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involucraba en el rudo trabajo, pero también en el baile y la<br />
música. Estos dos ingredientes combinados, servían en<br />
muchas ocasiones para alegrar, para salir un poco de la<br />
monotonía y las penurias por las que muchos pasábamos,<br />
aunque para algunos despechados, cierta música lo que hacía<br />
era acrecentarle sus penas. Un ejemplo de ello y que yo<br />
presencié varias veces, fue ver a elementos casi abrazados a<br />
una rokola y con lágrimas en los ojos, tararear estrofas de<br />
canciones como las siguientes: "Vuelve mujer querida, a<br />
calmar esta pena, este dolor de ausencia que me hace<br />
padecer, yo sabré olvidar todo lo que por ti he sufrido" o la<br />
otra que dice: "Hoy sé que por dinero te entregas a otro<br />
dejándome a mí abandonado en esta soledad, pero no<br />
importa si tu te burlaste de mi fiel cariño, mujer fatal, algún<br />
día la tendrás tú que pagar".<br />
Por muy difíciles que hayan sido para uno aquellos tiempos,<br />
aún así es casi imposible olvidarlos, yo confieso que por poco<br />
también lloro, precisamente por problemas económicos; mi<br />
padre me ordenó irme para Caracas en busca de trabajo, para<br />
ese entonces yo estaba perdidamente enamorado de mi<br />
primera novia, y vaya que me costó separarme de ella, esa<br />
separación trajo como consecuencia el haberla perdido para<br />
siempre, porque bien dice el adagio que, amores de lejos,<br />
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