Aun no estoy muerto

Genesis no se conceden bajas por motivos familiares ni hay tiempo para las
familias. Trabajamos de noche, los fines de semana y todas las fiestas de
guardar. Y luego, por lo general, recogemos los bártulos y nos marchamos
para trabajar más. Así son las cosas.
Por desgracia, la grabación de The Lamb casi coincide con la gira de The
Lamb, así que en el mundo de Genesis todo es aún más frenético de lo habitual.
Teniendo en cuenta el caos y el coste del espectáculo, durante la gira Andy y
Joely no pueden acompañarme ni de lejos tanto como nos gustaría. Desde el
comienzo de nuestra relación ella se ve obligada a estar sola. Desde el primer
día es una viuda del rock’n’roll. Sin embargo, por lo que recuerdo esto no
parece afectar a Mike o a Tony ni a sus parejas; parecen omnipresentes. Quizá
no me mostré lo suficientemente firme.
Logramos escapar del abismo de Epsom y nos mudamos a una casa en
Queen Anne’s Grove, en Ealing. Pero tenemos que esperar hasta el año
siguiente, hasta el final de la gira de The Lamb, para casarnos, lo que hacemos
en el registro de East Acton. La hermosa novia va vestida de blanco, el novio
lleva un clavel, la barba muy bien recortada y unas flamantes zapatillas
Converse All Star, compradas para la ocasión. Cómo no, no hay tiempo para la
luna de miel.
Mientras tanto, ahora que Peter se ha ido, Genesis aún tiene que resolver el
espinoso problema de encontrar un cantante. Ponemos un anuncio en el
Melody Maker: «Se busca cantante para grupo tipo Genesis», y de esta manera,
esperamos, guardamos con ingenio el secreto, al tiempo que despistamos a la
prensa.
Dice la leyenda que recibimos cuatrocientas respuestas por el anuncio. No
me creo esa cifra, aunque tal vez la oficina de Tony Smith fuera muy eficiente
al separar el grano de la paja.
Lo que sí sé es que recibimos a todo tipo de gente. Cintas a montones. Tipos
que cantan nuestros discos. Que tocan la guitarra de nuestras canciones. Tipos
que tocan un poco el piano, un poco esto, un poco lo otro. Algunas personas
envían cintas de ellos cantando a Frank Sinatra o Pink Floyd. Antes de
comenzar las audiciones reducimos los candidatos a un puñado presentable.
Al mismo tiempo, nos resguardamos en el sótano de Maurice Plaquet, en
Churchfield Road, East Acton, lugar que conozco de mis breves lecciones de
batería. Nos sumergimos en la composición del séptimo álbum del grupo, el
primero en el que somos cuatro, aunque al principio Steve se ausenta para dar
los toques finales a su primer álbum en solitario, Voyage of the Acolyte. Tengo