Proyecto_mARTadero_2014
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LOS AÑOS DEL ABANDONO Y EL NECESARIO DESPERTAR<br />
Tras el 1992, lo que antes era un foco de infecciones, donde se sacrificaba la vida, se<br />
convirtió provisionalmente, con ayuda de algunos pupitres, pizarras y tizas, en escuelita,<br />
y algunas tardes a la semana en escuela de deportes.<br />
En vez de la mejora de dichos usos, el lugar iría siendo progresivamente usado como<br />
depósito de alumbrado público y de mobiliario municipal con desperfectos y en desuso,<br />
con la consiguiente degradación provocada al inmueble. El canchón trasero, donde<br />
antaño estuvieran las reses, se utilizaría como resguardo de bienes incautados por la ley<br />
1008, convirtiéndose en la práctica en depósito de chatarra.<br />
Así se lo fue dejando en abandono por largo tiempo. Durante sus diversos usos siempre<br />
provisionales, el edificio fue alterado con la introducción de paredes precarias tomadas<br />
con mortero de yeso, y otras construcciones de poco valor arquitectónico, constructivo y<br />
documental. Igualmente, desaparecerían las carpinterías, y parte de la maquinaria.<br />
Tras un letargo de 12 años, en 2004 se retomaría la idea de los vecinos realizando<br />
allí mismo el II Concurso Nacional Bienal de Arte Contemporáneo (II conart 2004), que<br />
detonaría una serie de procesos para la progresiva recuperación del sitio. La apertura y<br />
visión de la entonces Oficial Mayor de Cultura, Jenny Rivero, junto al compromiso de un<br />
grupo de artistas liderados por Angélika Heckl y Fernando García, posibilitarían impulsar<br />
el proyecto y la solicitud de comodato al Concejo Municipal.<br />
El ex-matadero, de 2.900 m2 es -como consecuencia de todo aquel proceso de diseño,<br />
construcción y uso- un espacio único, elocuente, flexible, descentralizado, estratégico<br />
social y geográficamente, acorde con la lógica y las necesidades de las artes emergentes<br />
y de una interacción social positiva. Un lugar previamente abandonado que está siendo<br />
recuperado, adecuado y puesto en valor para su uso permanente. Y ello en Villa Coronilla,<br />
un barrio desfavorecido que conecta la pobre zona sur con el centro donde vive gran parte<br />
de la clase media. Inmueble potencial y presuntamente patrimonial, y situado en una<br />
interesante ubicación “fronteriza” entre la realidad y el imaginario de ciudad consolidada<br />
y los barrios periféricos receptores de inmigración en los últimos decenios.<br />
Primer relevamiento realizado del inmueble, hacia julio de 2004, con la ubicación en el entorno de la Plaza de los<br />
Arrieros y la calle Ollantay (izq.), y la distribución de los ambientes en una primera aproximación (der.).<br />
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