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Kasbah 2011 - Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

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Me entristece no conocer nunca el valor<br />

y me entristece la inmutabilidad <strong>de</strong>l miedo.<br />

Más cerca <strong>de</strong>l sol, y más lejos <strong>de</strong>l corazón.<br />

Creo que mi fin ha <strong>de</strong> estar próximo.<br />

Jane Bowles.<br />

La obra literaria <strong>de</strong> Jane Bowles no es tan escasa como quiere<br />

la leyenda. Solo si se confun<strong>de</strong>n número <strong>de</strong> páginas y <strong>de</strong>nsidad<br />

<strong>de</strong> las historias se entien<strong>de</strong> tal afirmación. Porque los relatos<br />

<strong>de</strong> Jane Bowles son una minuciosa indagación sobre la <strong>de</strong>sorientación<br />

y la conquista <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad propia.<br />

Aunque a los 40 años la escritora quedó casi incapacitada,<br />

continuó trabajando en sus relatos. Así lo confirma Francisco<br />

Chica: “siguió escribiendo su diario y trabajaba en dos obras,<br />

Hacia Massachusetts, una narración sobre una mujer que elige<br />

vivir sola, y En el mundo exterior, una novela autobiográfica <strong>de</strong><br />

gran empeño cuyo título era la respuesta al libro similar <strong>de</strong><br />

Paul Bowles, titulado Up above the world”<br />

Publicó una novela, seis relatos, una novela corta y una obra<br />

<strong>de</strong> teatro . Todos le causaron problemas: <strong>de</strong> edición, <strong>de</strong> recepción,<br />

<strong>de</strong> montaje. Des<strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> Dos damas muy serias<br />

(1943) su escritura captó lectores incondicionales, pero ella no<br />

mostraba interés en publicar, en parte porque, atenazada por<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una culpa sin origen preciso y una persistente propensión<br />

a mortificarse, no confiaba en su talento: “Cuando se<br />

es capaz <strong>de</strong> mantener con la escritura una actitud tan seria y<br />

meditada como la mía –quizá <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>cir solemne–, resulta<br />

casi superior a lo soportable el estar dudando continuamente<br />

<strong>de</strong> la propia sinceridad, que es como dudar <strong>de</strong>l producto que<br />

se hace”. Le dolía escribir y temía per<strong>de</strong>r el afecto <strong>de</strong> su marido<br />

si no se centraba en la escritura. Así que vivía en un torbellino<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sazón y estímulos vitales, inmersa en el miedo al fracaso<br />

y al triunfo, en el caos. Su aspecto cambiante en las fotografías<br />

y los recuerdos <strong>de</strong> sus amigos corroboran ese ámbito<br />

plural en el que vagaba: atractiva; genial y angustiada; in<strong>de</strong>cisa,<br />

vulnerable; <strong>de</strong>pendiente y en busca perpetua <strong>de</strong> la libertad.<br />

Una mujer que se muestra pero no se revela y hace <strong>de</strong> su secreto<br />

mundo interior su espacio habitable cuya enajenación la<br />

conducirá a la <strong>de</strong>mencia. Poco convencional, exploró la vida<br />

hasta el límite, <strong>de</strong> modo que el placer y la expiación convergieron<br />

en un proceso auto<strong>de</strong>structivo.<br />

Placeres sencillos es un libro compuesto por siete historias,<br />

cuyo interés no radica solo en la trama sino en las palabras, en<br />

lo implícito, en los finales no concluyentes pero sí precisos, en<br />

la manera <strong>de</strong> observar el mundo con extrañeza y humor .<br />

Recorramos ese mundo <strong>de</strong> manera sumaria:<br />

La colección <strong>de</strong> historias se abre con Placeres sencillos.<br />

Mientras asa unas patatas en el patio Alva Perry entabla conversación<br />

con su vecino, John Drake, quien le propone cenar<br />

juntos en un restaurante. Aceptada la invitación, Alva visita a<br />

su parran<strong>de</strong>ra e insatisfecha hermana, Dorothy Alvarez, que le<br />

presta un collar. La cena con Drake se agria a medida que el<br />

vino afecta a Alva que escapa hacia el piso alto <strong>de</strong>l restaurante,<br />

en una <strong>de</strong> cuyas habitaciones se queda dormida. Cuando<br />

<strong>de</strong>spierta al día siguiente atraviesa el restaurante sin conseguir<br />

dar con la mesa en que estuvo cenando, pero añorando a su<br />

amigo: “John Drake –susurró–. Mi dulce John Drake”. Así<br />

acaba la historia en la que se omite un dato <strong>de</strong>finitivo: la violación<br />

