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CAPÍTULO 4 ¿CUÁNDO COMIENZO A EMPRENDER<br />
61<br />
una situación crítica –después de la<br />
gran devaluación de 2001- y los socios<br />
fundadores decidieron vender.<br />
Meses atrás habían tenido reuniones<br />
con Ferral por la acción para Día de<br />
la Madre de Arcor y, con ojos visionarios,<br />
habían detectado en este joven<br />
un claro perfil emprendedor y<br />
con capacidad de liderar. “¿Te gustaría<br />
comprarnos la empresa Nosotros<br />
estamos grandes y queremos hacer<br />
otra cosa”, le dijeron. Así, claros<br />
y sin vueltas, los dueños de Junot le<br />
hicieron su oferta a Federico.<br />
“Lo primero que pensé fue que<br />
no había manera alguna de comprar<br />
una empresa. Era un trabajador en<br />
relación de dependencia, con padres<br />
docentes, y sin capital para adquirir<br />
Junot. Después de tres meses de negociaciones,<br />
idas y vueltas, renuncié<br />
a Arcor y decidí dedicarme de lleno a<br />
este nuevo proyecto. Para comprarla,<br />
vendí mi auto y contraje una pequeña<br />
deuda que después pagué con dividendos.<br />
Recuerdo que cuando les<br />
conté a mis padres que iba a comprar<br />
una empresa fundida no entendían<br />
nada. Con el tiempo tuve la suerte<br />
de demostrarles que fue un gran<br />
acierto”.<br />
Ésa fue la primera empresa que<br />
rearmó Federico Ferral. Sólo compró<br />
la marca y el diseño y sobre todo lo<br />
otro empezó la empresa desde cero,<br />
con gente nueva. Según contó el<br />
emprendedor, su estrategia de rearmado<br />
de Junot fue la siguiente: en<br />
primer lugar analizó la industria de<br />
las tarjetas de saludo y detectó que,<br />
a largo plazo, no iba a ser un sector<br />
tan atractivo ya que con el avance<br />
de internet y los mensajes de texto<br />
el negocio empezaba a declinar. Y si<br />
bien compró una empresa que estaba<br />
fundida, se apoyaba en la exitosa<br />
experiencia que había tenido dentro<br />
de Arcor y consideraba que se debía<br />
a que al mercado le gustaba el producto.<br />
Ferral se imaginaba a Junot no<br />
sólo con tarjetas sino que proyectaba<br />
llevar la marca a otro estadío y armar<br />
una línea de productos de regalería:<br />
tazas, almohadones, portarretratos,<br />
papeles de regalo, pósters, entre<br />
otros objetos de regalo que se fueron<br />
desarrollando con el tiempo.<br />
Junot volvió a ser rentable al<br />
año. Las claves fueron: reorganizar<br />
la empresa mediante el desarrollo<br />
de nuevos productos, la apertura al<br />
mercado con distribuidores en otras<br />
regiones del país, y aprovechar el conocimiento<br />
previo para realizar acciones<br />
con grandes empresas como<br />
Tarjeta Naranja, Grido, La Voz del<br />
Interior, Arcor, Beto’s, Vanesa Durán,<br />
entre otras.<br />
entre Las frutas secas,<br />
eL asesoramiento<br />
y La adquisición de<br />
croppers<br />
Mientras Junot fue avanzando, y ya<br />
con el impulso emprendedor a flor<br />
de piel, Ferral comenzó a pensar en<br />
otro negocio que le había quedado<br />
dando vueltas en la cabeza desde su<br />
viaje de intercambio a Inglaterra. Allí<br />
estudió en Manchester y durante su<br />
estadía también trabajó de mozo en<br />
el club de fútbol Manchester United.<br />
En esa oportunidad conoció a Andrew,<br />
quien trabajaba en los boxes<br />
del club y que se dedicaba al negocio<br />
de la importación de frutas secas<br />
desde Nueva Zelanda y Australia.<br />
Después de la devaluación de la Argentina<br />
(2002) detectó una oportunidad<br />
concreta en ese rubro.<br />
“Habían pasado cuatro años desde<br />
la última vez que lo había visto,<br />
cuando me comuniqué con Andrew<br />
y le conté que el país había devaluado,<br />
que teníamos frutas secas muy<br />
buenas y le aseguré que podría comprarla<br />
a mitad de precio. Le pedí que<br />
me mandara una muestra de lo que<br />
él estaba importando y yo le presentaba<br />
algo igual. Cuando me llegó el<br />
pedido, me fui a Río Negro y a Neuquén<br />
a buscar frutas frescas y lugares<br />
donde se podían secar. Armé unas<br />
muestras y las mandé a Inglaterra.<br />
Conclusión: le encantó el producto y<br />
el precio era la mitad de lo que estaba<br />
comprando. A las dos semanas este<br />
inglés se tomo un avión a la Argentina<br />
para cerrar el negocio”, recordó<br />
el emprendedor.<br />
El acuerdo para armar esta empresa<br />
fue que el inglés financiara la<br />
producción y Ferral estuviera a cargo<br />
de ella (de secar, seleccionar, de<br />
la parte logística). Al principio con<br />
órdenes chiquitas y luego creciendo,<br />
lo que dio nacimiento a Femex, una<br />
empresa de comercio exterior que<br />
exportaba fruta seca argentina y a<br />
buen precio. Cuando la carga operativa<br />
adquirió volúmenes importantes,<br />
Ferral se asoció con María,<br />
licenciada en Comercio Exterior.<br />
Y si bien el negocio crecía y tenía<br />
una estructura sólida, se encontraron<br />
con la problemática de la estacionalidad<br />
del producto. “Durante<br />
seis o siete meses teníamos mucho<br />
trabajo, pero el resto del tiempo bajaba<br />
mucho. Entonces, con el equipo<br />
que ya estaba montado, empezamos<br />
a aprovechar ese espacio para asesorar<br />
a empresas que querían exportar”,<br />
aseguró Ferral.<br />
Fue cuando comenzó a incursionar<br />
en el asesoramiento que conoció<br />
Croppers, una empresa de<br />
maní. En una primera instancia, les<br />
realizó un diagnóstico y llegaron a<br />
la conclusión que eran muchos los<br />
cambios que los dueños tenían que<br />
hacer (reingeniería en packaging,<br />
en producto, cambiar procesos, certificar<br />
normas de calidad, etc.). A la<br />
semana de este resultado, pasó algo<br />
similar a lo que había ocurrido tiempo<br />
atrás con Junot. Sucedió que los<br />
dueños de Croppers se comunicaron<br />
con Federico y ofrecieron venderle<br />
la empresa.<br />
“A mí me parecía un producto<br />
muy bueno. Me dejaban la compra<br />
a un precio realmente económico y,<br />
más allá de la reingeniería que tenía<br />
que hacer, me parecía una muy buena<br />
oportunidad. Llamé a unos amigos<br />
para que se asociaran conmigo<br />
en esta nueva aventura, compramos<br />
el 75 por ciento del negocio, reorganizamos<br />
la empresa y hacia allá fuimos.<br />
Una vez cambiada la imagen<br />
del packaging, se decidió meter los<br />
productos en Buenos Aires”.<br />
En menos de tres años, Croppers<br />
pasó de vender 4 mil kilos mensuales<br />
a casi 45 mil kilos por mes. A la<br />
producción -que en un principio<br />
era sólo de maní-, se le incorporaron<br />
nuevas líneas de frutos secos y<br />
de granola. La empresa pasó de tener<br />
presencia en 50 supermercados a lle-