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Este problema, que Weber lo circunscribe al campo de la ciencia, es también (tal<br />
como el mismo autor lo reconoce) un dilema filosófico y propio del habitar en un<br />
mundo cuyo sentido se nos escapa: ¿cómo podemos entender las acciones de<br />
los otros? ¿podemos alguna vez tener absoluta certeza de que nos<br />
comprendemos a nosotros mismos? ¿es necesario (e incluso posible) “ponerse<br />
en el lugar del otro” para comprenderlo?<br />
En nuestra vida cotidiana estamos permanentemente interpretando las acciones<br />
de los otros, atribuyéndoles un sentido. Este trabajo casi invisible que realizamos<br />
todo el tiempo forma parte de lo que en la Unidad 1 denominábamos nuestro<br />
“sentido común”. Si, retomando el ejemplo del regalo de un ramo de flores, lo<br />
recibimos de un ser querido, probablemente pensemos que lo hace porque nos<br />
quiere, nos tiene afecto y es ello lo que nos causa mayor alegría (y no las flores<br />
en sí). Tal vez, si usted tiene hijos o sobrinos, haya recibido de ellos alguna vez<br />
un collar realizado con fideos, o el dibujo de un garabato. Lo que nos pone<br />
felices de este tipo de acciones no es el regalo por sí mismo, sino el sentido que<br />
le atribuimos a aquel que nos lo regala.<br />
De la misma manera, si ese mismo ramo de flores proviene de quien no nos<br />
agrada o a quien creemos no agradar, probablemente (y un poco maliciosos)<br />
nos preguntamos “¿qué se trae entre manos?” y las flores dejarán de<br />
agradarnos porque no comprendemos su sentido o porque, peor aún, lo<br />
suponemos negativo, “mal-intencionado”.<br />
Como usted puede ver, este trabajo de interpretación, como decíamos más<br />
arriba, lo realizamos cotidianamente e incluso sin tener mucha consciencia de<br />
ello. Weber trabajará entonces sobre estas interpretaciones para construir<br />
modelos explicativos de la acción. Las diferencias entre los modelos de Weber y<br />
las interpretaciones cotidianas son las mismas que en la primera unidad<br />
señalábamos respecto del sentido común y las ciencias sociales: no tanto una<br />
diferencia en cuanto a su naturaleza, sino en sus grados de complejidad,<br />
rigurosidad y campos de aplicación y “testeo”.<br />
Weber llamará a estos modelos que permiten comprender la acción social tipos<br />
ideales.<br />
Los tipos ideales son construcciones lógicas que funcionan como un “horizonte”<br />
al cual las acciones reales pueden acercarse para ser comprendida.<br />
Son, en este sentido, modelos “puros” de acción, pero que difícilmente existen<br />
en la realidad. Veámoslo más en detalle para ir clarificando qué significa todo cm<br />
esto:<br />
Weber clasifica cuatro tipos ideales de acción:<br />
80<br />
Eliminado: ,<br />
Eliminado: ,<br />
Con formato: Color de<br />
fuente: Azul<br />
Con formato: Diseño: Claro,<br />
Resaltar<br />
Eliminado: Nota a diseño:<br />
cuadrito de historieta de una<br />
mujer recibiendo un dibujo<br />
claramente feo de su hijo, pero<br />
con rostro de alegría<br />
<br />
Eliminado: qué<br />
Eliminado: dejarán<br />
Con formato: Fuente: Sin<br />
Negrita<br />
Con formato: Fuente: Sin<br />
Negrita<br />
Con formato: Diseño: Claro,<br />
Resaltar<br />
Eliminado: Idea<br />
Con formato: Fuente: 11 pt<br />
Con formato: Sangría:<br />
Izquierda: 1,27 cm, Derecha:<br />
-1,59 cm<br />
Con formato: Fuente: 11 pt,<br />
Sin Negrita<br />
Con formato: Fuente: 11 pt<br />
Con formato: Diseño: Claro,<br />
Resaltar<br />
Con formato: Derecha: -1,59<br />
Eliminado: Txt. Pcipal.<br />
Con formato: Derecha: -1,59<br />
cm