er para soportar a <strong>la</strong> gente sobria, pero no es el centro<strong>de</strong>l asunto. Si tuviera que <strong>de</strong>finir el asunto <strong>de</strong> <strong>la</strong> no ve<strong>la</strong>,diría que es más bien <strong>la</strong> me<strong>la</strong>ncolía, <strong>la</strong> tristeza por elmundo perdido, <strong>la</strong> orfandad como centro <strong>de</strong>l mundo,<strong>la</strong>s mujeres que nos dan vida se van y cuando se van noqueda nada. El hombre cobar<strong>de</strong> siempre a resguardo <strong>de</strong>lmundo femenino. El hombre solo. Creo que el hombrees un ser acci<strong>de</strong>ntal.Alguien que te conoce, al leer <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> <strong>de</strong>scubre ciertas afi -nida<strong>de</strong>s entre el autor y el personaje, Domingo. Por lo ge -neral, un escritor interca<strong>la</strong> su propia experiencia en <strong>la</strong>s his to -rias que re<strong>la</strong>ta. ¿Hay algo <strong>de</strong> autobiografía en Mis mujeresmuertas?El libro parte <strong>de</strong> una anécdota real, nunca pu<strong>de</strong> llevar<strong>la</strong> loza a <strong>la</strong> tumba <strong>de</strong> mi madre. La loza <strong>de</strong>cía: “Elfin no es más que el principio”. Pero el panteón estabamuy lejos: Jardines <strong>de</strong>l Recuerdo. Entonces yo tenía quesubir a mi auto y manejar hasta T<strong>la</strong>lnepant<strong>la</strong>. Me tardétres años, luego me fui a vivir a Berlín y en el quinto añodije: “Es hora <strong>de</strong> llevar <strong>la</strong> loza —que estaba en <strong>la</strong> cajue<strong>la</strong><strong>de</strong> mi auto—”. Pero, dije: “No, no puedo, es muy le jos”.Y Yo<strong>la</strong>nda, mi mujer, dijo: “Tu madre no pue<strong>de</strong> estarsin una inscripción en su tumba. A<strong>de</strong>más tú eres escritor”.Y el<strong>la</strong> llevó <strong>la</strong> loza, ¿sabes?La pérdida <strong>de</strong> mi madre, como <strong>la</strong> futura pérdida <strong>de</strong>mi mujer —yo no voy a morir, yo creo ser un eterno—,me perturban. Lo peor es cuando <strong>la</strong> gente que quieresse muere, entonces comienza <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra vida que es<strong>la</strong> vida <strong>de</strong> <strong>la</strong> soledad. Ése es el centro <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, no <strong>la</strong>ebriedad. La ebriedad es un acci<strong>de</strong>nte.¿Cuál fue el reto <strong>de</strong> tras<strong>la</strong>dar tu propia experiencia a <strong>la</strong>literatura?Lo primero que un escritor <strong>de</strong>be hacer es no transcribirliteralmente su propia vida. Al contrario, huir <strong>de</strong>el<strong>la</strong>. Lo que suce<strong>de</strong> es que <strong>la</strong> vida se te impone comouna voluntad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, como <strong>la</strong> cosa en sí, diría Shopenhauer<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Kant. Hay que huir <strong>de</strong> lo que másquieres, tar<strong>de</strong> o temprano te alcanzará. Y en Mis mujeresmuertas no traté <strong>de</strong> escribir mi vida ni <strong>la</strong> <strong>de</strong> mi madre,pero se me impuso, como en Hotel D.F., mi nove<strong>la</strong> an -terior, el Distrito Fe<strong>de</strong>ral se te impone, no es un tema.El que trate al Distrito Fe<strong>de</strong>ral como un tema es un pe -dante y un arrogante. Una ciudad tan monstruosa nopue<strong>de</strong> ser narrada, sólo sufrida, se te impone. El únicoescritor que <strong>la</strong> ha logrado narrar es Carlos Fuentes enLa región más transparente, pero todavía era una ciudadnarrable. Este monstruo yo lo l<strong>la</strong>mo una ma<strong>la</strong> broma <strong>de</strong>Dios. No pue<strong>de</strong> ser narrado, sólo sufrido.En varias <strong>de</strong> tus nove<strong>la</strong>s es protagonista <strong>la</strong> ciudad.Porque era más joven. Cuando eres joven eres ex -perto en cometer estupi<strong>de</strong>ces. No sé dón<strong>de</strong> leí, si enuna revista <strong>de</strong> modas o en el avión, una frase que <strong>de</strong>cía:“Una vez que comienzo a hacer el ridículo, no puedoterminar”. Y el joven cree que pue<strong>de</strong> vivir y narrar unaciudad, pero