Aun no estoy muerto

en todas partes.
El origen de esa canción se encuentra en Washington D. C., cuando Genesis
tocó en el Robert F. Kennedy Memorial Stadium durante la gira de Invisible
Touch. Aterrizamos procedentes de Pittsburgh en medio de la nieve y en el
trayecto desde el aeropuerto le pregunto a Myron (predicador, además de
nuestro chófer, un buen hombre que se convierte en un buen amigo) acerca de
esas cajas de cartón alineadas en las aceras a la sombra del edificio del
Capitolio.
—Sin techo —responde.
Me quedo de piedra. ¿Tantísimas personas sin hogar, tan cerca de toda esa
riqueza y poder? Es una imagen que echa raíces en mi mente. Comienzo a
fijarme en las cajas (las casas de quienes no tienen casa) allí donde tocamos.
Por todo el mundo las organizaciones benéficas en favor de los sin techo me
piden usar Another Day In Paradise en sus campañas. Mucho más tarde,
filmamos los ensayos de la gira Both Sides Of The World de 1994 y 1995, que
realizamos en el Working Men’s Club de Chiddingfold, y vendemos el vídeo
durante la misma gira. Todas las ganancias van a los albergues locales de cada
lugar durante esa gira de trece meses y ciento sesenta y nueve actuaciones.
Estas organizaciones también recaudan durante los conciertos y yo contribuyo
con la misma suma que aporta el público. Es el comienzo de una importante
relación.
Si esto es hacer «política», así es como prefiero hacerla: con una «p» muy
minúscula. Hasta este día todos los derechos de autor que gano en Sudáfrica se
quedan ahí. Van a la Topsy Foundation, que trabaja con los pobres afectados
por el VIH en las zonas rurales del país.
De vuelta en el mundo del pop-rock de 1989 y 1990, se desata el frenesí.
Another Day In Paradise no llega solo a los «fans de Phil Collins», sino que se
convierte en una de esas canciones que suenan siempre en la radio y que todos
parecen tener.
También he estado ocupado en otra parte. En 1989 por fin tengo la
oportunidad de intentar seguir los pasos del gran Keith Moon. Pete Townshend
no había necesitado mis servicios tras la muerte de Keith en 1978, pero este
año al fin me uno a los Who para representar de nuevo Tommy en dos
actuaciones especiales. En el Universal Amphitheatre de Los Ángeles y en el
Royal Albert Hall de Londres, asumo el papel del poco fiable Tío Ernie, a
quien interpretó el propio Moon por primera vez.
En estas actuaciones doy todo lo que tengo. Pud y yo nos aplicamos a fondo