York”, Bell siempre fue, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>izquierda, un mo<strong>de</strong>rado, orgulloso <strong>de</strong>ser un menche vique, es <strong>de</strong>cir, alguien que,estando en mi noría, casi siempre opta porel mal menor. Como polemista antibolchevique,es <strong>de</strong> cir, como crítico intransigente<strong>de</strong>l comunismo soviético en sus va -riantes ortodoxas y heterodoxas, rusas oeuropeas, Bell fue uno <strong>de</strong> los más convincentesy creativos.En ello, sin embargo y por fortuna, nofue el único. En lo que Bell sí resultó ser ca -si el único fue en sus aproximaciones a uno<strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s misterios <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia, só -lo atisbado antes por Joseph Schumpeter,el <strong>de</strong> por qué el capitalismo es el único sistemaque propicia, premia, tolera y pa<strong>de</strong>ce<strong>la</strong> crítica permanente y <strong>de</strong>sleal, necesaria y<strong>de</strong>structiva, <strong>de</strong> sus intelectuales. Contra loque pensaban Gramsci y otros marxistas,en condiciones liberales y <strong>de</strong>mocráticas (queno van juntas ni pegadas, nos advertía Bell),el capitalismo es avaro en <strong>la</strong> confección <strong>de</strong>intelectuales orgánicos dispuestos a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlocon <strong>la</strong> persistencia o <strong>la</strong> ignominia tancomún en el viejo absolutismo o en los mo -<strong>de</strong>rnos estados totalitarios. Bell <strong>de</strong>scartaba<strong>la</strong> explicación conspiratoria, holística y en elfondo archiprocapitalista, que afirma queesa oposición <strong>de</strong> los intelectuales es fingida,una artimaña maestra diseñada para en -gañar a <strong>la</strong> opinión pública (o al pueblo o alproletariado) y perpetuar <strong>la</strong> dominación y<strong>la</strong> servidumbre.No, <strong>de</strong>cía Bell en Las contradicciones cul -turales <strong>de</strong>l capitalismo, el odio <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismoy <strong>de</strong> <strong>la</strong> vanguardia contra <strong>la</strong> burguesíaha sido sincero y letal tanto como lofue el aborrecimiento que los burguesessentían por los artistas radicales y los bo -hemios inmoralistas. Tan es así que el sigloXX vio morir a muchísimos intelectuales,atrincherados en el fascismo y en el comunismo,combatiendo <strong>de</strong>cidamente a <strong>la</strong> so -ciedad liberal, <strong>de</strong>mocrática, capitalista.No recurre Bell a teorías psicológicasco mo aquel<strong>la</strong> que hab<strong>la</strong>, quizá con razón,<strong>de</strong>l auto<strong>de</strong>sprecio sentido por los letrados.Tam poco ofrece una solución “científica”al asun to. En Las contradicciones culturales<strong>de</strong>l capitalismo —que es también una lección<strong>de</strong> crítica literaria aplicada— hab<strong>la</strong>,precisamente, <strong>de</strong> una contradicción inherenteal capitalismo, entre su extrema racio -nalidad económica y el irracionalismo <strong>de</strong>sus intelectuales. La sociedad contemporánea,advierte Bell, no pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rsecomo una nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> Dickens en que todose conecta gracias, tautológicamente, a <strong>la</strong>totalidad. Estudiando, sobre todo, a Es -tados Unidos en los años cincuenta y se -senta <strong>de</strong>l siglo XX, Bell <strong>de</strong>nunció el irracionalismo<strong>de</strong> <strong>la</strong> contracultura y su creencia<strong>de</strong> que toda experiencia es arte. Pero pese ano ocultar sus preferencias estéticas conser -vadoras y su preocupación por <strong>la</strong> sacralida<strong>de</strong>n extinción, Bell, a diferencia <strong>de</strong> otrosamigos suyos que hicieron el viaje comple -to <strong>de</strong>l marxismo al neoconservadurismo,nunca abandonó <strong>la</strong> noción liberal <strong>de</strong> losór<strong>de</strong>nes autonómos: el prejuicio i<strong>de</strong>ológico,como