LA FILOSOFÍA EN BOLIVIA - andes
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Consecuentemente con su indigenismo, Tamayo se mostraba contrario al<br />
"Humanitarismo". "Ideal de la humanidad" — decía. "Eso es una irrealidad que no ha existido<br />
nunca sino como un producto artificial y falso del romanticismo francés".<br />
Se oponía en consecuencia al moralismo enfermizo" aprendido de los ideólogos franceses"<br />
y que no sirve sino para debilitar a los hombres. Influido por Nietzsche, Tamayo afirmaba que ese<br />
moralismo no hacía sino adormecer nuestras energías y esclavizar nuestro espíritu. Y predicaba la<br />
necesidad de aprender a luchar y vencer —"única ciencia que es capaz de engrandecer una<br />
nación",— casi como lo haría Mussolini dos lustros más tarde.<br />
Condensaba sus ideas a este respecto en los siguientes términos: "El nuevo oráculo<br />
déIfico que habrá que grabar sobre la portada de nuestras escuelas, no será el de hacéos sabios<br />
sino el de hacéos fuertes. Esta es la solución del problema total de la vida; éste es el sentido del<br />
siglo en que vivimos; ésta es la realidad de las cosas como las practican las más gr<strong>andes</strong> naciones<br />
del pasado y del presente".<br />
Ante las supervaloraciones de lo mestizo y de los indígenas que encontramos en Franz<br />
Tamayo, parece oportuno recordar las ideas que otro grande escritor boliviano, Gabriel René<br />
Moreno, tenía al respecto y que eran radicalmente opuestas.<br />
Gabriel René Moreno escribió entre 1864 y 1908 una serie de obras excelentes. Era un<br />
escritor de la más pura estirpe castellana y es considerado como el Príncipe de las letras<br />
nacionales. Nacido en Santa Cruz, donde la sangre española se ha conservado casi sin mezcla,<br />
Moreno tenía odio por indios y mestizos.<br />
"Esa raza de cobre — decía refiriéndose al indio — ha rendido ya sus pruebas<br />
secularmente. Su poder y su civilización no resistieron en el imperio peruano al primer contacto del<br />
poder y civilización de un grupo de blancos aventureros. Su herencia es hoy para nosotros nada.<br />
Ningún nuevo factor, ni uno sólo ha aportado esa raza a la cultura ni al concurso de la actividad<br />
moderna. El indio incásico no sirve para nada. Pero, eso sí — y aquí la funesta deformidad—<br />
representa en Bolivia una fuerza viviente, una masa de resistencia pasiva, una induración concreta<br />
en las vísceras del organismo social".<br />
He aquí algunos juicios de Moreno sobre los mestizos: "Los mestizos con su tórax<br />
levantado por los apetitos y su espíritu uncido por instinto al proselitismo del caudillaje, representan<br />
en la especie humana una variedad subalterna, que corresponde a una degeneración confusa de la<br />
impetuosidad española y del apocamiento indígena". "¿Cabe alimaña más dañina en la sociedad<br />
que el cholo abogado, ni gato montés más rapaz y bravío que el cholo mandón? La propensión de<br />
la casta tiende como es notorio al ocio, a la reyerta, al servilismo y a la intriga, gérmenes del<br />
bochinche y del caudillaje; bien así como de otro lado, la estupidez y amilanamiento del indio<br />
incásico se amoldan a punto para perpetuar en la sociedad el despotismo".<br />
Moreno pensaba consecuentemente, que los indios y los cholos estaban destinados a<br />
sucumbir frente a los blancos.<br />
JAIME M<strong>EN</strong>DOZA<br />
Por caminos diferentes, Jaime Mendoza llegó más tarde a afirmaciones semejantes a las<br />
de Tamayo acerca de la influencia de lo telúrico sobre la nacionalidad. Jaime Mendoza, médico,<br />
novelista de gran prestigio (Rubén Darío lo llamó el Gorki boliviano), se consagró a estudios<br />
histórico-geográficos. Sostenía que la aparición de Bolivia como entidad política independiente, a<br />
pesar de los designios de Bolívar que quería anexarla al Perú, se debió al imperativo geográfico. El<br />
macizo andino, que había hecho surgir la milenaria cultura de Tiahuanacu, que sirvió de base a la<br />
Gobernación de Nueva Toledo, y a la Audiencia de Charcas, impuso también la existencia de<br />
Bolivia como un producto de la necesidad geográfica.<br />
Jaime Mendoza pensaba que el macizo andino, de la misma manera que había actuado en<br />
la vida política de la nación, había influído en la formación del alma de sus pobladores. El paisaje<br />
modela los espíritus como modela los cuerpos, según él.<br />
Y como Tamayo, aunque no con la energía polémica de éste, afirmó Jaime Mendoza que<br />
lo fundamental en la realidad boliviana era lo indígena. El indio era para Jaime Mendoza la<br />
encarnación del propio espíritu andino.<br />
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