La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V

Roland se sentó a mi lado con una sonrisa, “Creus, eres
el mismo de siempre. Cuando sea que un problema difícil se te
atravesaba, te sentarías en una plaza o algo, perdido en tus
pensamientos.”
Eso es porque estaba usando mi Visón de Mago, ¡No
porque estaba perdido en mis pensamientos!
“¿Por qué te ves así?” No pude resistir preguntar.
Roland levantó su mano izquierda, e inmediatamente
noté el anillo en su dedo medio. Roland nunca usó joyería,
especialmente no este tipo de anillo rosado en forma de corazón
que cualquiera podría decir que es algún tipo de imitación
barata. Creo que este anillo debe tener algún tipo de habilidad
que incluye un apocalipsis para que Roland lo use
voluntariamente.
Roland dio un suave suspiro. “Este es el Anillo de la
Vida que Pink me dio, el cual me permite asumir la apariencia
artificial de un humano. Pero usando un poco de Luz Santa es
suficiente para fácilmente borrar esta ilusión.”
“Puedo decir que este anillo le pertenece a Pink… ¿Ella
también te dio esa espada?” Quien hubiera pensado que esa
apariencia tan real fue creada por los efectos de un anillo que
parece que hubiera sido usado por niñitas para jugar a la casita.
La próxima vez que vaya a la casa de Pink,
probablemente deba ponerle más atención a ese osito de
peluche del rincón. ¡Quién sabe! Tal vez ese osito de peluche
posee la habilidad de convocar a un rey demonio o algo así.
“No, esta espada es una herencia familiar. Pensé que
jamás usaría una espada tan malvada como esta.” Roland sonrió
con un poco de dolor. “Jamás me imagine que estaría usando
esta espada como un Caballero de la Muerte, y de hecho estar
aliado con las fuerzas del mal…”
“¡Espera!” Moví mi mano para interrumpir a Roland,
mientras sentía la presencia de más o menos cinco caballeros
santos y dos sacerdotes entrando a la plaza. Aunque ellos
probablemente no predecirían que el Caballero de la Muerte
apareciera en la más grande y habitada plaza, Juicio siempre
haría todo cuidadosamente sin pasar por alto ni un solo cabello.
Obviamente no dejaría que una plaza tan grande se quede sin
ser investigada.
Esto era malo; ¡El Caballero de la Muerte estaba
sentado justo al lado mío!
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