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A la vista del objeto amado, cuando el cochero siente<br />
que el fuego del amor penetra su alma toda y que el<br />
ag-uijon del deseo irrita su corazón, el corcel dócil, dominado<br />
ahora y siempre por las leyes del pudor, se<br />
contiene, para no insultar al objeto amado ; pero el<br />
otro corcel no atiende al látigo ni al agniijon , da botes,<br />
se alborota, y entorpeciendo á la vez á sa guia y á su compañero,<br />
se precipita violentamente sobre el objeto amado<br />
para disfrutar en él de placeres sensuales. Por lo pronto,<br />
el guia y el compañero se resisten, se indignan contra esta<br />
violencia odiosa y culpable; pero al fin, cuando el mal<br />
no tiene límites, se dejan arrastrar, ceden al corcel furioso,<br />
y prometen consentirlo todo. Se aproximan al objeto<br />
bello, y contemplan esta aparición en todo su resplandor.<br />
A su vista, el recuerdo del cochero se fija en la<br />
esencia de la belleza; y se figura verla, como en otro<br />
tiempo, en la estancia de la pureza, colocada al lado de<br />
la sabiduría. Esta visión le llena de un terror religioso, se<br />
echa atrás , y esto le obliga á tirar de las riendas con<br />
tanta violencia, .que los dos corceles se encabritan al<br />
mismo tiempo, el uno de buena gana, porque no está<br />
acostumbrado á hacer resistencia, el otro de mala porque<br />
siempre tiende ala violencia y á la rebelión. Mientras reculan,<br />
el uno, lleno de pudor y de arrobamiento, inunda el<br />
alma toda de sudor; el otro, insensible ya á la impresión<br />
del freno y al dolor de su caida, apenas tomó aliento,<br />
prorumpió en gritos de furor, vertiendo injurias contra su<br />
guia y su compañero, echándoles en cara el haber abandonado<br />
por cobardía y falta de corazón su puesto y tratándoles<br />
de perjuros. Los estrecha, á pesar de ellos, á<br />
volver á la carga, y, accediendo á sus súplicas, les concede<br />
algunos instantes de plazo. Terminada esta tregua,<br />
ellos fingen no haber pensado en esto; pero el corcel malo,<br />
recordándoles su compromiso, haciéndoles violencia y<br />
relinchando con furor, los arrastra y los fuerza á renovar<br />
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 2, Madrid 1871