El Protagonismo de las Materias Primas - Fundación Banco Santander
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Problemas <strong>de</strong> escasez <strong>de</strong> agua los ha habido, los hay y los<br />
habrá. Especialmente en áreas <strong>de</strong> clima árido o semiárido. Pero<br />
por mucho que se nos repita, ese no es hoy el principal<br />
problema <strong>de</strong>l agua que España tiene planteado. Antaño lo fue,<br />
pero hoy nuestros ríos están regulados por más <strong>de</strong> mil presas<br />
que pue<strong>de</strong>n almacenar hasta 55.000 Hm 3 , el 50% <strong>de</strong>l agua que<br />
nos renueva la naturaleza cada año y que supone casi el doble<br />
<strong>de</strong>l consumo anual total <strong>de</strong>l país. Pero ya la mayoría <strong>de</strong><br />
nuestros ríos, especialmente los <strong>de</strong>l su<strong>de</strong>ste español, no dan<br />
más <strong>de</strong> sí. Es el punto y final <strong>de</strong> la necesidad y el afán que<br />
por el agua, al compás <strong>de</strong>l imponente <strong>de</strong>sarrollo tecnológico,<br />
mostró la sociedad <strong>de</strong>l siglo XX.<br />
Una sociedad que <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> la ingeniería civil era capaz <strong>de</strong><br />
construir en la década <strong>de</strong> los 30 presas como la Hoover, la que<br />
suministra agua a Las Vegas, con capacidad para almacenar<br />
hasta 35.200 Hm 3 , el consumo anual <strong>de</strong> España. La cultura <strong>de</strong><br />
construcción <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s obras hidráulicas, que tan bien ha<br />
consolidado nuestra historia, experimenta un impulso <strong>de</strong>cisivo<br />
<strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> una potente tecnología recibida con entusiasmo<br />
tanto por la sociedad agrícola <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XX<br />
como por los gobiernos, que ven en estas gran<strong>de</strong>s obras,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otros estímulos menos confesables, la posibilidad<br />
<strong>de</strong> un lucimiento sin par. Pue<strong>de</strong>n cambiar en pocos años la faz<br />
<strong>de</strong> un <strong>de</strong>sierto, que eso antaño era la ciudad <strong>de</strong> Las Vegas.<br />
Pero claro, en este mundo todo tiene un límite. <strong>El</strong> <strong>de</strong>sarrollo<br />
tecnológico cambia la escala <strong>de</strong> <strong>las</strong> admirables obras hidráulicas<br />
<strong>de</strong> la antigüedad y el nuevo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> magnitud que el siglo<br />
XX instala trae, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> claros síntomas <strong>de</strong> agotamiento en<br />
ríos y acuíferos, un conjunto <strong>de</strong> problemas medioambientales<br />
en los que inicialmente nadie pensó. Y lo que es peor, como<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre los gobiernos han puesto el agua a disposición<br />
<strong>de</strong> los ciudadanos, se ha asentado la cultura <strong>de</strong> que es un maná<br />
que cae <strong>de</strong>l cielo, que es y <strong>de</strong>be ser gratis. Una cultura muy<br />
arraigada en todos los países promotores <strong>de</strong> obra hidráulica,<br />
es <strong>de</strong>cir, en aquellos en los que siendo el agua escasa ha sido<br />
menester realizar más obras <strong>de</strong> regulación, dando lugar a la<br />
bien conocida paradoja <strong>de</strong> que el agua es más barata allá don<strong>de</strong><br />
más escasea. Una paradoja con los días contados, porque en<br />
los países mediterráneos el agotamiento <strong>de</strong> <strong>las</strong> fuentes <strong>de</strong><br />
suministro y los problemas medioambientales <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong><br />
llevar la gran obra hidráulica hasta sus últimas consecuencias<br />
anuncian que la política hídrica tradicional está llegando a<br />
su fin.<br />
Centrando el problema<br />
Por lo ya dicho, no extrañará que en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo<br />
XX el hombre llegue a pensar que pue<strong>de</strong> dominar la naturaleza.<br />
Una i<strong>de</strong>a cuyo cenit y, al tiempo, <strong>de</strong>clive lo establece<br />
la entrada en servicio <strong>de</strong> la presa <strong>de</strong> Aswan, la sentencia <strong>de</strong><br />
muerte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lta <strong>de</strong>l río que regula el mítico Nilo. Con una capacidad<br />
para almacenar cinco veces el volumen <strong>de</strong> la Hoover, se<br />
acaba <strong>de</strong> construir en 1970, y es vendida a la sociedad como “la<br />
barrera contra el hambre <strong>de</strong> Egipto”. Un eslogan que los hechos<br />
no han ben<strong>de</strong>cido. Antes bien, la realidad la resume con maestría<br />
el título <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Kerisel, <strong>El</strong> Nilo, la esperanza y la cólera. De la<br />
sabiduría a la <strong>de</strong>smesura, conclusión que alcanza el autor comparando<br />
lo que fue con lo que es. Unos años <strong>de</strong>spués, en 1987, la<br />
Comisión Brundtland certifica el final <strong>de</strong>l consenso mundial en<br />
torno a la política <strong>de</strong> siempre, la basada exclusivamente en la<br />
gestión <strong>de</strong> la oferta. Embriagada <strong>de</strong> éxito fue incapaz <strong>de</strong> encontrar<br />
el punto <strong>de</strong> equilibrio justo.<br />
Con todo, los países <strong>de</strong>sarrollados apreciaron antes los síntomas<br />
<strong>de</strong> agotamiento <strong>de</strong> esta política <strong>de</strong> abundancia, si bien no<br />
les llegó, como a los mediterráneos, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> la escasez<br />
(el agua en ellos abunda) sino <strong>de</strong> la contaminación. En efecto,<br />
en la Alemania <strong>de</strong> la posguerra, como consecuencia <strong>de</strong> su<br />
imponente <strong>de</strong>spegue industrial, el consumo <strong>de</strong> agua se dispara<br />
a mediados <strong>de</strong> los sesenta. Y con él, la contaminación, porque<br />
el uso <strong>de</strong>l agua siempre comporta un mayor o menor <strong>de</strong>terioro<br />
<strong>de</strong> su calidad. Debido a esto, a principios <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los<br />
setenta, la política <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> aquel país introducirá un punto<br />
<strong>de</strong> inflexión, con un principio lógico y esencial: los costes<br />
<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l manejo <strong>de</strong>l agua los asumirá quien la utiliza,<br />
<strong>de</strong>terminando, a<strong>de</strong>más, que si alguien contamina, <strong>de</strong>be pagar<br />
por ello.<br />
Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> Sostenibilidad y Patrimonio Natural Nº8