El Merengue: Música y Baile de la República Dominicana - Claro

GÉNESIS DEL MERENGUE, RAÍCES, TRAYECTORIA Y DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX
188
GÉNESIS DEL MERENGUE, RAÍCES, TRAYECTORIA Y DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX
189
tro años después, Ulises Francisco Espaillat lanzó la segunda campaña periodística
desdeñando el baile.
3) Si esa célula o motivo vino antes a Santo Domingo, ¿por cuál vía lo
hizo, ¿en cuál época
4) Si los motivos rítmicos de tango y habanera son iguales, ¿qué importancia
tiene que una parte del ritmo del merengue haya emanado del uno o de la otra
5) ¿Precedió el tango a la habanera o viceversa
6) ¿Dónde nació el motivo o célula tango –no la danza–, en América o
en España
La amplia bibliografía cubana facilita las respuestas, al permitirnos unir las
piezas del caleidoscópico mosaico contradanzado en la cercana isla. Por comparación,
estos componentes sirven para despejar varias incógnitas relacionadas
con el merengue nuestro.
Acerca del desenvolvimiento de la contradanza (sin gentilicio) en la vecina
isla, apuntó el compositor cubano Emilio Grenet: «…inicia una línea en nuestra
música bailable de salón, que evoluciona sucesivamente hacia la danza, en
la segunda mitad del siglo pasado [el XIX]; hacia el danzón, que aparece en el
último cuarto del siglo, y hacia el danzonete, en que aquél verifica en cierto
modo una alianza con el son, cediéndole su última parte. […] En el acompañamiento
se encuentra ya la fórmula rítmica que caracteriza la danza, el antiguo
tango español y la habanera. […] También era popular en otros países latinoamericanos,
como en Puerto Rico, donde era un tipo muy corriente.» 117 Estas
indicaciones de Grenet establecen el desarrollo genérico de la contradanza en
Cuba, y lo establecen en otras áreas antillanas y continentales. De igual manera,
equiparan los motivos rítmicos de tango –señalado como hispánico– y de la
danza habanera –o contradanza habanera, como también se le conoció–.
En La música en Cuba, Alejo Carpentier es aún más específico al tratar las
proyecciones cubanas de la contradanza –que como se ha podido leer, para el
musicólogo, provinieron de la francesa– (p.p. 100 y 101): «Sus derivaciones
originaron toda una familia de tipos, aún vigentes. De la contradanza en 6 por
8 –considerablemente cubanizada– nacieron los géneros que hoy se llaman la
clave, la criolla y la guajira. De la contradanza en 2 por 4, nacieron la danza,
la habanera y el danzón, con sus consecuentes más o menos híbridos.»
Las definiciones de habanera que aparecen en los textos especializados de
música académica son coincidentes, aunque no señalan su entronque con la
contradanza: danza y canción cubana / nacida en el siglo XIX / de gran popularidad
/ el nombre procede de la capital del país / su tempo va de lento a moderado
/ aparece en Europa en la segunda mitad del Ochocientos / su compás es binario
/ su motivo rítmico característico es en dos pulsos reiterativos: una corchea con
puntillo y una semicorchea; dos corcheas–. Llamamos la atención sobre las partes
rítmicas que, como ya señalamos, se corresponden con explicaciones técnicas
del merengue, en cuanto a una parte de su fórmula rítmica.
La habanera no siempre ostentó una lentitud sensual, por el contrario. En
sus inicios se cultivó como pieza bailable y fue bien movida; su tempo primario
fue, pues, rápido. La morbidez llegó a caracterizar el género cuando se hizo
exclusiva como canción. Fue esa atmósfera lánguida la que motivó la inspiración
de grandes compositores europeos como Falla, Albéniz, Saint-Saëns,
Chabrier, Debussy, Ravel y Bizet. Entre las habaneras «clásicas» del repertorio
popular cantable, fue La paloma (1860) del vasco Sebastián Yradier, el
primer gran hit internacional del género. De Yradier es también El arreglito,
que a decir de los expertos, fue copiada por Bizet –desconociendo que tenía
autor– para El amor es un pájaro rebelde, la celebérrima habanera de su ópera
Carmen. Otra pieza en este ritmo, famosa internacionalmente, es O sole mio,
del italiano Di Capua. Y entre las cubanas, la reina es Tú (1892), de Eduardo
Sánchez Fuentes, con letra de su hermano Fernán.
Si hay un consenso general al definirse la habanera como género, resulta
todo lo contrario cuando se aborda el origen de sus raíces rítmicas, de su
EJEMPLO MUSICAL:
CÉLULA O MOTIVO
DE TANGO O HABANERA,
CUYA REITERACIÓN
GENERA EL RITMO DE
LA DANZA HABANERA.