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creyentes dicen que se le metió el diablo, y en aquel<br />
arrebato de locura, agarró a Eva por la cintura, la metió<br />
en el río, y no contento con “babosearla”, le<br />
“esguañangó” la llamada manzana del pecado. Dicen los<br />
entendidos en la materia, que papá Dios entre los<br />
decretos, o mejor dicho, los mandamientos que le<br />
impuso a Adán, uno de los principales fue, el de no caer<br />
en la tentación de la carne, porque era una de los<br />
mayores pecados, de lo contrario si se dejaba tentar,<br />
perdería todas las prebendas y garantías de las cuales<br />
disfrutaba. Tal parece que a Adán en aquel divino<br />
arrebato, se le olvidó que papá Dios lo estaba cazando,<br />
y apenas cometió el pecado, ¡zuácata!, se le apareció en<br />
aquel río. Se comenta que Dios, aparte que quería a<br />
este muchacho como un hijo, le depositó tan enorme<br />
confianza, que cuando Eva sale del río a recibirlo con<br />
cara de motolita, como quien no quiebra un plato, él se<br />
le queda viendo con cierta amargura, al observar como<br />
le habían dejado la manzana, toda “esguañangada” y<br />
chorreándole baba. Cuenta la historia que cuando Dios<br />
vio traicionada aquella confianza, formó tremendo<br />
zafarrancho, y entre tantos improperios le dijo: Ahora si<br />
es verdad que te jodiste, y no hay vuelta atrás, porque<br />
cuando yo te leí la cartilla, te dije bien claro que si<br />
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