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por muchos años a la artesanía, de fabricar escobas de<br />
millo para barrer. Estas escobas que para entonces<br />
costaban tres reales, es decir, un bolívar con un real,<br />
tuvieron prestando servicio de limpieza durante varias<br />
décadas, hasta que hizo su aparición el moderno cepillo<br />
que fue el que las desplazó. Esta familia tenía en el<br />
barrio La Guama a orillas del Caramacate, dos parcelas<br />
de tierra fértil. En una sembraban la semilla del millo, y<br />
una vez que éste arbusto o planta floreaba, es decir,<br />
“espigaba”, se cosechaba y luego esta espiga se usaba<br />
para la elaboración de dichas escobas. En la otra parcela<br />
sembraban las pequeñas plantas de tabaco que habían<br />
germinado en lo que se conoce con el nombre de<br />
“canteros”, también llamados, “Almácigos”. Una vez<br />
que las hojas de estas habían llegado a su madurez, se<br />
cosechaban, se secaban al sol, ya que el pobre no podía<br />
darse el lujo de tener “hornos”, y luego de cierto<br />
conocimiento revestido de experiencia, procedían a<br />
fabricar el para entonces famoso, tabaco de “crineja”,<br />
mejor conocido como “tabaco en rama” y el tabaco<br />
“hecho” que es el que se usa para fumar. Que yo sepa,<br />
y así me lo hicieron saber algunos entendidos, su<br />
nombre genuino es tabaco “hecho”. Recuérdese del<br />
mundialmente conocido tabaco “habano” cuyo nombre<br />
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