<strong>de</strong> la señora Perry por el dueño <strong>de</strong>l restaurante.<br />

Todo es bonito. En una ciudad árabe Jeanie es abordada por<br />

Zo<strong>de</strong>lia (“Es un puercoespín –dijo la mujer árabe, señalando el<br />

interior <strong>de</strong> la cesta…”) que le propone ir a una inexistente<br />

boda. Con Zo<strong>de</strong>lia llega a una casa don<strong>de</strong>, a medida que va<br />

conociendo a las mujeres, aumenta su temor y su sensación <strong>de</strong><br />

ahogo –a pesar <strong>de</strong> que “esta nazarena pasa la mitad <strong>de</strong>l tiempo<br />

en una casa árabe con amigos árabes, y la otra mitad en un<br />

hotel nazareno con otros nazarenos”, según Zo<strong>de</strong>lia–. Cuando<br />

consigue salir <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aducir mil mentiras Jeanie regresa al<br />

parapeto en que conoció a Zo<strong>de</strong>lia, frota los <strong>de</strong>dos en su pintura<br />

fresca y recuerda “que una vez alargó el brazo para tocar<br />

la cara <strong>de</strong> un payaso porque le había <strong>de</strong>spertado cierto <strong>de</strong>seo.<br />

Aquello había sido en un circo pequeño, pero no cuando era<br />

niña”. Es la historia <strong>de</strong> una perplejidad: la <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sasosiego que<br />

<strong>de</strong>ja abierta una promesa.<br />

Idilio en Guatemala. En una pensión <strong>de</strong> medio pelo coinci<strong>de</strong>n,<br />

entre otros personajes, un viajante norteamericano anónimo y<br />

la gorda señora Ramírez con sus repelentes hijas, Lilita y<br />

Consuelo. Una atmósfera <strong>de</strong>lirante provoca que el anónimo,<br />

sin saber muy bien cómo ha ocurrido, acabe en la cama <strong>de</strong> la<br />

señora Ramírez. Lilita fantasea con fastidiar a su hermana pero<br />

maltrata a Ramón, un niño algo estrafalario al que acaba <strong>de</strong><br />

conocer. La excéntrica señora Ramírez necesita confirmar su<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> seducción aunque sus ensueños no le privan <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z.<br />

Después <strong>de</strong> unos días disparatados, el viajante huye. La<br />

señora Ramírez lo <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>: “Adiós, señor, y que Dios le proteja<br />

en su viaje. Quizá vuelva otra vez. Nunca se sabe.”. El<br />

humor y la ambigüedad impregnan el relato.<br />

Camp Cataract más que un relato es una novela corta. Harriet<br />

y Sadie conviven en la casa familiar con otra hermana, Evelyn,<br />

y su marido. Ambas, Harriet y Sadie, son el mundo doméstico.<br />

Cuando Harriet <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> pasar unas semanas en el centro <strong>de</strong><br />

vacaciones Camp Cataract, Sadie se <strong>de</strong>rrumba. Ha perdido su<br />

otro yo y su rival. Hay un mundo <strong>de</strong> violencia soterrada que a<br />

veces se verbaliza en diálogos ilógicos, como no son los <strong>de</strong> la<br />

ficción: “Siempre le he ocultado todo”, dice Harriet. El miedo<br />

a la locura (tal vez, su problema) <strong>de</strong> Sadie se manifiesta cuando<br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> visitar a Harriet en Camp Cataract y no es bien recibida.<br />

Ambas hermanas acabarán por escapar <strong>de</strong>l sofocante<br />

mundo doméstico. Pero la metamorfosis que plasma este complejo<br />

y soberbio relato <strong>de</strong>semboca en la auto<strong>de</strong>strucción.<br />

Un día al aire libre narra la excursión que el señor Ramírez y<br />

su colega Alfredo realizan con dos prostitutas, Julia e Inés. El<br />

día había empezado para ellas con malestar físico y ganas <strong>de</strong><br />

huir <strong>de</strong>l espacio agobiante en que viven, ir al cine, por ejem-<br />

50 <strong>Kasbah</strong> IEES Severo Ochoa Nº 22

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