es justamente ese entusiasmo el principio<strong>de</strong>l fin. El entusiasmo es el veneno. Alguna vez en un li -bro <strong>de</strong> aforismos que escribí por <strong>de</strong>svergonzado —aho rasoy un hombre pudoroso— escribí que el movimien toes el principio <strong>de</strong>l mal. Hoy en día estoy por <strong>la</strong> mediocridad,por <strong>la</strong> tranquilidad, por el alejamiento.Quizá por eso en el libro sobresale <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> escritoresrusos: Dostoievski, Chéjov y algún asomo <strong>de</strong> Nabókov, yaque el personaje <strong>de</strong> Isolda, una adolescente que observa aDomingo, podría acercarse a una ninfa como Lolita, aun -que en esta historia no hay indicios <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ción erótica.No creo que haya mujeres jóvenes ni viejas. La mujersiempre es <strong>la</strong> misma mujer: tu hermana, tu madre, tuamante, tu abue<strong>la</strong>, tu hija, es una y <strong>la</strong> misma mujer. Do -mingo lo <strong>de</strong>ja c<strong>la</strong>ro. Hay un momento en que el perso-72 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
naje conoce a una adolescente y dice: “No sé cómo co -municarme con una adolescente”. Pero con una mujerno requieres comunicarte, <strong>la</strong> mujer es el mundo. Yo creoque es el principio y el fin. Y el ser me<strong>la</strong>ncólico, el hom -bre ebrio y sentimental que es Domingo, podría ser per -sonaje <strong>de</strong> cualquier escritor ruso. Siempre digo que <strong>la</strong>literatura se divi<strong>de</strong> en literatura rusa y todo lo <strong>de</strong>más.El escritor que tiene alma rusa es me<strong>la</strong>ncólico, sentimental,siempre piensa que <strong>la</strong> <strong>de</strong>sgracia priva sobre eléxito; es un hombre llorón y cobar<strong>de</strong>, pero al mismotiempo es el hombre más fuerte que existe porque no eshipócrita, no es cortés, no es un hombre civil. No meimagino a un diplomático ruso.Dices que el alcoholismo no es el tema <strong>de</strong> tu nove<strong>la</strong>.No hab<strong>la</strong>ría <strong>de</strong> alcoholismo, hab<strong>la</strong>ría <strong>de</strong> ebriedad,porque pareciera que el alcoholismo es una enfermedad.Hay peores drogas. La bolsa <strong>de</strong> valores es peor que eltable dance en Tai<strong>la</strong>ndia. La ebriedad es un vehículo <strong>de</strong>conocimiento. Un hombre tiene <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>struirse así mismo mientras no haga daño a los otros. No creo que<strong>la</strong> ebriedad sea un mal. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r sí es un mal. Laebriedad es un camino para estar contigo mismo. Yo nosoy ebrio, yo bebo. Por <strong>de</strong>sgracia no soy ebrio. Si me pre -guntaras qué quiero ser: un ebrio simpático o un escritorfamoso, preferiría ser un ebrio simpático.Por <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción que haces en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, pareciera queconoces <strong>de</strong> primera mano lo que es el estado <strong>de</strong> ebriedad.Porque tengo amigos borrachos. Todos los escritoresson borrachos. Fitzgerald, el escritor norteamericano, <strong>de</strong> -cía: “El escritor tiene que apren<strong>de</strong>r a estar ebrio todoslos días. Y, sin embargo, no per<strong>de</strong>r ni luci<strong>de</strong>z ni reflejos”.¿Tú lo has logrado?No, no, yo no bebo tanto. Mis vicios son otros.¿Cuáles?Ésos no se reve<strong>la</strong>n.La nove<strong>la</strong> también cuestiona <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> familia a tra -vés <strong>de</strong> Domingo y sus hermanos, un médico y un abogado.Peter Sloterdijk, el filósofo alemán, <strong>de</strong>cía que los mé -dicos con una mano te enseñan al diablo y en <strong>la</strong> otra tie -nen un cuchillo para operarte. Hay un cuestionamientotambién a <strong>la</strong> abogacía, al <strong>de</strong>recho. Hay dos profesionesque tendrían que servir para hacer el bien, ser médicoy ser abogado. Creo que los médicos y los abogados hoyen día son los hijos <strong>de</strong>l diablo. No he conocido un solomé dico bueno ni un buen abogado. Ayer estaba viendo—porque yo veo ya <strong>la</strong> tele, hago zapping—… En