La Leyenda del Caballero Sol – Libro 1 (V

Las flamas de purificación acababan de encenderse
cuando los gritos de espíritus resentidos sonaron por toda la
cámara de torturas, sonaban como el grito más doloroso de un
hombre durante el más torturado momento de su vida.
Mucha gente se volvió pálida cuando escucharon los
gritos, e inmediatamente agacharon sus cabezas y comenzaron a
murmurar una oración.
Cuando los gritos cesaron, una oración más
sorprendente se escuchó.
“Padre, por favor abdícate y disfruta el resto de tu vida
pacíficamente.”
Mientras el Príncipe Heredero finalmente hablo, el
cansancio era espeso en su rostro. Claramente, estaba
profundamente fatigado por el terrible acto de esta noche.
“¿De qué estás hablando…?” El rey miro a su hijo sin
creerlo.
El príncipe le dijo a su padre con una expresión severa,
“Por favor abdícate para mostrar responsabilidad por tus
crímenes. Como tu hijo, te cuidare por el resto de tu vida.”
Escuchando esto, los ojos del rey se desviaron de atrás
para adelante. Miro a su alrededor. Los caballeros reales lo
miraban fríamente, mientras que los rostros de los caballeros
santos estaban llenos de desdén, y cerca de él estaba un
poderoso Señor de la Muerte que lo odiaba hasta la medula.
Últimamente, me miro, pero me di la vuelta un poco, y
usando mi cabello y el ángulo de mi cara para cubrir mi
expresión, mostrándole solo a él la sonrisa malvada en mi
rostro.
El color se dreno de su cara. Claramente, se había dado
cuenta de quién era el responsable del plan de esta noche para
derrocarlo del trono. Coincidentemente, esta persona era la
cabeza de los Doce Caballeros Santos, quien podía movilizar a
todo el Templo Sagrado. Adivino que tal vez este sujeto
también pensó que todo esto fue un malvado complot de la
Iglesia de la Diosa de la Luz o algo similar.
“Yo – yo me abdico.” El rey anuncio al fin con una cara
color gris.
Cuando dijo esta oración, rápidamente puse mi mano en
el bolsillo, y quebré un corazón rosado de vidrio.
En este momento, una situación inusual comenzó a
sucederle a Roland. Floto muy lentamente fuera del piso, y al
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