REVISTA INGENIERÍA DEL MANTENIMIENTO EN CANARIAS
Edición número 12 de la REVISTA INGENIERÍA DEL MANTENIMIENTO EN CANARIAS
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Sistemas de Clima
Radiante.
Vuelta a la
Actualidad
Elías Casañas Rodríguez
Ingeniería Canaria de
Ahorro Energético
INCANAE
Elena Casañas Quintana
Técnico comercial en el
departamento internacional
AQUATHERM GMBH
1. INTRODUCCIÓN
Desde hace unos años se ha demostrado
que el confort térmico en el interior de
los edificios está estrechamente relacionado
con el bienestar, el rendimiento
laboral e, incluso, el estado de ánimo
de las personas que lo habitan. Hoy en día, el ser humano
pasa un 75% de su tiempo en espacios cerrados.
Es por eso, que tener un ambiente saludable y
un buen clima en dichos espacios se ha convertido
en algo fundamental.
Hasta ahora, para acondicionar un local, se han
utilizado mayoritariamente sistemas de climatización
convencionales, tales como los sistemas de
todo aire, fan coils o splits. Todos ellos son capaces
de vencer las necesidades térmicas del local. No
obstante, pueden llegar a ocasionar malestar al generar
molestas corrientes de aire, movimiento de
polvo y sequedad en el ambiente, por no hablar de
su gran consumo energético. Por eso, por el avance
de la tecnología y, sobre todo, por las recomendaciones
contra el cambio climático, actualmente en
muchos países se está optando por rescatar los sistemas
de climatización radiante, conocidos desde
hace muchos años pero poco utilizados en los últimos
tiempos.
2. CLIMATIZACIÓN RADIANTE
¿Pero qué significa climatización radiante? Son
sistemas que utilizan agua como fluido caloportador.
Su función es calentar o enfriar una superficie
(bien sea el suelo, las paredes o el techo) para
intercambiar energía con el ambiente. Su objetivo
es ceder o quitar calor al ambiente por medio de
radiación. Además, se pueden utilizar los mismos
circuitos para calefacción o para refrigeración.
En modo refrigeración, la energía térmica se
intercambia mediante la transferencia de calor
radiante entre las cargas de calor presentes en el
espacio y la superficie enfriada. La energía es irradiada
de los objetos, personas, equipos y luces y,
a su vez, absorbida por la superficie fría. En modo
de calefacción, sucede lo contrario. La energía se
transfiere de la superficie calentada, siendo esta
absorbida por los objetos y las personas.
Dado que el agua es mejor transmisor de calor
que el aire y que las superficies de contacto son elevadas,
para alcanzar el mismo grado de confort, los
sistemas radiantes funcionan a temperaturas más
elevadas en verano (26°C) y más reducidas en invierno
(20°C). Esto se traduce en una reducción del
consumo energético y de las emisiones de CO 2 .
El confort térmico de un local viene determinado
por tres factores: la temperatura, la humedad y
la ventilación y velocidad del aire. Mientras la climatización
radiante se encarga de vencer la carga de
calor sensible del local, un sistema de tratamiento
de aire es fundamental para poder vencer la carga
latente generada por la humedad en el ambiente y
las personas, así como proporcionar una calidad de
aire adecuada.
No obstante, cuando se trata de refrigerar, sigue
habiendo un gran miedo y escepticismo. Es cierto
que en zonas climáticas más húmedas, el sistema
debe tratar con más cuidado, pero con un buen diseño
y control de la instalación, estas dificultades
se pueden evitar. Por eso, el continuo control de la
humedad específica en un sistema de enfriamiento
radiante garantiza que la temperatura de la superficie
siempre esté por encima el punto de rocío,
evitando así condensaciones en paredes, techos y
suelos.
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INGENIERÍA DEL MANTENIMIENTO EN CANARIAS - N.º 12 - 2019