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Introducción<br />

El ser humano tiene tendencia a<br />

la leyenda y la superstición. Existen<br />

cuentos y leyendas de todo tipo y de<br />

todas las variedades, presentes en<br />

todos los colectivos del Viejo Mundo.<br />

Existen leyendas sobre hadas y<br />

gnomos, sobre monstruos de los<br />

bosques y seres con forma de rata bajo<br />

el suelo.<br />

Por supuesto, los colectivos<br />

religiosos no son una excepción. Los<br />

Sigmaritas hablan de un martillo<br />

bendecido que aparece cuando es el<br />

debido tiempo, los seguidores de<br />

Myrmidia hablan de un escudo<br />

reluciente capaz de usar el mismo sol<br />

como arma, e incluso las sirvientas de<br />

Shallya hablan en los pasillos y en voz<br />

baja de una tiara de plata capaz de curar<br />

todos los males, tanto físicos como<br />

mentales, y entre risas comentan que<br />

también el mal de amores.<br />

E incluso los adeptos de Mórr<br />

tienen cuentos y leyendas. Sin embargo,<br />

estos acostumbran a ser un tanto más<br />

sombríos que las leyendas optimistas y<br />

moralistas de otras religiones.<br />

La más famosa de ellas habla de<br />

un objeto maldito, el cráneo del<br />

guardián. Según cuenta dicha leyenda<br />

hace miles de años, cuando el imperio<br />

era apenas un sueño en el horizonte de<br />

los tiempos, se alzó una gran civilización<br />

de hombres: Nehekhara. Una multitud<br />

de ciudades estado reinadas por<br />

hombres deificados y una miríada de<br />

sacerdotes que adoraban a sus<br />

antepasados muertos. Según dicen los<br />

seguidores de Mórr, uno de estos<br />

sacerdotes fue corrompido por el ansia<br />

de poder y se hizo alumno de un ser<br />

malvado, un Druchii. El hechicero elfo<br />

oscuro le enseñó el arte de la magia<br />

oscura y de convertir el viento de la<br />

muerte en su herramienta y su aliado. El<br />

sacerdote, que era un cantor de<br />

encantamientos excepcional, no tardó<br />

en absorber los conocimientos de su<br />

maestro oscuro y convertirse en un<br />

hechicero brillante y de un genio no<br />

Campaña: El Espejo de Mórr<br />

Por Pater Zeo & Namarie<br />

Presentamos una campaña no histórica (no basada en hechos históricos, al menos no según el trasfondo GW) pero que<br />

sin embargo gustará y mucho a los jugadores imperiales y nigromantes.<br />

Los personajes y unidades que aquí se especifican están equilibrados en el entorno de la campaña, pero fuera de ella<br />

podrían no estar equilibrados; así que si quieres usar alguno de los personajes, listas de ejército o unidades que aquí se<br />

especifican fuera de la campaña debes pedir permiso a tu oponente.<br />

Las reglas para Escaramuzas (necesarias para jugar algunos de los escenarios) las puedes encontrar en inglés en el<br />

siguiente enlace: http://us.games-workshop.com/games/warhammer/skirmish/rules/1intro.htm<br />

Las reglas en español están en algunas White Dwarf antiguas o como “Warhammer escaramuzas manuscritos nuth” en<br />

