La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V

tendría que preocuparme de que Fuego y los otros no puedan
eliminarlo.
Después del rugido de dolor del Caballero de la Muerte,
su visión también ya se recupero. Sin embargo yo ya estaba
mentalmente preparado. Cerrando mis ojos, liberé otra Bola de
Luz y retrocedí. Finalmente, use mi Hechizo de Grasa para
llenar el aire entre el Caballero de la Muerte y yo con una capa
de grasa.
“¡Argh!”
El Caballero de la Muerte probablemente no pensó que
había alguien quien usaría el mismo movimiento dos veces.
Además, esta vez la Bola de Luz explotó justo en frente de sus
ojos. Uno podía decir solo con ver la forma en la que aullaba
¡Que sus ojos realmente le dolían!
¡Esto es extremadamente emocionante! Mi corazón latía
sin parar. Podría decirse que este plan se me ocurrió justo ahora
cuando me estaba moviendo y me di cuenta que mi velocidad
era muy rápida. Si hubiera usado este movimiento en una
situación donde mi velocidad de movimiento o mi velocidad
para conjurar no fuese lo suficientemente rápida,
definitivamente hubiera sido eliminado por el Caballero de la
Muerte ¡Mientras todavía mantenía mis ojos cerrados!
“Este tipo vestido de negro sí que es despreciable,”
Fuego comentó. Fuego estaba parado a un costado
insultándome… Lo dejaré pasar, pero para decirlo lo
suficientemente fuerte para que yo escuchara ¡Ya fuiste!
Uno de los caballeros santos súbitamente dijo, “¡Ya
entiendo! Así que Soberano Dragón es…”
¡Ay no! ¿Podría haber descubierto que soy el Caballero
Sol?
Los caballeros santos dijeron en unísono, “¡Un A-se-sino
Má-gi-co!”
Casi me resbalo y me caigo. La última vez era un mago
espadachín, ¿Y ahora me convertí en un asesino mágico?
¡Bastardos! Solo soy un caballero santo vistiendo un
equipo para asesinos y usando magia, ¡¿Entienden?! No tengo ese
tipo de profesión tan extraña donde aprendo magia y me vuelvo un
asesino… Hablando de eso, ¿Acaso existe la ocupación de asesino
mágico?
¡Mier**! Mi atención fue distraída por Fuego y los
otros, y como resultado el Caballero de la Muerte ya estaba
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