La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V

“¡Juicio! ¡Tierra!” Grite para recordarles, pero la
respuesta de Juicio fue más rápida que la mía y él ya estaba allí,
bloqueando a Roland con su espada antes de que las palabras
salgan de mi boca. Tierra precipitadamente se paró frente al rey
y conjuro El Escudo de Tierra después de que termine de gritar.
Comencé a conjurar un encantamiento. Mientras más se
alargaba el encantamiento, la luz santa en la habitación brillaba
más fuerte. Esta luz era un arma letal para los muertos
vivientes, así que aunque Roland fue un espadachín estupendo
en la vida y era el jefe de los jefes entre los muertos vivientes
como el Caballero de la Muerte en la muerte, el todavía no
podía aguantar mucho tiempo bajo la luz santa. Adicionalmente,
su oponente era el Caballero Juicio, quien era el mejor
espadachín de los Doce Caballeros Santos.
Como lo predije, no mucho tiempo después de que
ambos comenzaron a combatir, Roland no pudo mantenerse
mucho tiempo y fue desarmado por el Caballero Juicio. Su
espada reboto por la habitación, y fue forzado a una posición
medio arrodillado por la luz santa de la habitación.
Al ver esto, el rey, quien originalmente se estaba
escondiendo detrás de los caballeros reales, entro y comenzó a
pisotear la cabeza de Roland. Él maldecía mientras lo pisoteaba,
“Bastardo. ¿Te atreves a volver por venganza? ¡Es un honor
para gentuza como tú morir por mi mano!”
“¡Padre, detente!”
El Príncipe Heredero se volvió pálido. Corrió hacia su
padre para jalarlo, pero su cuerpo era débil, así que él fue
empujado por el rey. Afortunadamente, los caballeros de su
alrededor manejaron en atrapar al Príncipe Heredero, así que Su
Alteza no cayó al piso.
“¡Para de pisotearlo!” El Caballero Fuego a un lado era
la primera persona que no pudo contenerse más. Corrió hacia
adelante y empujo al rey.
“¡¿Te atreves a empujarme?!” El rey estaba pasmado.
Entonces grito histéricamente, “¡Caballeros reales! Mis
caballeros, ¡Él me ha atacado! ¡Ordeno a cada uno de ustedes a
contraatacar ahora!”
Cuando los caballeros reales recibieron la orden de
atacar a los caballeros santos, claramente estaban atónitos por
un momento. Sin embargo, ellos probaron que merecían ser
llamados caballeros reales. En un corto momento después,
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