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LA FILOSOFÍA EN BOLIVIA - andes

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La ética era, para Mora, “la aplicación de la razón a la conducta moral del hombre". Los<br />

actos voluntarios, a su juicio, suponían la inteligencia. A la razón correspondía la regulación de los<br />

apetitos así como la función de orientar los actos humanos.<br />

Para él, la esencia de lo moral no era el interés, como sostenía la escuela utilitarista, sino<br />

el amor a la humanidad. "Convengamos, pues — decía — en que el principio de sociabilidad<br />

fomenta el amor a la humanidad, que le sirve de fundamento y que este amor es el móvil principal,<br />

es la perfección moral".<br />

Siendo la responsabilidad un supuesto necesario de la acción ética, Mora concluía que ella<br />

presuponía la libertad de la voluntad. Contra los partidarios del determinismo, argumentaba en los<br />

siguientes términos: "No siendo el hombre una máquina, necesariamente sus determinaciones han<br />

de fundarse en motivos; pero de aquí no se infiere que el motivo más fuerte lo ha de arrastrar sin<br />

remedio. Supongamos a un hombre en igualdad exacta de dos motivos opuestos; se decidirá por<br />

uno de los dos, sin embargo, de que el otro es exactamente igual. Luego no es la fuerza del motivo<br />

la que la impele: es otra fuerza superior, que no puede ser otra que la libertad".<br />

De la existencia del mundo moral, ascendía Mora a la afirmación de la existencia de Dios.<br />

"El orden moral está en dependencia directa de Dios, Dios es el actor de todo bien".<br />

Finalmente, declaraba que "todas las nociones morales que adquirimos confirman la<br />

necesidad del castigo y de las remuneraciones". Y de ahí, concluía que era un hecho la existencia<br />

de la vida futura.<br />

Las ideas jurídicas de Mora lo aproximaban a las doctrinas de Rousseau. Desde luego,<br />

reconocía que las leyes del derecho natural eran manifestaciones del orden universal creado por<br />

Dios. Aceptaba la existencia de un estado natural anterior al estado civil del hombre. En el estado<br />

natural, los derechos del hombre eran: la propia defensa, el uso de las cosas irracionales, la<br />

libertad y el culto a Dios. El paso del estado natural al estado civil se hizo en virtud de un pacto.<br />

"¿Cuáles debieron ser las condiciones de ese pacto primitivo?" se preguntaba Mora y respondía:<br />

"Si (el hombre) sacrificó su independencia fue a cambio de la seguridad, fue exigiendo que se<br />

respetase su vida, su propiedad como él res: petaba la vida y la propiedad de los otros". Los<br />

derechos dentro de la sociedad civil eran: la libertad, la igualdad y la propiedad.<br />

La libertad civil, diferente de la natural, era según él la manifestación más valiosa del<br />

progreso social. "El hombre más civilizado es el más libre" — decía.<br />

La igualdad era también un producto del pacto social. En el estado natural "todo es para el<br />

que ha abusado de su fuerza; para el débil no hay nada". Sólo en el estado civil puede<br />

establecerse el equilibrio y la igualdad entre los hombres.<br />

En cuanto a la propiedad era un derecho condicionado por la obligación del trabajo, según<br />

Mora. "Porque no siendo la propiedad establecida sino en bien de la sociedad y no pudiendo nacer<br />

este bien sino del trabajo, faltando éste falta la base de la institución ".<br />

El Curso de lógica según la escuela de Edimburgo fue re-impreso en La Paz en 1848.<br />

En el discurso preliminar explicaba Mora las finalidades del libro diciendo que "no fue su<br />

intento sacar disputadores astutos, ni difusos razonadores, ni teóricos sistemáticos; sino indicar a<br />

sus alumnos el camino que conduce al descubrimiento de la verdad por medio de un conocimiento<br />

claro y metódico de los instrumentos que la providencia nos ha dado para adquirirla".<br />

Refiriéndose a la tendencia filosófica del curso, el autor decía: “Se ha preferido un sistema<br />

tan moderado en sus principios, como profundo en sus observaciones: sistema abrazado por una<br />

serie de hombres eminentes que de él han sacado los tesoros de luz que han vertido en diferentes<br />

ramos de ilustración. Tal es la escuela de Dugald Stewart, Reid, Smith y otros, a la que se ha dado<br />

el nombre de Escuela de Edimburgo".<br />

El 5 de diciembre de 1834 pronunció Mora un discurso en la Universidad de La Paz, en su<br />

calidad de catedrático de literatura, inaugurando el curso de esa materia.<br />

En dicho discurso se refería a la importancia de la literatura, expresando que ésta toma el<br />

trabajo intelectual del hombre y las manifestaciones de su actividad espiritual "para trasladarlos a la<br />

sociedad y plantarlos en ella como gérmenes inagotables de vida y de riqueza".<br />

Después de afirmar que el siglo XIX no era un siglo de ilusiones sino de realidades, decía:<br />

"La literatura nivelándose con el progreso general de la ilustración no se limita a la observancia<br />

práctica de algunos documentos sino que, hermanándose con la filosofía, busca en los mismos<br />

secretos de la racionalidad, la causa de sus aciertos".<br />

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