Aun no estoy muerto

epente me dominan de nuevo las emociones relacionadas con la
responsabilidad de ser padre y el amor paterno. Estoy contemplando a mi
familia, pero también contemplo el mundo donde va a crecer Lily.
Estas ideas se reflejan en las canciones que he estado componiendo. Another
Day In Paradise, That’s Just The Way It Is (en ambas va a participar el
maravilloso David Crosby, que canta conmigo), Colours y Heat On The Street:
cuatro canciones de compromiso político y social sobre, respectivamente, los
sin techo, el apartheid, el conflicto en Irlanda del Norte y los disturbios
urbanos. Es fácil adivinar mi estado de ánimo por mi expresión en la portada,
que, como siempre, solo muestra mi rostro. Llevo mis emociones, y mi
seriedad, a flor de carátula.
Aun así, cuando miro ahora esa portada, pienso: «¿A qué viene esa cara tan
larga, Phil? ¿Acaso presentías que se avecinaba una tormenta emocional?».
Al hacer estas raras incursiones en temas sociales, quería seguir sonando a
mí mismo. No quería recordar a Paul McCartney cuando grabó Angry, un tanto
inseguro y sin apenas comprometerse.
Tras el Live Aid recibí la invitación de ir la granja de Paul, en East Sussex, a
tocar en su nuevo álbum. No sabía qué estaba buscando, salvo que Hugh
Padgham, el productor de este disco de McCartney, le había sugerido a Paul
que yo participara para dar fuerza a la música.
Pete Townshend también recibió la llamada, así que él y yo acudimos para
participar en lo que se convertiría en Press to Play, el álbum de Macca de
1986. Soy reacio a utilizar esa espantosa expresión ochentera de «rock
concienciado», pero los tres somos hombres de mundo modernos,
comprometidos y maduros. Todos hemos dado la vuelta a la manzana y hemos
estado en algunos de los principales estadios del planeta. Nosotros, músicos
millonarios, lo sabemos todo acerca de la desesperación, la pobreza y la
injusticia. Cómo no íbamos a saberlo. Todos hemos participado en el Live Aid.
En el estudio Macca declara:
—Cuando estaba en el Live Aid, me sentí enfadado. Y quería escribir una
canción acerca de eso. Tuve la sensación de que debía sentirme enfadado por
algo. Por eso escribí esta canción. Se llama Angry.
En el mejor de los casos, se puede decir que es una actitud muy sesentera. Yo
me quedo pensando: «O estás comprometido con algo en concreto o no lo
estás». Me cae bien McCartney (fue un ídolo de mi juventud), pero tiene
algunos problemas peculiares. Cuando estás hablando con él, es muy
consciente de ser un Beatle y de que eso debe de ser difícil para quien se dirige