el religioso, <strong>de</strong>be limitarse a <strong>la</strong> es -fera privada y nunca ha <strong>de</strong> aventurarse co -mo norma colectiva. El mo<strong>de</strong>rnismo, esetipo <strong>de</strong> arte capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir <strong>la</strong> mímesisaristotélica, <strong>de</strong>bía frenar su osadía y no creerque su culto por lo absurdo, <strong>la</strong> alucinacióny lo <strong>de</strong>moniaco <strong>de</strong>berían convertirse, <strong>de</strong>l to -do, en educación pública. Ese mundo <strong>de</strong><strong>la</strong>s vanguardias que según aquel<strong>la</strong> puntadatan inquietante <strong>de</strong> Virginia Woolf se inició,más o menos, en diciembre <strong>de</strong> 1910, es tam -bién una época histórica que finalizó sin ha -berse dado el gusto <strong>de</strong>l apocalipsis.Alcanzó a vivir Bell más <strong>de</strong> noventa añosen plena luci<strong>de</strong>z. Le tocó ver <strong>de</strong>shacerse porcompleto, en 1989, a <strong>la</strong>s contradiccionesculturales <strong>de</strong>l marxismo, alcanzó a observaral mo<strong>de</strong>rnismo puesto en <strong>la</strong> picota porlos profesores postmo<strong>de</strong>rnistas, ajustó suspronósticos sobre <strong>la</strong> edad <strong>de</strong> <strong>la</strong> informaciónante el nuevo imperio <strong>de</strong> <strong>la</strong> fibra óptica.Que daban vigentes, insistió, muchas <strong>de</strong> <strong>la</strong>scontradicciones mo<strong>de</strong>rnas. Con su muerte,ocurrida en febrero <strong>de</strong> 2011 en Cambridge,Massachusetts, se acaba, figuradamente, al -go <strong>de</strong>l futuro. Miro lo que acabo <strong>de</strong> escribiry estoy tentado a borrarlo: Da niel Bell justamente,nos previno, a los in telectuales, <strong>de</strong>nuestra ten<strong>de</strong>ncia a <strong>de</strong>cir y firmar frases apo -calípticas, que regu<strong>la</strong>rmen te son un comien -zo inapropiado y un pé si mo final.Daniel Bell102 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
La página vivaLa señal <strong>de</strong> una fugaz miradaJosé <strong>de</strong> <strong>la</strong> ColinaAÑO NUEVOA LA VITAEstaba so<strong>la</strong>. Al pasar, en una estación <strong>de</strong>l me -tro <strong>de</strong> París vi que daban <strong>la</strong>s doce <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche.Era muy <strong>de</strong>sgraciada; por otras cosas. Las lá -grimas comenzaron a correr, silenciosas.Me miraba. Era un negro. Íbamos los doscolgados, frente a frente. Me miraba con ter -nura, queriéndome conso<strong>la</strong>r. Extraños, sinpa <strong>la</strong>bras. La mirada es lo más profundo quehay. Sostuvo sus ojos fijos en los míos hastaque <strong>la</strong>s lágrimas se secaron. En <strong>la</strong> siguienteestación, bajó.Inés Arredondo, Río subterráneo,editorial Joaquín Mortiz, 1979***A Inés Amelia Camelo Arredondo (Culiacán,Sinaloa, 1928-Ciudad <strong>de</strong> México,1989), que al inventarse en escritora <strong>de</strong>cidióadoptar el nom <strong>de</strong> plume Inés Arredondo,le interesaba escribir historias vividas oimaginadas que sucediesen, no en el merotexto, sino entre el texto y el lector, y en <strong>la</strong>sque hubiera una señal implícita que expresara,el<strong>la</strong> <strong>de</strong>cía, el misterio y lo sagrado <strong>de</strong><strong>la</strong>s comunes o difíciles re<strong>la</strong>ciones entre losseres humanos. Y esta virtud <strong>la</strong> ejemp<strong>la</strong>riza“Año Nuevo”, un re<strong>la</strong>to que no ofrecemás historia narrada que <strong>la</strong> <strong>de</strong> un fugaz y a<strong>la</strong> vez intenso intercambio <strong>de</strong> miradas.Que yo sepa, hubo por lo menos dos mo -dos <strong>de</strong> este re<strong>la</strong>to cuya señal vibra, implícita,bajo <strong>la</strong> verbal línea <strong>de</strong> flotación, y que in -vita, ¿o <strong>de</strong>safía?, a que <strong>la</strong> interprete el lector.El primer modo <strong>de</strong> “Año Nuevo” fuesólo una