LA FILOSOFÍA EN BOLIVIA - andes
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era un servicio de orden público y que el indio, ser indolente e improductivo, debía ser obligado a<br />
prestarlo, para su beneficio propio y para beneficio del Estado.<br />
Villava replicó con un nuevo escrito, del cual son las siguientes palabras, cuyo eco ha<br />
venido resonando en todo el curso de nuestra historia: "El indio no es para mí tan incomprensible,<br />
porque todo lo que observo en él son consecuencias precisas de su miseria, de su opresión, de su<br />
desconfianza y en iguales circunstancias se puede, a golpe seguro, asentar que lo mismo sería<br />
cualquier hombre".<br />
Otro trabajo escribió Villava en 1797. Que fue la manifestación más alta de su<br />
pensamiento. Se titulaba Apuntes para la reforma de España, en que proponía medidas políticas y<br />
económicas destinadas a transformar la vida de la metrópoli y de sus colonias "sin trastorno del<br />
gobierno monárquico ni de la religión", como rezaba el propio título. Ese trabajo circuló manuscrito<br />
y fue impreso en Buenos Aires solamente en 1882.<br />
Proponía Villava la reorganización de España, de sus colonias, como único medio de evitar<br />
los trastornos que el régimen político de la época había de producir. El inteligente fiscal veía<br />
aproximarse la revolución que rondaba los pueblos americanos y buscaba la manera de conjurar la<br />
tremenda amenaza.<br />
No era republicano pero creía que el pueblo debía elegir representantes en el gobierno<br />
encargados de dictar leyes, crear impuestos y controlar la inversión de éstos.<br />
Para las colonias americanas indicaba la conveniencia de suprimir los virreyes y de<br />
someterlas a la autoridad de audiencias compuestas tanto de españoles como de americanos,<br />
evitándose así la absorción que los españoles hacían de todas las funciones públicas.<br />
Gabriel René Moreno se ha ocupado en Los últimos días coloniales de este libro de Villava<br />
y a él pertenecen las frases que hemos transcrito, al terminar el capítulo anterior, en las cuales se<br />
hace una crítica del escolasticismo predominante en la Universidad de Chuquisaca, en esa época.<br />
Villava murió en Chuquisaca, donde había vivido durante once años, en 1802. Su<br />
pensamiento y el ejemplo de su noble vida, ejercieron una enorme influencia, y es por eso que<br />
Ricardo Levene ha podido llamarlo, con justicia, "precursor de la emancipación de América”.<br />
9.<br />
EL PADRE FEIJOO Y <strong>LA</strong> DECAD<strong>EN</strong>CIA DE <strong>LA</strong><br />
ESCOLÁSTICA ALTOPERUANA<br />
A principios del siglo XIX, el escolasticismo se encontraba ya en la Universidad de<br />
Chuquisaca en franco descrédito. Los universitarios y los catedráticos de la ciudad audiencial<br />
habían llegado a convencerse de la inutilidad del verbalismo y de las especulaciones peripatéticas.<br />
Y aspiraban a la libertad espiritual que les permitiera asimilar las nuevas producciones del<br />
pensamiento humano, cuyos descubrimientos no podían haberles pasado inadvertidos.<br />
Diversas influencias intelectuales, ejerciendo su acción desde algún tiempo atrás, habían<br />
creado ese estado de espíritu.<br />
Principalmente, el pensamiento del padre Feijoo, que había tenido en el Alto Perú una<br />
difusión casi tan grande como la que había alcanzado en toda Europa, y luego el conocimiento de<br />
las obras de los enciclopedistas que leían, sobre todo, los estudiantes de la Universidad.<br />
La influencia del padre Feijoo fue la más antigua de las indicadas. Los libros voluminosos<br />
del célebre benedictino circulaban en el Alto Perú, como en toda América, pasando de mano en<br />
mano, rodeados del más vivo interés.<br />
El más conocido fue el que llevaba como título Teatro crítico universal, para desengaño de<br />
errores comunes. Constaba de ocho volúmenes, habiéndose publicado el primero en 1726 y el<br />
último en 1740. Todavía hoy son interesantes sus páginas que el tiempo ha vuelto amarillentas sin<br />
lograr envejecerlas.<br />
El padre Feijoo fue el exponente más amable del humanismo español. El Teatro crítico<br />
tiene algo de los Ensayos de Montaigne, en la abundante erudición, en la curiosidad por todos los<br />
problemas humanos, aunque el escepticismo feijoniano está lejos del que profesaba el profundo<br />
pensador gascón.<br />
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