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LA FILOSOFÍA EN BOLIVIA - andes

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Cuando se produjeron en Chuquisaca los hechos precursores de la revolución libertadora,<br />

Zudáñez se puso frente a Pizarro y luchó — como él mismo decía en un escrito presentado al<br />

Virrey del Perú, desde la cárcel del Callao — contra "el plan de desorganización adoptado por el<br />

Excmo. Señor Pizarro y sus poderosos aliados para separar de la metrópoli la mejor parte de la<br />

América del Sur y entregarla a la potencia extranjera que pretendía sin embozo dominamos,<br />

trastornando el derecho de nuestro carísimo Fernando VII".<br />

Pero la lucha de Zudáñez no fue puramente curialesca. En la gesta de mayo de 1809 fue<br />

uno de los principales actores. En realidad la prisión de Zudáñez, ordenada por Pizarro la noche<br />

del 25 de mayo, fue el hecho que precipitó la revolución que estaba para estallar. Arrancado esa<br />

noche de las manos de Pizarro por el pueblo, se convirtió en caudillo de éste. "Inmediatamente de<br />

verse libre dicho Zudáñez — declara un testigo — creció aquel tumulto por influjo de éste y de<br />

otros que acaudillaban los pelotones de gente". Cuando días después las fuerzas realistas<br />

comandadas por el Gobernador Intendente de Potosí se aproximaban a Chuquisaca, "Zudáñez a<br />

caballo se entraba a las casas a citar a sus habitantes a efecto de que saliesen a defender la<br />

patria". Y la vehemencia de su espíritu en esos momentos la prueba el hecho de que "dio la orden<br />

de que inmediatamente que se oyese un cañonazo en el canto de San Roque, que sería la señal<br />

de la entrada de este señor intendente a aquella ciudad, se le pegaran cuatro balazos al<br />

Excelentísimo Señor Presidente por los que servían la guardia, haciéndose él responsable de las<br />

resultas con su cabeza".<br />

* * *<br />

Siete meses después de esos sucesos, llegó a Chuquisaca el Mariscal Nieto y dio<br />

comienzo a sus atropellos contra los autores de la revolución. Jaime de Zudáñez fue encarcelado<br />

juntamente con su hermano Manuel, que murió víctima de los malos tratos y sufrimientos de la<br />

prisión. De Chuquisaca, por orden de Nieto, fue Jaime de Zudáñez conducido enfermo a Lima. De<br />

ahí nació su odio por Nieto a quien calificaba pocos días después como "el infame Nieto", "el<br />

atropellador de todos los derechos, profanador del santuario de las leyes".<br />

En el Perú, el Virrey Abascal, en vez de mantenerlo, en Lima, lo hizo encerrar en el Castillo<br />

de Callao. El rencor de Zudáñez contra el Virrey se exteriorizó cuando en su calidad de Ministro<br />

interino de Relaciones Exteriores, en mayo de 1813, redactó el manifiesto del Gobierno de Chile a<br />

las naciones americanas con motivo de la incautación de la fragata Flama, diciendo: "Entre éstos<br />

(agentes del despotismo) don José Fernando Abascal y Souza, Virrey de Lima, aspirando a ocupar<br />

un lugar distinguido en la triste historia de la América meridional, rompe el muro sagrado que<br />

limitaba su poder; sopla el fuego devorador de la discordia en los espíritus turbulentos y genios<br />

incultos que ignoran los verdaderos intereses de la nación; introduce la guerra civil en las<br />

deliciosas provincias del Alto Perú y Quito y las inunda de sangre. La carnicería no distingue<br />

persona, sexo ni edad; se sacrifican víctimas inocentes, sin número y la iniquidad protegida del<br />

engaño, de la perfidia y de la fuerza, arranca los laureles consagrados al mérito y a la virtud. Este<br />

conjunto de rasgos que llorará la América por mucho tiempo es obra digna del corazón del Virrey<br />

Abascal, a quien colocará la posteridad en la nomenclatura odiosa de los devastadores de la<br />

especie humana".<br />

En enero de 1811, consiguió Zudáñez el pasaporte para viajar en un buque que conducía<br />

tropas a Quilca. Pero en vez de irse de ese puerto a Chuquisaca, que dominaban los españoles se<br />

trasladó a Santiago de Chile, desde donde dirigió una carta a la Junta Gubernativa del Río de La<br />

Plata que conviene conocer, porque revela el temperamento de Zudáñez, y que decía así:<br />

"Víctima del despotismo más desenfrenado por el largo espacio de diez y ocho meses, la<br />

eterna providencia que vela en la conservación del inocente oprimido, me arrancó por fin de las<br />

garras del brutal Maximino del Perú. Remitido como reo de alta traición desde la ciudad de La<br />

Plata, mi patria, a disposición de ese tirano, por su digno aliado el infame Nieto (en despique de<br />

haberlo ordenado V. E. nos despachase a esa ciudad de Buenos Aires a mi finado hermano el<br />

doctor Manuel Zudáñez y a mí con d decoro correspondiente) tuvo el bárbaro placer de retenerme<br />

tres meses en el Castillo de San Felipe del Callao y cuatro en la ciudad de Lima, pagándome la<br />

ridícula asignación alimenticia de seis reales diarios que me señaló Nieto.<br />

"Los cortos auxilios de mi familia (a pesar de haber quedado enteramente arruinada) y la<br />

bondad de algunos amigos frustraron la intención de Abascal de que falleciese en la miseria,<br />

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