anécdota en el curso <strong>de</strong> un marginal,espontáneo re<strong>la</strong>to oral <strong>de</strong> Inés en una<strong>de</strong> <strong>la</strong>s tar<strong>de</strong>s sabatinas <strong>de</strong> los años sesenta enque el<strong>la</strong>, Tomás Segovia, Juan García Pon -ce, Huberto Batis, Juan Vicente Melo, Ga -briel Zaid, Isabel Fraire y yo nos reuníamosen una salita recóndita <strong>de</strong> <strong>la</strong> Casa <strong>de</strong>l Lago<strong>de</strong> Chapultepec a i<strong>de</strong>ar otro número <strong>de</strong> <strong>la</strong><strong>Revista</strong> Mexicana <strong>de</strong> Literatura, fundada porFuentes y Carballo, continuada por A<strong>la</strong>torrey Segovia, y en su tercera etapa, por no -sotros bajo <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong> García Ponce y<strong>la</strong> administración <strong>de</strong> Zaid.Apenas había acabado Inés <strong>de</strong> contarnosuna experiencia suya vivida en el metro<strong>de</strong> París, Melo se medio irguió <strong>de</strong>l sillónen el que acostumbraba mantener <strong>la</strong> horizontalidadaun durante <strong>la</strong>s más animadas<strong>de</strong> nuestras reuniones, y exc<strong>la</strong>mó:—¡Es un cuento genial/sensual, mama -cita, y tienes que escribirlo!(Para Juan Vicente todo aquello que loemocionase era “genial/sensual”).Aunque todos nos unimos a <strong>la</strong> exaltación<strong>de</strong> Melo, Inés susurró como en unaactitud a <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensiva:—Pero si no suce<strong>de</strong> nada, no es más queun momento, sólo una anécdota, y no se meocurre cómo <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r<strong>la</strong> literariamente.Y Juan García Ponce sentenció:—Inés, así como lo has contado ya esun cuento bue-ní-si-mo. Escríbelo tal cual,y te prohibo que lo eches a per<strong>de</strong>r “<strong>de</strong>sarro -llándolo literariamente”.El segundo modo <strong>de</strong>l breve re<strong>la</strong>to (noun minicuento, que es cosa <strong>de</strong> otras “le -yes” genéricas y que se pondría en boga endécadas posteriores) apareció publicado unosmeses, ¿o años?, <strong>de</strong>spués en alguna revista oen algún suplemento <strong>de</strong> un periódico, y lue -go en el segundo <strong>de</strong> los tres libros <strong>de</strong> cuentos<strong>de</strong> Inés: Río subterráneo, <strong>de</strong> 1979. Laautora había transcrito el suceso tal comonos lo había narrado oral y coloquialmente.Sólo había añadido <strong>la</strong> frase <strong>de</strong> comentariointerno (“La mirada es lo más profundo quehay”), <strong>la</strong> sonrisueña <strong>de</strong>dicatoria en italiano(“A <strong>la</strong> Vita”) y el título, “Año Nuevo”,que ya es el comienzo <strong>de</strong>l re<strong>la</strong>to, pues lositúa en una no precisada fecha ritual y enun “ambiente”. Y pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que todoel breve texto, en cuya aparente l<strong>la</strong>neza hayuna vibración emotiva que se prolonga másallá <strong>de</strong> lo sucintamente narrado, es una se -ñal que el lector <strong>de</strong>be interpretar. (Señal:pa<strong>la</strong>bra dilecta <strong>de</strong> Inés. Su primer libro <strong>de</strong>cuentos se tituló La señal ).En “Año Nuevo” no hay más acción nimás humana re<strong>la</strong>ción que ese silencioso, so -lidario diálogo <strong>de</strong> miradas entre dos perso -najes mutuamente <strong>de</strong>sconocidos, uno <strong>de</strong> loscuales asume en primera persona <strong>la</strong> funciónnarrativa. En realidad, <strong>la</strong>s dos miradas vienena ser una so<strong>la</strong>: <strong>la</strong> intercambiada fugazmirada <strong>de</strong> íntima solidaridad que se ha bríaextinguido en lo no narrado si Inés, bus -cadora <strong>de</strong> señales interrogativas más quesignificantes, no <strong>la</strong> hubiera transcrito en untranquilo y a <strong>la</strong> vez tenso re<strong>la</strong>to.RESEÑAS Y NOTAS | 103
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