Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
años durmió “amorochado” con su mujer, pero ella<br />
falleció, y de ahí en adelante la vida de este hombre se<br />
convirtió en un calvario por lo que le estoy contando de<br />
las fulanas mañas. Me decía este amigo que entre las<br />
amarguras que le tocó sufrir fue la de pasar un largo<br />
tiempo sin poder conciliar el sueño, aunado a ello, por<br />
supuesto la soledad, y según el lo más triste sobre todo<br />
cuando hacía frío, era que tenía que dormir con las<br />
rodillas pegadas de la quijada. Después de reírse me<br />
dice: se da cuenta por qué yo no duermo “enrollado”<br />
con ninguna mujer. Luego de finalizar el tema, aunque<br />
él me dijo que todavía había mucha tela que cortar,<br />
observando a este personaje de color rozagante,<br />
disfrutando de buena salud, que a sus casi ochenta años<br />
le atiende a dos conucos, que baila joropo, y que en<br />
materia sexual dice que no está como un toro pero que<br />
se siente feliz porque semanalmente “echa dos”. Yo tal<br />
vez por modestia no le quise preguntar que quiso decir<br />
con eso de “echar dos”. Bien, analizando un poco todo lo<br />
que Nicolás me ha contado, le pregunto por curiosidad<br />
qué tipo de comidas consumía, o qué alimento en<br />
especial ingería para conservarse en tan buena forma.<br />
Me contesta que cada vez que puede se come una<br />
totuma de hervido de corroncho con bastante “ñame<br />
130