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Kasbah 2011 - Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

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El reciente premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa<br />

vuelve a poner en la palestra la universalidad <strong>de</strong> la literatura<br />

hispanoamericana, como ya ocurriera con Gabriel García<br />

Márquez, escritores ambos <strong>de</strong>l famoso boom <strong>de</strong> la década <strong>de</strong><br />

los setenta. Sin embargo, los años transcurridos han dado lugar<br />

a nuevas generaciones literarias, que han acentuado, si cabe,<br />

la citada cualidad ampliando los espacios <strong>de</strong> ficción y ofreciendo<br />

propuestas estéticas originales, como reflexiones metaliterarias<br />

o uso <strong>de</strong> técnicas novedosas.<br />

El elenco <strong>de</strong> escritores es tan amplio como la nómina <strong>de</strong> países,<br />

pero es especialmente interesante el <strong>de</strong> territorios como<br />

México, país en proceso <strong>de</strong> transformación profunda y sometido,<br />

por otra parte, a gran<strong>de</strong>s contrastes sociales y políticos<br />

generadores <strong>de</strong> violencia. Su rica tradición histórica y cultural<br />

supone, a<strong>de</strong>más, una fantástica plataforma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> escribir<br />

el mundo, que ya ha <strong>de</strong>jado atrás a gran<strong>de</strong>s figuras, como<br />

Juan Rulfo, Octavio Paz, José Emilio Pacheco o Carlos Fuentes,<br />

para dar paso a César Aira, Sergio Pitol o Jorge Volpi, entre<br />

otros.<br />

Éste último es un buen ejemplo <strong>de</strong> novelista superador <strong>de</strong> la<br />

dicotomía <strong>de</strong>l conocimiento “humanístico/científico” –genera-<br />

dora <strong>de</strong> disfunciones en el progreso humano<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace cinco siglos– como lo muestra su<br />

“Trilogía <strong>de</strong>l siglo XX” (compuesta por las<br />

novelas En busca <strong>de</strong> Klingsor, El fin <strong>de</strong> la<br />

locura y No será la Tierra, <strong>de</strong> 1999, 2004 y<br />

2006 respectivamente). Pero no se acaban<br />

ahí sus contribuciones a la reflexión sobre la<br />

función <strong>de</strong> la literatura en la mo<strong>de</strong>rnidad. Su<br />

preocupación por la naturaleza <strong>de</strong> la palabra<br />

y la capacidad <strong>de</strong> ésta para revelar y conmover, lo que implica<br />

“catarsis” o “transformación”, le ha llevado a bucear en las<br />

potencialida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l lenguaje literario tradicional o <strong>de</strong> raigambre<br />

oral, cercano a la poesía, como medio <strong>de</strong> romper la prosa<br />

<strong>de</strong>l mundo, la servidumbre <strong>de</strong>l signo al referente, y encontrar<br />

una palabra viva que sólo remite a sí misma y transmite sentido.<br />

Este último aspecto nos obliga a un pequeño ro<strong>de</strong>o en la tradición<br />

poética, ya que el misterio <strong>de</strong> la palabra como tal ha sido<br />

la clave <strong>de</strong> la metapoética <strong>de</strong>l siglo XX, una herencia estética<br />

que arranca <strong>de</strong> los simbolistas como Mallarmé, se nutre <strong>de</strong> los<br />

gran<strong>de</strong>s líricos <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo, como Rilke,<br />

Valèry, T.S. Eliot o J.R. Jiménez, atraviesa la obra <strong>de</strong> las vanguardias<br />

y reaparece en la poesía <strong>de</strong> las posguerras como elemento<br />

que enfrenta la barbarie, la <strong>de</strong>strucción, el dolor y la<br />

muerte. De ella surgirá posteriormente la llamada “poética <strong>de</strong>l<br />

silencio”, entre otras corrientes. En su gestación interviene la<br />

filosofía, especialmente la obra <strong>de</strong> Wittgenstein; las reflexiones<br />

<strong>de</strong> Walter Benjamin sobre literatura; los estudios <strong>de</strong> la cábala<br />

judía, <strong>de</strong> la mística europea y <strong>de</strong> otras culturas…; en <strong>de</strong>finitiva,<br />

la palabra y su significado no convencional se convierten<br />

en un ente entreoído en la tradición, en un paraíso perdido que<br />

se lucha por recuperar, porque <strong>de</strong> ella <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> quizá algo<br />

importante para el ser humano. Lo que el Romanticismo sólo<br />

intuyó como oscuridad interior ha llegado hasta nosotros como<br />

el agujero negro alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l que gira la mo<strong>de</strong>rnidad.<br />

Pero no po<strong>de</strong>mos olvidar al <strong>de</strong>stinatario <strong>de</strong>l poema que se interroga<br />

sobre su significado, el lector, cómplice <strong>de</strong>l autor en la<br />

búsqueda que se completa con la operación <strong>de</strong> lectura.<br />

Bau<strong>de</strong>laire lo consi<strong>de</strong>ró “mon semblable, mon frère”, es <strong>de</strong>cir,<br />

un compañero <strong>de</strong> fatigas, aunque no quisiera admitirlo, por lo<br />

que resultaba “hypocrite”. El lector podía sustraerse al camino,<br />

que le comprometía cada vez más, y abandonar. Pero, <strong>de</strong>jar la<br />