lugar<strong>de</strong> tomar pastil<strong>la</strong>s para dormir hago zapping. Estabavien do por novena vez <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> Buenos muchachos,GoodFel<strong>la</strong>s, y no recordaba que hay un cómico muy fa -moso que hace un chiste. Dice: “Mi médico me dio seismeses <strong>de</strong> vida. Como no podía pagarle, me dio otrosseis”. Y yo digo que si algún médico me or<strong>de</strong>na <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>beber, me busco a uno que me diga lo contrario. Nun -ca se ponen <strong>de</strong> acuerdo, ni los médicos ni los abogados.Son justamente <strong>la</strong> encarnación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Kafka.“Domingo era un hombre pobre. ¿Tenía que <strong>la</strong> men -tarse <strong>de</strong> eso? La pobreza da seguridad; ¿a qué más pue<strong>de</strong>temérsele cuando se vive con tanta pobreza y tan buenay nutritiva amargura? Había sido un sacrificio colosalpara Domingo reunir un dinero extra y cubrir así los ho -norarios <strong>de</strong>l escultor, pues <strong>la</strong> cantidad que había heredado<strong>de</strong> su mujer apenas si le permitiría mal vivir porunos meses. Muerta <strong>la</strong> madre y también muerta su mu -jer, ¿faltaba una <strong>de</strong>sgracia más para convertirse en unhombre pru<strong>de</strong>nte? Domingo gruñía, y sus quejas eranmás bien estertores: ‘Los ahorros, qué vanidad, qué ab -surdo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> a<strong>la</strong>rgar <strong>la</strong> vida más allá <strong>de</strong> lo necesario;cobardía, ausencia <strong>de</strong> piedad; pero no tengo más remedio,se almacena el whisky, se almacenan también <strong>la</strong>s mo -nedas, <strong>de</strong> algo servirá’. Nada <strong>de</strong> eso: Domingo era el pri -mero en traicionar sus convicciones. Las convicciones,vaya con eso, <strong>la</strong>s famosas convicciones. ¿Cómo gozabaél <strong>de</strong> su moral incompleta”.P<strong>la</strong>tícanos <strong>de</strong> <strong>la</strong> moral incompleta <strong>de</strong> Domingo, ¿cómo es -tá eso?La nove<strong>la</strong> es un hecho moral. No hay nove<strong>la</strong>s no mo -rales. Incluso <strong>la</strong> ciencia tiene una dirección moral. Pue -<strong>de</strong> ser un moralista o una moraleja, pero toda nove<strong>la</strong> esconsecuencia <strong>de</strong> una moral. Por eso Nietzsche en su obraMás allá <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal quería insta<strong>la</strong>rse en un mun -do que trascendiera a <strong>la</strong> moral, pero no pue<strong>de</strong> ser. La no -ve<strong>la</strong> es una moral, lo que pasa es que hay quien lo reconocey quien no. Hay escritores que piensan que hacernove<strong>la</strong>s es una cuestión <strong>de</strong> ciencia o <strong>de</strong> trabajo o <strong>de</strong> oficio.No. Para mí una nove<strong>la</strong> es <strong>la</strong> consecuencia <strong>de</strong> unavida, <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal, y <strong>de</strong> <strong>la</strong> moral.Y finalmente <strong>de</strong> eso va esta nove<strong>la</strong> que quizá nos abreciertos horizontes para enten<strong>de</strong>r mejor el alma humana.Tú sabes que el lector completa <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, es muydifícil tener distancia. Decía Cioran que el escritor no tie -ne que explicar <strong>de</strong>masiado sus nove<strong>la</strong>s a riesgo <strong>de</strong> convertirseen científico. Las nove<strong>la</strong>s no pue<strong>de</strong>n ser explicadas,<strong>de</strong>ben ser leídas. Lo que yo digo <strong>de</strong> mis nove<strong>la</strong>ses a posteriori, es una opinión más.“Para cierta c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> hombres cumplir una misiónresulta completamente imposible. Y qué va a importar si<strong>la</strong> misión es sencil<strong>la</strong> o no requiere más que <strong>de</strong> unas cuan -tas horas para llevarse a cabo; el solo hecho <strong>de</strong> asumir unaresponsabilidad los paraliza y vuelve su vida un constante<strong>la</strong>mento”. Así comienza Mis mujeres muertas, <strong>de</strong>Guillermo Fadanelli.LAS MUJERES MUERTAS | 73
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