Els mapes del territori de Catalunya durant dos-cents anys, 1600-1800

vieron a publicarse –tal como la primera– en la imprenta Plantin,
que en aquel momento ya estaba regentada por Jan Moretus,
yerno del fundador, que desde 1599 dirigía esta prestigiosa casa
editorial.
Para una relación detallada de las diferentes ediciones del
Theatrum Orbis Terrarum en que fue publicada esta planta del
Principado se debe consultar la documentación que acompaña
a la lámina 2 del catálogo.
Si, hasta aquí, la edición de un mismo mapa de Cataluña
en dos versiones tipográficas muy diferentes ha quedado más o
menos aclarada, pese al nivel de hipótesis en que todavía han
quedado algunos puntos, una nueva noticia, datada el día 12 de
abril de 1606 y publicada en el Dietari del Antich Consell Barceloní
(edición que iniciaron Frederic Schwartz i Luna y Francesc
Carreras i Candi entre 1892 y 1927 y que se continuó en 1965),
se añade al tema:
“DIMECRES XII” [abril de 1606] “En aquest die los deputats
trameteren als consellers una mappa de Cathalunya
que ara de nou per orde dels dits deputats se es impresa en
Italia y un altre ne han trames al virrey”. 21 [En este día los
diputados entregaron a los consejeros un mapa de Cataluña
que ahora de nuevo por orden de dichos diputados se ha
impreso en Italia, y han enviado otro al virrey].
El mismo concejal del Ayuntamiento de Barcelona, Carreras
i Candi, reproduce el año 1919 esta frase en un artículo dedicado
a la cartografía catalana. 22 Y la comenta en el sentido de
que se trata de un error “del qual no se n’ha de treure conseqüències
negatives” [del cual no hay que sacar consecuencias
negativas] cuando se afirma que el mencionado mapa que recibieron
los consejeros municipales había sido impreso en Italia,
ya que según su parecer debía tratarse del lote de cincuenta
ejemplares que la corporación de la Generalitat de Catalunya
adquirió el 6 de junio del año anterior por valor de 150 libras
barcelonesas –reproducido más arriba– y que había salido de
las prensas de Vrients en Amberes.
Josep Iglésies, en su también citado trabajo sobre el manuscrito
del padre jesuita Pere Gil, hace mención de esta frase, aunque
se extraña de que Carrreras i Candi no preste atención a
la expresión “ara de nou” [ahora de nuevo], hecho que le sugiere
una alusión a una impresión anterior. 23
Otro punto a comentar para reflexionar sobre el significado
de este corto texto escrito por el funcionario que redactaba las
actas municipales, nos lo proporciona el hecho de que Carreras
i Candi niegue, sin paliativos, que se tratara de una pieza impresa
en Italia. Probablemente, no; no lo era. Pero no se puede descartar
del todo la idea de que ya se empezara a hablar del proyecto
de publicar una edición en lengua italiana del Theatrum Orbis
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Terrarum, en la que se había de incluir el mapa de Cataluña
que ya conocemos de ediciones anteriores y que efectivamente
vio la luz en 1608. Pero no fue precisamente Italia su lugar de
impresión, sino que, como en otras ocasiones, fue “In Anversa,
apresso Giovanni Bapta. Vrintio”. Tal vez se pueda aceptar como
explicación de las palabras de este corto texto municipal que la
descripción geográfico-histórica del padre Diago, que ya hemos
comentado, hubiera sido traducida ya a la lengua toscana, y ocupara
el verso del mapa de Cataluña que recibieron los consejeros
del consistorio barcelonés y el virrey el día 12 de abril de
1606 de parte de los diputados de la Diputación del General o
Generalitat.
Aun así, no hay que descartar la posibilidad que se tratara
de un mapa que no tuviera nada que ver con el de Vrients.
Reflexiones finales
Si para juzgar el nivel cartográfico alcanzado por las plantas
de Cataluña en los inicios de la cartografía impresa tomásemos
como punto de referencia esta versión del Principado
suscrita por Vrients, el resultado sería ciertamente satisfactorio.
Está claro que nos encontramos ante un documento que fue
elaborado sobre el terreno, sin ser copiado desde las dependencias
de un taller de cartógrafos situado en otro país; y eso se
nota. También porque las personas que intervinieron en él, aparte
de ser buenos cartógrafos y de conocer bien el territorio, eran
buenos artistas, buenos dibujantes, buenos grabadores y buenos
impresores. No fue ciertamente por nada que su perfil, la
escala y en buena parte la toponimia sirvieron de base a cartógrafos
tan ilustres como Mercator (1611) y Blaeu (1634) en la
inclusión en sus atlas de la imagen del territorio catalán. Este
empuje inicial, sin embargo, no tuvo, en términos generales,
demasiada continuidad. El perfil y contenido del mapa del editor
Vrients, compartido con el que impuso la escuela sansoniana,
se fue repitiendo a lo largo de los años. A menudo no se
incluían las actualizaciones –caso de la pérdida de los territorios
transpirenaicos o bien el de los límites de las veguerías–, y
en otros casos se publicaron versiones de una calidad inferior a
la de algunos mapas precedentes.
A pesar de ello, debemos excluir de esta conclusión trabajos
como los de Aparici (1720, 1765), del conde de Darnius (1726)
–por citar, tan sólo, dos muy significativos–, que sí que aportaron
novedades y mejoras en la interpretación del territorio de
Cataluña.
Montserrat Galera i Monegal
Responsable de la Cartoteca de Catalunya
Institut Cartogràfic de Catalunya
21. Manual de Novells Ardits vulgarment apellat Dietari del Antich Consell Barceloní, vol. VIII, 1603-1609, pág. 268.
22. CARRERAS Y CANDI, FRANCESCH: “Cartografia catalana”, Butlletí del Centre Excursionista de Catalunya, marzo-julio 1919, pág. 51-74 [pág. 73].
23. IGLÉSIES, JOSEP: Pere Gil, S. I. Libre primer de la historia Cathalana en lo qual se tracta de Historia o descripció natural, ço es de cosas naturals de Cathaluña.
Según el manuscrito inédito del Seminari Episcopal de Barcelona, 1949, pág. 89.