e-mule (y próximamente una versión actualizada en Cargad).<br />

igualado aún sobre la faz de la tierra. Sin<br />

embargo, sospechaba la traición de su<br />

maestro y se dispuso a armarse contra<br />

él. De entre todas los artefactos de<br />

poder que urdió su perversa mente,<br />

destacó uno de ellos por encima de<br />

todos. Un cráneo tallado en obsidiana,<br />

negro como la noche y como el corazón<br />

que lo esculpió. Un arma y una utilidad,<br />

puesto que aquel cráneo permitía al<br />

sacerdote corrompido arrancar el alma y<br />

encarcelar el alma de los vivos,<br />

extrayendo poder de estas cuando lo<br />

necesitara.<br />

Si el sacerdote fue traicionado<br />

por su maestro o si fue él quien lo<br />

traicionó antes de ser agredido es algo<br />

que ni los más eruditos son capaces de<br />

saber. Lo que si se sabe es que el<br />

sacerdote consiguió su objetivo y tras<br />

este enfrentamiento tomó la ciudad<br />

estado en la que habitaba. En un terrible<br />

y sangriento golpe de estado, el<br />

sacerdote se hizo con la corona del<br />

reino de Khemri, iniciando un reinado<br />

oscuro y cruel.<br />

Sin embargo, no duró mucho,<br />

puesto que fue derrotado por la alianza<br />

de otras ciudades estado, que veían con<br />

malos ojos la decadencia y la maldad de<br />

la que hacía gala el rey sacerdote. Pero<br />

los corazones de los hombres no son<br />

sinceros en la mayoría de las veces, y<br />

los tesoros y artefactos que el rey<br />

sacerdote dejó atrás fueron víctima del<br />

pillaje y del robo. Los peligrosos y<br />

mortales artefactos de poder fueron<br />

repartidos como simples chucherías<br />

entre los reyes y generales, que se<br />

hicieron con el botín. Los libros impíos<br />

llenos de conocimientos y secretos que<br />

no deberían haber sido descubiertos<br />

jamás por el hombre, fueron regalados a<br />

sabios y consejeros como un simple<br />

presente. Los sacerdotes de Mórr sólo<br />

pueden lamentarse por la ignorancia y<br />

arrogancia de los hombres de antaño.<br />

El cráneo de obsidiana fue uno<br />

de estos tesoros, regalado al gran<br />

sacerdote de una ciudad-reino de<br />

Nehekhara, cuyo nombre se ha perdido<br />

en el tiempo y la arena. A diferencia de<br />

30<br />

otros regalos oscuros, el sacerdote<br />

conocía parte de los poderes del cráneo,<br />

pues también era un habilidoso<br />

encantador y podía ver cosas invisibles<br />

que otros no podían. Así fue cómo<br />

informó al príncipe de la ciudad del<br />

poder del cráneo de arrancar el alma a<br />

los hombres. El príncipe decretó que a<br />

partir de aquel momento el cráneo que<br />

antaño sirvió al mal, sirviera ahora a la<br />

justicia. Los condenados a muerte<br />

serían ajusticiados a través del cráneo<br />

que se convertiría así en un símbolo de<br />

la ley que todos temerían.<br />

Y así fue como el cráneo, a<br />

través de los siglos, pasó de príncipe a<br />

príncipe y de sacerdote a sacerdote,<br />

absorbiendo más y más almas y<br />

acumulando más y más poder. Un poder<br />

terrible si llegara a ser liberado.<br />

Finalmente un día aciago para la<br />

ciudad, un nuevo reo fue llevado ante el<br />

príncipe para ser juzgado. Era un<br />

hombre acusado de hablar con<br />

demonios y de brujería. Eran muchos<br />

los que habían atestiguado que adoraba<br />

a seres oscuros y sin nombre y que<br />

realizaba ritos prohibidos, en lugares<br />

prohibidos a horas oscuras en días<br />

oscuros. El reo, que presentaba<br />

evidentes signos de mutación, negó en<br />

todo momento adorara a nadie que no<br />

fuera al príncipe, dios hombre que<br />

reinaba la ciudad. Sin embargo de nada<br />

sirvieron sus suplicas y fue condenado a<br />

la muerte por el príncipe, que ordenó<br />

que trajeran el cráneo del alma y el<br />

sacerdote inició el ritual que arrancaría<br />

el alma al reo.<br />

mal.<br />

Pero algo fue mal. Terriblemente<br />

La leyenda no dice nada al<br />

respecto. No cuenta que fue lo que<br />

ocurrió, ni cuenta cómo pasó, aunque<br />

algunos de los sacerdotes tienen sus<br />

sospechas. La cuestión es que la ciudad<br />

fue destruida por completo. No quedó ni<br />

un sólo ser vivo que contara lo sucedido,<br />

ni hombres, ni mujeres, ni niños. Ni<br />

siquiera los animales sobrevivieron. No<br />

quedó ni un sólo edificio en pie y las

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