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El monstruo hambriento estaba<br />
riendo. Una risa cruel y malvada que se<br />
reía de los patéticos intentos del<br />
nigromante. Y mientras reía, unos<br />
zarcillos negros surgieron del hueco de<br />
la herida que Ergan había causado al<br />
cuerpo roto del monstruo y lo rodearon<br />
por completo. Los gritos de terror del<br />
nigromante se pudieron oír a millas a la<br />
redonda. Cuando el monstruo volvió al<br />
ataúd, no quedaba nada de Ergan. Ni<br />
siquiera la espada maldita del tumulario.<br />
- Debemos prepararnos -dijo el<br />
monstruo-. Nuestros invitados<br />
llegarán de un momento a otro.<br />
Hace media hora. Al sur del<br />
castillo madre de los Caballeros del<br />
Espejo de Mórr...<br />
- ¡Maestre!<br />
El explorador volvió corriendo de<br />
su posición avanzada. Su rostro estaba<br />
blanco como la cera.<br />
- ¡Maestre! -repitió.<br />
El Maestre dio el alto a los<br />
capitanes. Los capitanes gritaron la<br />
orden a las tropas, que fueron repetidas<br />
a su vez por las voces de los oficiales de<br />
unidad. Todas las tropas se detuvieron.<br />
Finalmente el explorador, boqueando<br />
por el esfuerzo, llegó al Maestre y éste<br />
se inclinó sobre su silla para esperar sus<br />
noticias.<br />
- Maestre. Están apenas un par de<br />
millas más adelante, fuera del<br />
bosque. Son cientos, Maestre. He<br />
visto como dos hechiceros con túnica<br />
los reanimaban allí mismo.- el<br />
explorador tragó saliva.- Y hay un<br />
ataúd muy extraño que eriza la piel,<br />
Maestre, y los tipos de la túnica<br />
estaban...<br />
- Tranquilo, muchacho -dijo el Maestre,<br />
posando una mano tranquilizadora<br />
sobre el hombro del joven<br />
explorador-. La paciencia es una<br />
virtud de caballero. Tómate un<br />
momento, ordena tus pensamientos y<br />
vuelve a empezar.<br />
El explorador asintió<br />
rápidamente. Cerró los ojos, y respiró<br />
hondo un par de veces.<br />
- Maestre -dijo en tono más calmado-.<br />
Hay un ejército a dos millas al Sur. El<br />
bosque acaba, dando a extensos<br />
prados, coronados por una loma en<br />
su centro. Están apostados en toda la<br />
loma, que está cubierta por una<br />
alfombra de huesos. En lo alto de la<br />
loma hay un ataúd, de extraño<br />
aspecto y mirarlo pone los pelos de<br />
punta, Maestre. Junto al ataúd hay<br />
dos hechiceros, lanzando conjuros<br />
para alzar a los muertos.<br />
- Eso ha estado mucho mejor. Vuelve y<br />
sigue vigilando junto a tus<br />
compañeros, pero no hagáis nada. Si<br />
hay algún cambio, ven informarme.<br />
- Sí, Maestre.<br />
Y con esas palabras, el<br />
explorador volvió a desaparecer entre<br />
los árboles.<br />
El Maestre respiró hondo y sintió<br />
un gran peso sobre sus hombros. Había<br />
tomado la decisión de avanzar y<br />
enfrentarse al enemigo. Una decisión<br />
extremadamente difícil. No sólo por que<br />
Víctor Gritter, el maldito Víctor Gritter,<br />
había mermado sus fuerzas, sino<br />
porque llevaba encima el cráneo. Sentía<br />
la presencia de aquel artefacto en su<br />
zurrón constantemente. Ya había sido<br />
expuesto a demasiada muerte aquel<br />
mismo día. Si seguía acumulando poder<br />
oscuro proveniente de la muerte y la<br />
lucha, y más estando entre los<br />
sortilegios de dos nigromantes y un<br />
ejercito completo de No Muertos, sin<br />
duda se desestabilizaría y liberaría<br />
(garras, colmillos, gritos) el mal que<br />
