La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V
La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V
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lanquear la piel, no quería perder tiempo, quería ir a desahogar<br />
mi resentimiento en el muerto viviente.<br />
Gracias a la Diosa que no empecé a secarme todavía.<br />
<strong>La</strong> mascarilla corporal cuando esta todavía húmeda y<br />
goteando es definitivamente diez veces más fácil de quitar que<br />
la mascarilla corporal ya seca. Si no me creen, la próxima vez<br />
que tengan tiempo, tomen un poco de pegamento y espárzanlo<br />
por su cuerpo, y comparen cual parte es más fácil de quitar ¿<strong>La</strong><br />
húmeda? O ¿<strong>La</strong> seca?<br />
(Un concejo: Yo, el <strong>Caballero</strong> <strong>Sol</strong>, he sido<br />
especialmente entrenado; si no fueron entrenados, bien… no<br />
seré responsable de las consecuencias de dicho experimento.)<br />
Todavía puedo recordar cómo mi maestro, cuando me<br />
enseñaba lo más básico de las mascarillas corporales<br />
blanqueadoras de la piel por primera vez, se olvido de decirme<br />
algo muy importante. Para cuando se acordó y se apresuró en<br />
volver y decirme, la mascarilla corporal ya estaba seca y yo<br />
estaba ocupado quitándola de mi cuerpo…<br />
“Hijo, absolutamente nunca debes poner la mascarilla<br />
corporal en tus ‘partes nobles’, o sino-”<br />
“¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!”<br />
A partir de ese día nunca más me volvió a crecer un<br />
solo pelo en mis partes nobles.<br />
Mi maestro siempre sintió que me había fallado por no<br />
advertirme a tiempo, y así después de ese incidente, él sería<br />
especialmente serio y pondría más esfuerzo en enseñarme sin<br />
atreverse a olvidar mencionarme ni la más mínima pieza de<br />
instrucción.<br />
Pero devuelta a la historia. <strong>La</strong> húmeda mascarilla<br />
corporal blanqueadora de la piel solo necesita ser enjuagada, y<br />
estaría completamente limpio. Al enjuagarlo, sin embargo, se<br />
iban las dos horas de esfuerzo (y el dinero) que invertí<br />
preparando la mascarilla… ¡Oh, se me parte el corazón! <strong>La</strong><br />
Iglesia se negó a pagar estos gastos <strong>–</strong> ¡<strong>La</strong>s rosas y la lavanda no<br />
son baratos!<br />
Miraba tratando de no derramar lágrimas como mi<br />
salario era enjuagado y drenado… ¡Maldita sea! ¡Si que voy a<br />
desahogar todo mi resentimiento en ese maldito muerto<br />
viviente!<br />
Terminé de colocarme mi uniforme, levanté mi espada<br />
y abrí la puerta de mi cuarto de una patada. Después de<br />
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