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Kasbah 2011 - Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

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Fuera <strong>de</strong> los ámbitos especializados, como el <strong>de</strong>l mundo artístico<br />

o el más mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>l diseño, no es habitual que se programe<br />

una conferencia sobre la moda y, menos todavía, en un<br />

centro escolar. Late en el fondo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una frivolidad perfectamente<br />

prescindible. Y, sin embargo, en nuestro instituto,<br />

el “Severo Ochoa”, hemos roto ya con esa creencia atávica,<br />

here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> una mentalidad poco libre respecto a la evolución<br />

estética y la educación <strong>de</strong> los sentidos, gracias a la profesora<br />

universitaria Lour<strong>de</strong>s Cerrillo, quien ofreció una disertación<br />

sobre el tema, complementada con un <strong>de</strong>sfile <strong>de</strong> caftanes.<br />

Ambas activida<strong>de</strong>s estaban programadas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Semana<br />

<strong>Cultura</strong>l.<br />

En sí, el hecho <strong>de</strong> la moda pue<strong>de</strong> verse, simplemente, como<br />

algo ligero o intrascen<strong>de</strong>nte. Pero, como otras manifestaciones<br />

sociales, ofrece unos significados que se expresan con un código<br />

concreto <strong>de</strong> signos. Y estos significados, a su vez, han constituido<br />

ya una tradición histórica con una evolución propia. Si<br />

la moda forja su i<strong>de</strong>ntidad en la época mo<strong>de</strong>rna y va adquiriendo<br />

rasgos que le confieren importancia social, se convierte<br />

lógicamente en un factor que influye en la cultura y que se permite<br />

interpretar el mundo. Bau<strong>de</strong>laire se reía <strong>de</strong> sus contemporáneos<br />

cuando estos, a su vez, se reían <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong> vestir<br />

en la época napoleónica, sin saber “leer” en profundidad lo<br />

que aquellos trajes revelaban <strong>de</strong> su relación con la sociedad. Y<br />

esto es lo que importa. “El hábito no hace al monje” dice un<br />

refrán castellano, pero lo i<strong>de</strong>ntifica. Los usos y modos <strong>de</strong> vestir<br />

revelan una relación con el mundo.<br />

Durante el siglo XIX, se observa la profunda transformación <strong>de</strong><br />

los modos <strong>de</strong> vestir en Europa en función<br />

<strong>de</strong> varios factores: la revolución industrial,<br />

que afecta a los tejidos; la creatividad<br />

<strong>de</strong> los diseñadores, que quieren ser<br />

consi<strong>de</strong>rados artistas; y, sobre todo, el<br />

ascenso <strong>de</strong> la burguesía, que quiere imitar<br />

la clase y la elegancia <strong>de</strong> la antigua<br />

aristocracia, ahora vencida. Para Balzac,<br />

por ejemplo, esta última <strong>de</strong>be transmitir a la sociedad ese<br />

modo <strong>de</strong> ser y estar en el mundo –la elegancia– como si <strong>de</strong> un<br />

rasgo educativo más se tratara. Pero, en realidad, no hacía falta<br />

ser aristócrata para hacerlo (aunque sí tener influencia social),<br />

como lo <strong>de</strong>muestra Brummel, el creador oficial <strong>de</strong>l fenómeno<br />

<strong>de</strong>l “dandismo”, también con evolución propia.<br />

Los dandies son ya a mediados <strong>de</strong> siglo provocadores y rompedores,<br />

como Bau<strong>de</strong>laire, y no es menos espectacular la evolución<br />

<strong>de</strong> la moda femenina, aunque sus efectos se <strong>de</strong>jan sentir<br />

mucho más en el siglo XX. En pocas décadas, y a un ritmo<br />

trepidante, <strong>de</strong>saparecen los corsés, los polisones, los sombreros<br />

y las faldas largas, por no hablar <strong>de</strong> los cambios en los peinados<br />

y otros complementos, al hilo <strong>de</strong> las primeras luchas<br />

mo<strong>de</strong>rnas en pro <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> la mujer. Es <strong>de</strong>cir, la moda<br />

habla <strong>de</strong> la libertad que el ser humano busca constantemente<br />

y por la que lucha.<br />

En el marco <strong>de</strong> esta evolución, podríamos consi<strong>de</strong>rar cuáles<br />

son los significados <strong>de</strong> la moda en el momento actual y si<br />

expresan una relación <strong>de</strong> acomodación o integración en las<br />

estructuras sociales o bien, intentan manifestar una protesta<br />

frente a algo (“apocalípticos” e “integrados” en el lenguaje <strong>de</strong>l<br />

gran semiólogo y novelista Umberto Eco). Y no nos faltan elementos<br />

para hacerlo: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la generalización a mediados <strong>de</strong>l<br />

siglo XX <strong>de</strong> prendas-protesta (como los “vaqueros”), perdiendo,<br />

por tanto, su significado inicial, hasta la importancia<br />

mediática y económica <strong>de</strong> las pasarelas-espectáculo actuales.<br />

