El Merengue: Música y Baile de la República Dominicana - Claro

GÉNESIS DEL MERENGUE, RAÍCES, TRAYECTORIA Y DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX
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GÉNESIS DEL MERENGUE, RAÍCES, TRAYECTORIA Y DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX
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gundo –no conocemos la base de sustentación para tal aseveración, consignada
hace unos setenta y tres años–. Pero no hemos terminado con el análisis de la
capsular explicación: Archambault alude a una «figura de la cadena de los lanceros»
en la yuca-merengue. Dicha figura era tradicional en el baile de la cuadrilla
y ésta, no fue sino una derivación europea de la contradanza. Con tal
afirmación, la desazón que nos provocara la mezcla de la yuca con el merengue
se calmó un poco –aunque no desapareció del todo–, porque cuando se rastrean
las rutas del merengue primitivo la contradanza sale, en alguna forma, a relucir.
La segunda cita de Demorizi refiere un dato expuesto por Rafael Damirón
en su conferencia De nuestro sur remoto –sin fecha– (p. 79): «…la mangulina
es lo que hoy se denomina merengue…». El historiador juzga tal afirmación
como «…digna de estudiarse.» De nuevo se presenta un ensamblaje con el
merengue y otra danza, esta vez la mangulina.
En la obra Música y músicos de la República Dominicana, de J. M. Coopersmith,
otra vez relumbra la yuca en los movimientos bailables merengueros. El autor
explica lo que, para él, son «procedimientos de ritmos contradictorios» en el
acompañamiento musical –interpretamos que habla de la síncopa– y afirma (p.
67): «…Se puede observar este mecanismo en la siguiente discusión sobre el
bolero, el sarambo y el merengue, con sus derivados, el pambiche y la yuca.» Y
más adelante, reitera (p. 71): «La yuca, que también se deriva del merengue, es
conocida en las regiones campestres de El Cibao…» Antes, Pedro María Archambault
–autor dominicano– hizo saber que la yuca es un merengue y luego
Coopersmith –investigador estadounidense– asegura que la yuca es una modalidad
del merengue.
El comentario más llamativo es del compositor Esteban Peña Morell, uno
de los pioneros en la investigación de nuestro folclor musical. En 1929, del 21
de septiembre al 8 de diciembre, Peña Morell publicó en el Listín Diario una
serie de seis artículos bajo el único título Sobre nuestra música folklórica, en la
columna Notas Críticas. El centro de la serie fue el merengue, el cual analizó
en cuatro publicaciones sin entremezclarlo con ninguna otra danza criolla.
Veamos lo que inscribe en su IV entrega –27 de octubre, p. 5–, que dedicó
enteramente a la mangulina –para el músico-folclorista, ésta fue la verdadera
danza nacional–: «¿Por qué señalamos la mangulina como el cantar-baile por
excelencia representativo de nuestra musicalidad festiva...» El autor pasó a
dar cinco respuestas –o una respuesta en cinco partes–, en las que invocó: el
criollismo de la danza; la dominicana exclusividad de su nombre; la musicalidad
de éste como elogio a la mujer criolla 134 ; el contraste entre copla y estribillo,
que en sus temperamentos y letras envuelven las dos fases de la comedia
humana; y finalmente –es la que atañe al tema–, porque: «…la mangulina
adquirió su filosófica credencialidad, isleña dominicana e hispana antillana,
dividiendo nuestro territorio en cuatro porciones cardinales, representadas o
caracterizadas en su dinámica interpretativa:
•Trágica en el Este (Mangulina):
En Tártara murió José / de una sola puñalá, / yo a Tártara no volveré, /
porque me quieren matá.
•Política o satírica en el Sud (Nina o Guaracha):
Santana, como era carbo, / le picaban los mosquitos / y Bentura le decía: /
«Ponte el gorro Periquito».
•Picaresca y hasta lúbrica en el oeste (Carabinier):
Muchacha celosa / cabeza de vaca, / peliando por todo / lo que no se gasta.
•Caballeroso, heróico, valiente, enamorado y elogiador de las propias virtudes,
en el Noroeste al Norte (Merengue):
Tengo una novia en el valle / y otra tengo en el paimar, / dondequiera que
yo cante / gallo soy, de calidá…»
En lo planteado por Peña Morell, se trata de una danza, la mangulina, no
sólo regionalizada y con caracteres bien tipificados, sino con cuatro sinónimos:
nina, guaracha, carabinier y merengue.
Además de músico, Peña Morell (1897-1936) fue militar; aprovechó sus
andanzas con las tropas por los distintos pueblos para recoger, anotar y clasificar
las cantinelas improvisadas cotidianamente por los reclutas campesinos.