contenía. Pero las palabras de Víctor<br />
habían hecho mella en el caballero. Si<br />
no se enfrentaba a aquel enemigo allí y<br />
en aquel momento, éste le perseguiría<br />
allá donde fuese sembrando muerte y<br />
destrucción en su camino. Podría<br />
incluso ser peor que liberar (las alas<br />
esqueléticas extendidas al sol y el grito<br />
silencioso lanzado al cielo) el mal del<br />
cráneo. Maldito fuera aquel cráneo.<br />
Hizo una señal a sus capitanes<br />
para que se adelantaran a su posición.<br />
Le habría gustado celebrar un consejo<br />
de guerra antes de la batalla, pero<br />
dadas las circunstancias, debería<br />
conformarse con una rápida reunión<br />
improvisada<br />
- Herr Herst, Herr Gunther -dijo el<br />
Maestre-,¿tienen alguna sugerencia?<br />
- Creo que deberíamos darnos prisa,<br />
Maestre -dijo Herr Gunther-. Es<br />
posible que podamos cortar el<br />
proceso mágico que permite al<br />
enemigo tener sus fuerzas. Eso<br />
podría darnos ventaja.<br />
- Estoy de acuerdo con Herr Gunther,<br />
Maestre -dijo el capitán Herst-. Sin<br />
embargo, no me gusta la idea de<br />
precipitarnos. Si perdemos la<br />
formación de nuestras fuerzas,<br />
puede ser un terrible final. Tenemos<br />
un campo abierto hasta su posición, y<br />
en lo alto de la loma cuentan con<br />
ventaja. Nuestra carga, por poco<br />
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pronunciada que sea, irá cuesta<br />
arriba y perderá algo de fuerza.<br />
El Maestre meditó unos<br />
momentos, y pareció llegar a una<br />
decisión.<br />
- Bien. No sabemos que vamos a<br />
encontrarnos, hermanos. Herr Herst,<br />
Herr Gunther, tomad vuestros<br />
hombres y flanquead la posición<br />
enemiga, yo tomaré la fuerza<br />
principal y avanzaré por el centro. En<br />
cuanto podáis, cerrad la presa.<br />
- Un clásico yunque-martillo -sonrió<br />
Gunther.<br />
- Un clásico yunque-martillo, herr<br />
Gunther -respondió un sonriente<br />
Maestre-. Sin embargo, -continuó<br />
cortando a Herr Herst que estaba a<br />
punto de comentar algo- todos<br />
sabemos que cualquier plan de<br />
batalla suele durar poco al<br />
encontrarse con el enemigo, así que<br />
estad atentos a mis ordenes, puesto<br />
que podríamos cambiar de formación<br />
al llegar. El Maestre miró un momento<br />
más allá de los árboles, al sur,<br />
intentando ver con la imaginación la<br />
batalla que se avecinaba. Capitanes,<br />
tienen sus órdenes -dijo el Maestre a<br />
modo de despedida.<br />
Y los caballeros de Mórr se<br />
apresuraron a tomar posiciones antes<br />
de continuar.<br />
Hace 5 años. En un pueblo<br />
abandonado y sin nombre al sur de<br />
Altdorf.<br />
"Despierta"<br />
Apenas un atisbo de conciencia.<br />
Poco a poco. Filtrándose a través de los<br />
muros mentales. Y con la conciencia, el<br />
dolor. Un dolor indescriptible. Un dolor<br />
que ninguna mente es capaz de<br />
soportar.<br />
"Despierta"<br />
Apenas un atisbo de recuerdo. El<br />
dolor abrumador. La necesidad de<br />
esconderse de ese dolor. Los muros<br />
levantados, la oscuridad, el silencio.<br />
"Despierta, Gotha"<br />
Apenas un susurro. Una voz<br />
extraña y desconocida, pero teñida de<br />
poder. El poder. Algo en esa voz le traía<br />
otros recuerdos. Su hogar, una montaña<br />
partida por un martillo venido del cielo.<br />
El señor de la muerte, su amo. La guerra<br />
contra los hombres rata. Recuerdos. La<br />
voz del amo hablaba a través de esa<br />
voz.