Aun no estoy muerto

planetarias, un interludio a lo music-hall titulado Jupiter: Bringer of Jollity, y
tengo un papel relevante en Space Child. Howard y Blaikley nos cambian el
nombre a Flaming Youth, una expresión tomada de un discurso de Franklin D.
Roosevelt. «El temperamento de nuestra ardiente juventud se ha vuelto más
impaciente, más crítico, más desafiante. La ardiente juventud se ha convertido
en la ardiente cuestión», afirmó el trigésimo segundo presidente de Estados
Unidos ante el Young Democratic Club de Baltimore en 1936.
Ark 2 se da a conocer mediante un ardid publicitario: el lanzamiento tiene
lugar en el Planetario de Londres. Los modernos sesenteros se presentan a
pares. A estas alturas ya estoy medio muerto de vergüenza ante esta
ultrafabulosa pseudopsicodelia; es pretenciosa y caricaturesca. A mí, testarudo
joven de dieciocho años, también me irrita la tendencia de Howard y Blaikley
de tratarnos como si fuéramos su creación, un cuarteto prefabricado cuya
existencia se debe a ellos.
No obstante, nos llevamos una agradable sorpresa y el álbum recibe buenas
críticas. En el Melody Maker incluso llega a ser el Álbum del Mes en octubre
de 1969 («música adulta bellamente interpretada con armonías agradables y
precisas») y consigue superar el otro lanzamiento notable del mes, Led
Zeppelin II. No será la última vez que me acusen de estropearle algo a Led
Zeppelin.
Tiene incluso cierto éxito internacional. Bueno, a los holandeses les gusta,
tanto que Flaming Youth viaja a Ámsterdam a grabar una actuación de cinco
canciones. Es la primera vez que salgo al extranjero, la primera vez que actúo
en una pantalla, pero no es la primera vez que toco de verdad ante las cámaras:
en realidad, solo fingimos que tocamos.
En Ámsterdam Howard y Blaikley nos llevan a sus locales favoritos, que
nos deparan sus propias sorpresas, como mi primer encuentro con un travesti.
Y yo que pensaba que había marcha en Londres: la capital de Holanda no tiene
nada que envidiarle. A pesar de mis reservas acerca de la música que nos
vemos obligados a tocar, no puedo negar que Ark 2 me está llevando a mundos
nuevos e interesantes.
Aun así, a pesar de las buenas reseñas y del entusiasmo de los holandeses,
Ark 2 apenas cambia la fortuna de Flaming Youth. Ensayamos hasta que se nos
pone la cara morada y concebimos una nueva dirección que recuerda los
arreglos pop de Yes. Pero también somos un buen conjunto de rock y lo que se
nos da mejor es tocar sobre el escenario. Sin embargo, cada vez actuamos
menos y menos y los conciertos que damos tienen dos mitades: la primera