La moda como expresión <strong>de</strong><br />

una protesta es tan palpable<br />

como fácil estampar un eslogan<br />

en una camiseta.<br />

Cabe extraer consi<strong>de</strong>raciones al respecto, fundamentalmente<br />

en lo que se refiere a la imagen <strong>de</strong>l cuerpo que se ha heredado<br />

<strong>de</strong>l siglo pasado.<br />

La moda <strong>de</strong> la primera parte <strong>de</strong>l siglo XX supone, en el contexto<br />

<strong>de</strong> las vanguardias artísticas, una progresiva liberación <strong>de</strong>l<br />

cuerpo <strong>de</strong> sus prisiones tradicionales, morales y sociales, pero,<br />

esa lectura no es tan clara en la década <strong>de</strong> los años cuarenta,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la catástrofe europea <strong>de</strong> la Segunda Guerra<br />

Mundial. Como en otros ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la cultura, la <strong>de</strong>strucción<br />

y miseria <strong>de</strong>l momento suponen una vuelta a formas más severas<br />

en el vestir. Pero, será, precisamente, a partir <strong>de</strong> este<br />

momento cuando van a ir apareciendo aspectos reveladores<br />

<strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> la moda como un componente cultural.<br />

Quizá el más importante <strong>de</strong> todos sea la manifestación <strong>de</strong> las<br />

diferentes protestas sociales por medio <strong>de</strong> una indumentaria<br />

concreta, factor ya presente en el Romanticismo. Un ejemplo<br />

<strong>de</strong> ello será el uso ya citado <strong>de</strong> los pantalones vaqueros por la<br />

juventud norteamericana en la década <strong>de</strong> los cincuenta (que<br />

supuso el enriquecimiento <strong>de</strong> la familia Lévy Strauss, emigrada<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Francia a los EEUU). Posteriormente, los adoptará todo<br />

el planeta, pero per<strong>de</strong>rán su potencial transgresor inicial. Otro<br />

ejemplo, menos claro, fue el origen, en los sesenta, <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo<br />

<strong>de</strong>l cuerpo esquelético como estándar estético, popularizado<br />

por la mo<strong>de</strong>lo británica Twiggy (actualmente, parece imposible<br />

no relacionarlo con las figuras fantasmales <strong>de</strong> los campos<br />

<strong>de</strong> concentración; en los sesenta no se hablaba <strong>de</strong>l tema todavía)<br />

y <strong>de</strong> la minifalda <strong>de</strong> Mary Quant al poco tiempo (cuerpo<br />

<strong>de</strong> niña y falda <strong>de</strong> niña). Y también podríamos citar los diferentes<br />

disfraces hippies <strong>de</strong> los setenta, que<br />

intentan expresar los estados psicodélicos<br />

por medio <strong>de</strong> ropas anticonvencionales<br />

y proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> diferentes culturas<br />

y épocas. Más recientemente, hemos<br />

visto los atuendos punks, góticos y, sin<br />

ser tan espectacular, el mo<strong>de</strong>lo negligé,<br />

característico <strong>de</strong> la adolescencia occi<strong>de</strong>ntal<br />

contemporánea.<br />

Con todos estos ejemplos, entre otros, cabe preguntarse por el<br />

sentido <strong>de</strong> estas protestas y si guardan una relación entre sí, al<br />

margen <strong>de</strong>l objetivo inmediato <strong>de</strong>l momento. Y, quizá, la clave<br />

esté en la imagen <strong>de</strong>l propio cuerpo humano, que, si había<br />

empezado a <strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> artificios y liberarse <strong>de</strong> ataduras<br />

a principios <strong>de</strong>l siglo XX, a medida que este avanzaba,<br />

muestra, como si <strong>de</strong> un libro se tratara, la violencia social y<br />

política, los estados alterados <strong>de</strong> conciencia en los que se refugia<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> libertad, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la huida a una infancia añorada,<br />

pero no recuperable como refugio.<br />

Si la moda como expresión <strong>de</strong> una protesta es tan palpable<br />

como fácil estampar un eslogan en una camiseta, que ya se<br />

consi<strong>de</strong>ra algo normal en cualquier lucha; hay también otro<br />

aspecto digno <strong>de</strong> mención y que constituye toda una religión<br />

en nuestro días: la relación entre moda y salud, una <strong>de</strong> cuyas<br />

manifestaciones es la lucha sin cuartel contra el envejecimiento,<br />

verda<strong>de</strong>ra bestia parda <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología publicitaria actual.<br />

No es cuestión <strong>de</strong> profundizar ahora sobre la manipulación <strong>de</strong>l<br />

concepto <strong>de</strong> juventud sino <strong>de</strong> ver cómo este aspecto implica<br />

también unos usos sociales en la manera <strong>de</strong> vestir: el atuendo<br />

<strong>de</strong>portivo (alusión al ejercicio físico, que produce salud), por<br />

ejemplo, ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser exclusivo <strong>de</strong> canchas y gimnasios<br />

(véase lo ocurrido con las zapatillas) para inundar cualquier<br />

espacio <strong>de</strong> la vida social. Igualmente, la necesidad <strong>de</strong> permanecer<br />

en una juventud perpetua ha modificado la imagen <strong>de</strong><br />

122 <strong>Kasbah</strong> IEES Severo Ochoa Nº 22

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