La palabra y su significado<br />

no convencional se convierten<br />

en un ente entreoído en<br />

la tradición, en un paraíso<br />

perdido que se lucha por<br />

recuperar.<br />

palabra no era una acción inocente, especialmente por el peligro<br />

<strong>de</strong> banalización, <strong>de</strong> trivialización <strong>de</strong>l lenguaje en general.<br />

Es aquí don<strong>de</strong> se pue<strong>de</strong> empezar a vislumbrar el alcance <strong>de</strong> la<br />

contribución <strong>de</strong> Jorge Volpi en su última novela Oscuro bosque<br />

oscuro (Una historia <strong>de</strong> terror) (2009) (1). Los cuentos <strong>de</strong><br />

hadas (tradición oral que citábamos como objeto <strong>de</strong> su investigación)<br />

revelan su <strong>de</strong>nsidad terrorífica y su capacidad para<br />

expresar el mal (frente a la convención reinante) (2), que es<br />

quizá uno <strong>de</strong> los aspectos claves <strong>de</strong> la sociedad mo<strong>de</strong>rna. Si la<br />

filosofía actual (Giorgio Agamben entre ellos) se pregunta por<br />

él, la literatura quiere transmitir su horror a un lector banal y<br />

trivial, al que Jorge Volpi consi<strong>de</strong>ra claramente culpable. Un<br />

largo recorrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Bau<strong>de</strong>laire.<br />

Una vez aquí, cabe preguntarse <strong>de</strong> qué modo ha llegado J.<br />

Volpi a una propuesta tan radical y dón<strong>de</strong> estaría la bisagra o<br />

el puente que le ha llevado <strong>de</strong> su escritura sobre la ciencia y el<br />

conocimiento unificado a la escritura sobre el mal absoluto en<br />

la época <strong>de</strong> la banalidad. Nos referimos, claro está, a la práctica<br />

<strong>de</strong> una prosa con reminiscencias orales, llena <strong>de</strong> brechas<br />

(heridas) por las que el enunciado convencional “respira” (al<br />

<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Paul Celan) y revive para interpelar a ese lector, que<br />

se ha hecho poco a poco canallesco. La respuesta<br />

no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser sorpren<strong>de</strong>nte si consi<strong>de</strong>ramos<br />

como práctica o experimentación<br />

<strong>de</strong> la misma (aprendizaje <strong>de</strong> un cierto tipo <strong>de</strong><br />

escritura) la novela <strong>de</strong> J. Volpi publicada en<br />

un blog y ambientada en la guerra <strong>de</strong> Irak,<br />

pero narrada a partir <strong>de</strong> los recursos <strong>de</strong> Las<br />

mil y una noches. Dicha novela lleva como<br />

título El jardín y se compone <strong>de</strong> 100 entradas<br />

en el blog <strong>de</strong> literatura hispanoamericana “El Boomerang”, que<br />

se publicaron entre el 16 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 2007 y el 2 <strong>de</strong> mayo<br />

<strong>de</strong> 2008.<br />

En la primera entrada, con el título <strong>de</strong> “Propósito”, se lee:<br />

Escribir. Escribir <strong>de</strong> nuevo. No otra novela –cualquier<br />

novela– sino una bitácora, una combinación <strong>de</strong> memoria,<br />

ficción, aforismos. Una aventura que sea, también, una<br />

negación. Un ejercicio <strong>de</strong> escritura, una forma <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r<br />

a escribir <strong>de</strong> nuevo a un año <strong>de</strong> haber concluido la trilogía<br />

formada por En busca <strong>de</strong> Klingsor, El fin <strong>de</strong> la locura y No<br />

será la Tierra. […].<br />

También propone el tema, el dolor humano. Y parte <strong>de</strong> algunos<br />

presupuestos: la relación entre autor-lector, por ejemplo,<br />

es una tiranía, y el “yo” que escribe se odia a sí mismo por ser<br />

humano. La tiranía va a verse rápidamente <strong>de</strong>smentida con los<br />

comentarios diarios a su blog (por algo el autor ha elegido este<br />

soporte); el odio será, en este caso, un aprendizaje paulatino<br />

<strong>de</strong>l amor. El narrador , <strong>de</strong> todos modos, trenza dos líneas narrativas<br />

y dos discursos (que, a su vez, crearán otros): Irak en guerra<br />

es el marco para el viaje <strong>de</strong> Leila a Bagdad en busca <strong>de</strong> sus<br />

hermanos; un djinn, liberado por ella, la acompaña y la protege<br />

(el narrador ha tomado el relevo <strong>de</strong> Scheraza<strong>de</strong> y los lectores<br />

somos el criminal Sahriar, que le escucha antes <strong>de</strong> dormir)<br />

frente a tanto caos y dolor. La otra línea no sale <strong>de</strong>l México <strong>de</strong>l<br />

autor don<strong>de</strong> Ana enloquece poco a poco, víctima <strong>de</strong> la violencia<br />

y <strong>de</strong>l amor. El narrador la recuerda en medio también<br />

<strong>de</strong>l caos y el dolor, rompiendo la convencionalidad <strong>de</strong>l lenguaje<br />

periodístico y recordando el “jardín”, <strong>de</strong>l que todos<br />

hemos sido expulsados.<br />

J. Volpi ha conseguido, en <strong>de</strong>finitiva, lo que buscaba: apren<strong>de</strong>r<br />

a escribir <strong>de</strong> otra manera para <strong>de</strong>svelar la hipocresía <strong>de</strong>l lector,<br />

la participación en el mal que no reconoce. Y van a ser, ahora,<br />

66 <strong>Kasbah</strong> IEES Severo Ochoa Nº 22

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