El Merengue: Música y Baile de la República Dominicana - Claro
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GÉNESIS DEL MERENGUE, RAÍCES, TRAYECTORIA Y DIFUSIÓN EN EL SIGLO XIX<br />
247<br />
dico capitaleño <strong>El</strong> Oasis. Los jóvenes intelectuales «oasistas» <strong>de</strong>jaron constancia<br />
<strong>de</strong> su repudio a <strong>la</strong> manera como se bai<strong>la</strong>ba el merengue en 1854 y<br />
1855. Pero ellos no fueron compositores sino literatos, y como nunca reprodujeron<br />
en su semanario un trozo <strong>de</strong> partitura <strong>de</strong> <strong>la</strong> «<strong>de</strong>testable» danza, sus<br />
testimonios no arrojan ningún haz <strong>de</strong> luz que ayu<strong>de</strong> a <strong>de</strong>sentrañar en qué<br />
consistió, realmente, su música.<br />
<strong>El</strong> merengue que se conoció en Santo Domingo a mediados <strong>de</strong>l siglo XIX,<br />
fue <strong>de</strong> raigambre musical contradanzada; posiblemente tuvo pocos elementos<br />
musicales en común con el que se <strong>de</strong>sarrolló posteriormente, en el último<br />
tercio <strong>de</strong> dicha centuria y sobre todo, con el que se puso <strong>de</strong> moda en los<br />
elegantes salones sociales cibaeños <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda década <strong>de</strong>l siglo XX. Pero<br />
<strong>la</strong> verdad es que en nuestro país, nadie pue<strong>de</strong> afirmar ni negar categóricamente<br />
si <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que sonó el primer merengue, quedó o no establecida su estructura<br />
«JOLGORIO».<br />
PINTURA DE<br />
PLUTARCO ANDÚJAR.<br />
clásica <strong>de</strong> paseo, cuerpo <strong>de</strong>l merengue y jaleo; o si ese familiar y jacarandoso<br />
TÁN-ta ran-tan tan-tan tácataca TÁN…que como esquema rítmico lo <strong>de</strong>fine,<br />
se le imprimió o no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>la</strong> danza se abrió camino en los barrios urbanos<br />
<strong>de</strong> Santo Domingo.<br />
Sin embargo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista musical, <strong>la</strong> dialéctica implícita en<br />
cualquier proceso cultural hace difícil aceptar que un género popu<strong>la</strong>r haya<br />
emergido cabalmente configurado y or<strong>de</strong>nado. Resulta casi impensable suponer<br />
que <strong>la</strong> inventiva chispeante <strong>de</strong> los creadores espontáneos no le atravesara<br />
algún <strong>de</strong>jo, algún giro nuevo en algún momento a una cop<strong>la</strong>, a un canto o a <strong>la</strong><br />
música <strong>de</strong> una danza. Pero <strong>la</strong>s escasas noticias que se pue<strong>de</strong>n ubicar sobre el<br />
merengue durante <strong>la</strong> segunda mitad <strong>de</strong>l Ochocientos –nos referimos a noticias<br />
<strong>de</strong> esos años, no a interpretaciones ulteriores- parecen indicar que así<br />
aconteció. <strong>El</strong> merengue mantuvo una línea estructural que permaneció por<br />
décadas y décadas. Así lo percibió Julio Alberto Hernán<strong>de</strong>z; Julio César Paulino<br />
afirma por igual, que ese estilo contradanzado se extendió hasta <strong>la</strong> segunda<br />
década <strong>de</strong>l Novecientos, y que fue Juan Espíno<strong>la</strong> su último cultor.<br />
Las primeras transformaciones que se supone tuvo el merengue ocurrieron<br />
en <strong>la</strong> década <strong>de</strong> 1870, cuando se introdujo el acor<strong>de</strong>ón diatónico en <strong>la</strong> agrupación<br />
instrumental merenguera y se generó el merengue típico en <strong>la</strong>s áreas<br />
rurales. En este caso, se evi<strong>de</strong>ncian razones para compren<strong>de</strong>r <strong>la</strong>s metamorfosis<br />
que pudo sufrir <strong>la</strong> danza –que fueron más bien, para atrasar su música–, por <strong>la</strong>s<br />
limitaciones tonales a <strong>la</strong>s que indujo el primitivo acor<strong>de</strong>ón, popu<strong>la</strong>rizado por<br />
<strong>la</strong>s facilida<strong>de</strong>s que brindaba su elemental ejecución.<br />
Los periódicos que se comenzaron a publicar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> establecerse <strong>la</strong><br />
República, reseñaron esporádicamente <strong>la</strong>s noticias merengueras. Tales crónicas<br />
son indicativas <strong>de</strong> que en el Ochocientos, el merengue estaba insertado<br />
como parte integral <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad festiva dominicana. Emilio Rodríguez Demorizi<br />
se refiere al tema varias veces en Música y baile en Santo Domingo,<br />
como reza en esta nota al pie (p. 122): «Es evi<strong>de</strong>nte que continuó el merengue.<br />
En el artículo Costumbres, aparecido en <strong>El</strong> Dominicano, <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong>