La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V

Esta situación no se ve bien… Fuego seguramente ya
presionó al Caballero de la Muerte hasta su límite y lo hizo
volverse loco.
Comencé a sentirme irritado conmigo mismo. ¿Cómo
pude olvidarme de preguntarle a Pink si la espada era uno de
sus objetos, y si tenía o no alguna habilidad especial?
Lo que era aun peor era que la habilidad de combate de
Fuego no era tan buena como la de Hielo, así que
definitivamente no podría vencer al Caballero de la Muerte.
Por suerte, Fuego no era lo suficientemente tonto como
para combatir uno contra uno con el Caballero de la Muerte.
Con solo un movimiento de su mano, Fuego dio la señal al bien
entrenado pelotón para que rodee al Caballero de la Muerte en
grupos. Dos de ellos caminaron dentro del circulo y, junto con
Fuego, formaron un triangulo rodeando al Caballero de la
Muerte justo en el centro.
¡Buen trabajo! Aplaudí secretamente en mi corazón.
Primeramente, el círculo prevenía que el Caballero de la Muerte
se escape cuando esté perdiendo en la batalla como la última
vez. Al mismo tiempo, servía al propósito de proteger a los
espectadores, aunque ninguno de ellos estaba en la plaza.
Seguramente, la multitud ya fue dispersada por Fuego. Sin
embargo, había un buen número de casas civiles cerca. Para el
Caballero de la Muerte, estas casas civiles no eran más que
modelos hechos de papel. Sería terrible que él llegara a romper
los muros y a tomar a los civiles de adentro como rehenes.
Aunque elogié el modo en que Fuego estaba manejando
las cosas, el Caballero de la Muerte parecía estar aun más
enojado por esta acción. Las flamas en sus ojos se sacudieron
caóticamente mientras rugía. “¡Sinvergüenza, eres un
sinvergüenza! ¡No mereces ser un caballero santo!”
Al escuchar eso fruncí el ceño en mi corazón, pensé,
¿Tendrá este Caballero de la Muerte una conexión con nosotros
los caballeros santos?
Para la mayoría de la gente, si ellos vieran un
comportamiento que no sea justo ni ético ellos dirían que ese
comportamiento no es digno de un “caballero”. Probablemente
no especificarían que ese comportamiento no es digno de un
“caballero santo”. Esto es porque, a excepción de la diferencia
en su lealtad, básicamente no hay diferencia en el protocolo de
cómo debe comportarse un caballero y un caballero santo. Se
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