marido <strong>de</strong> el<strong>la</strong> con <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong>l due -ño <strong>de</strong> un garaje ruinoso se enteró <strong>de</strong> que Zelda lo estabaengañando. Su amante era un militar francés…La tentación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar al escritor con su creaciónes siempre gran<strong>de</strong>. La han argumentado <strong>de</strong> diversasformas una pléya<strong>de</strong> <strong>de</strong> escritores y críticos, aunquesiempre quedan <strong>de</strong>masiados cabos sueltos y un toqueespecu<strong>la</strong>tivo difícil <strong>de</strong> confirmar.Ya Hemingway, con quien mantuvo una extrañaamis tad —llena <strong>de</strong> algo parecido a los celos y <strong>de</strong>slealtadpor parte <strong>de</strong>l primero— había dicho (en París era unafiesta) que una noche <strong>de</strong> whiskies Fitzgerald le contó suvida con Zelda, su atormentada y enferma esposa.Dijo que <strong>la</strong> había conocido durante <strong>la</strong> guerra, y que lue -go <strong>la</strong> perdió y <strong>la</strong> reconquistó, y me contó cómo llegaron acasarse, y algo trágico que había ocurrido en Saint-Raphaël,hacía más o menos un año. Aquel<strong>la</strong> primera versión queentonces me contó <strong>de</strong>l enamoramiento <strong>de</strong> Zelda y un avia -dor <strong>de</strong> <strong>la</strong> marina francesa era un re<strong>la</strong>to verda<strong>de</strong>ramentetriste, y me parece que era un re<strong>la</strong>to verídico. Luego mecontó otras varias versiones <strong>de</strong>l hecho, como si lo estuvieraensayando para meterlo en una nove<strong>la</strong>…Pue<strong>de</strong> ser que Gatsby tenga mucho <strong>de</strong> Fitzgerald,<strong>de</strong> sus proyecciones y problemas reales, pero es indudableentonces que el autor <strong>la</strong>s consiguió llevar más allá.Ensayándo<strong>la</strong>s, como propone Hemingway, <strong>la</strong>s puso enun terreno mucho más dura<strong>de</strong>ro y universal.No obstante, puestos a pensar en qué zona <strong>de</strong> su li -teratura se refleja realmente Fitzgerald, Harold Bloomapunta una posibilidad bien distinta. El crítico nos vuel -ve los ojos hacia Tierna es <strong>la</strong> noche, que Fitzgerald imaginócomo su obra maestra, para hacernos reparar enDick Diver, su protagonista, “una pálida criatura si locomparamos con Gatsby”.La trama <strong>de</strong> Tierna es <strong>la</strong> noche ronda por otras vías eltema <strong>de</strong>l fracaso (Diver, un psiquiatra exitoso, y Nicole,su esposa, rica here<strong>de</strong>ra, parecen los más felices <strong>de</strong>l mun -do, pero <strong>de</strong> pronto todo se <strong>de</strong>sploma; Diver terminahundido en el alcoholismo y abandonado por Nicole).Fitzgerald, quien alguna vez había dicho que “no haysegundos actos en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> los americanos”, consiguióque sus principales nove<strong>la</strong>s convivieran a partir <strong>de</strong> esapremisa. Gatsby y Diver no tienen una segunda oportunidad.Tampoco Fitzgerald.Bloom pregunta y respon<strong>de</strong>: “¿Diver es vencido porlos ricos, que tanto lo fascinan, o por sus propias <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s?En forma bastante obvia, Diver es un doble <strong>de</strong>Fitzgerald, cosa que Gatsby no es en absoluto”.Muñoz Molina concluye que “una parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> tragedia<strong>de</strong> Scott Fitzgerald fue el haberse creído <strong>de</strong> co razóntoda <strong>la</strong> impúdica mitología americana sobre el éxi to”.Sin embargo, en cuentos (<strong>de</strong> los muchos que tuvo queescribir para mantenerse) como el citado “Regreso a Ba -bilonia” uno no encuentra por ninguna parte esa credu -lidad que dice Molina. Más bien hay un escepticismoc<strong>la</strong>ro: envueltos en el g<strong>la</strong>mour y <strong>la</strong> riqueza, sus per so -najes saben o por lo menos experimentan cómo <strong>la</strong> mi -seria no está muy lejos.VPeriódicamente, Estados Unidos re<strong>de</strong>scubre a Gatsbycomo su gran héroe literario. “En el siglo XIX —escribióHarold Bloom— nuestro mito nacional era Adánamericano <strong>de</strong> Ralph Waldo Emerson. El sueño americanofue el mito nacional en el siglo XX y Fitzgerald fuesu oficiante principal y el gran satírico <strong>de</strong> ese sueño con -vertido en pesadil<strong>la</strong>”.Y ahí es don<strong>de</strong> <strong>de</strong>staca El gran Gatsby, que viene aser <strong>la</strong> suma dramática <strong>de</strong> una época don<strong>de</strong> el nuevo ricoes <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad, a pesar <strong>de</strong> que en él subyace<strong>la</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y <strong>la</strong> bancarrota que todo el tiempose constatan en <strong>la</strong> realidad.Nadie como Gatsby encarna el éxito vertiginoso yfulgurante, ése que a <strong>la</strong> vuelta <strong>de</strong> <strong>la</strong> esquina le <strong>de</strong>para serel mejor per<strong>de</strong>dor. Porque nada pue<strong>de</strong> evitar que nues -tro personaje fracase a manos <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> “<strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>racióny confusión” que generan Daisy, su amor imposible,y su marido Tom Buchanan.Tom y Daisy —nos cuenta Nick— eran personas <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>radas.Destrozaban cosas y personas y luego sere fugiaban <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> su dinero o <strong>de</strong> su inmensa <strong>de</strong>sconsi -<strong>de</strong>ración, o <strong>de</strong> lo que los unía, fuera lo que fuera, y <strong>de</strong>ja -ban que otros limpiaran <strong>la</strong> suciedad que ellos <strong>de</strong>jaban…Es <strong>la</strong> pequeñez <strong>de</strong> éstos <strong>la</strong> que vence al gran Gatsby.Toda <strong>la</strong> energía, encanto, dinero y <strong>de</strong>cisión suyas no sonsuficientes para evitar su <strong>de</strong>rrota. La lección, difícil <strong>de</strong>apren<strong>de</strong>r en medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> fiesta y sus oropeles, es que en<strong>la</strong> vida pue<strong>de</strong> tenerse todo sin tener nada realmente.Tiene que ser así para que <strong>de</strong> ahí emerja <strong>la</strong> voz <strong>de</strong>Nick Carraway <strong>de</strong>scribiendo, muy al inicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>,eso que él reconoce en Gatsby como “un don extraor -dinario para <strong>la</strong> esperanza, una disponibilidad románticacomo nunca he conocido en nadie y como probablementeno volveré a encontrar… Al final, resultó comoes <strong>de</strong>bido. Fue lo que lo <strong>de</strong>voraba, el polvo viciado que<strong>de</strong>jaban sus sueños, lo que por un tiempo acabó con miinterés por los pesares inútiles y los entusiasmos insignificantes<strong>de</strong> los seres humanos”.Vislumbrar esa condición, hacernos pensar en lo quehay más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>rrota, es su gran victoria.ELTRIUNFO DESDE LA DERROTA | 77
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