El Merengue: Música y Baile de la República Dominicana - Claro

GÉNESIS DEL MERENGUE, RAÍCES, TRAYECTORIA Y DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX
77
rrupciones del nombre. Fernando Ortiz explica la danza descrita por el padre
Labat como caringa, vocablo que es «…de una antigua región y de un río del
Congo. Esto basta para afirmar la etimología africana de esta voz…». Luego,
en su exposición el antropólogo cubano asevera que «…es clara derivación
de calinda, por trastrueque de la ele por erre, caso harto común en aquellos
siglos, en el habla popular, y que aún perdura en el lenguaje vernáculo de
estos pueblos que adormece el Caribe…» 53
Lo que ha permanecido en la historia como calenda es: según Mayer-Serra,
«baile rioplatense de origen africano…»; de acuerdo a A. Della Corte y G. M.
Gatti: «Llamada también calinda, caliendo, caleindo o calienta, nombres que
habrían derivado de ¡qué linda!, es una danza ejecutada por los negros de
Luisiana (E.E.U.U.), Martinica, Haití, el Río de la Plata y otras partes de
América…» 54 . En otros textos aparece registrada como kalinda. Este calidos-
BAILE DEL JARABE
EN TIEMPOS DEL
EMPERADOR
MAXIMILIANO.
copio de apelativos es un buen ejercicio preparatorio para afrontar lo que en
el Ochocientos se vivenciaría en el área antillana con el merengue.
Según refiere Flérida de Nolasco, ciento y pico de años después de Labat, la
calenda es reseñada con otros estilos coreográficos y nuevas pantomimas, menos
«vagabunda» si se quiere, por el político y escritor francés Moreau de Saint-
Méry, quien visitó La Española en 1783: «Los bailadores –dice– en números
iguales hombres y mujeres, se lanzan al espacio y se ponen a bailar, haciendo las
figuras de dos en dos. Esta danza poco variada, consiste en un paso muy sencillo
extendiendo sucesivamente cada pie y retirándolo, tocando precipitadamente
el suelo con la punta del pie y con el talón, como se hace en la danza llamada
inglesa. Evoluciones hechas sobre sí mismo o alrededor de la mujer que gira
también y cambia de lugar con el hombre; he ahí cuanto se percibe en esta
danza, agregándose tan sólo el movimiento de los brazos que el hombre baja y
levanta sosteniendo los codos bastante cerca del cuerpo y conservando la mano
casi cerrada. La mujer tiene sujetas dos puntas del pañuelo, el cual balancea.
Antes de verla, difícilmente se creería qué animada y viva es esta danza, y cómo
el rigor conque se marca el compás le presta gracia. Bailadores y bailadoras se
reemplazan sin cesar, y en gran manera se embriagan con el placer de esta danza
llamada calenda, que practican al aire libre y en un terreno liso para que el
movimiento de los pies no encuentre obstáculos.» 55
Saint-Méry también aporta datos acerca de otra danza de carácter ritual, la
chica, que practicaban los esclavos, y se bailaba: «…con un aire que le estaba
especialmente consagrado […] En esta danza el talento de la bailadora consiste
en la destreza conque mueve las caderas y cintura, conservando el resto del
cuerpo en una especie de inmovilidad, sin dejar, sin embargo, de mover suavemente
brazos y manos con las que balancea las dos extremidades de un pañuelo
o de la falda. La danza se anima, y es imposible pintar la chica con su verdadero
carácter. Me limitaré a decir que la impresión que causa es tan poderosa que
para verla bailar sin emoción sería preciso haber perdido hasta la última chispa
de sensibilidad.» 56 Según explica Nolasco en sus Vibraciones en el tiempo (p.106),