imagen - Ayuntamiento de Alba de Tormes

y que se hace pública en la reunión del mismo(17.12.1680), en la que pide respetar los cultosreligiosos, sobre todo la procesión del día de SantaTeresa, durante la cual no se deben dejar representarcomedias 26 . Un examen más exhaustivo ycontinuo de las mismas nos revelaría muchos másdatos al respecto. Pero ya podemos constatar comouna norma habitual –quizás por aquello del Votode 1614- la implicación directa de las autoridadesmunicipales en el desarrollo y organización deestas fiestas teresianas de octubre.Uno de los contenciosos que abarca buenaparte del siglo XVII y XVIII, aunque más bien a nivelinterno eclesiástico y que repercutió también en lavida religiosa de la villa, fue el de la procesión del15 de octubre que vio enfrentados por muchotiempo al clero secular y regular, es decir, párrocosde la villa y religiosos. En este caso se trataba sencillamentedel problema de la presidencia de lamisma, o de la colocación estratégica de sus diversosestamentos dentro de la organización, esdecir, el lugar que corporativamente debían ocuparen ella cada sector del clero. No se entienden aposteriori estas discusiones, interminables, queoriginan tanta documentación legal, pero entoncestenían su interés y, sobre todo, era la forma desacar a flote el problema de la jurisdicción eclesiástica,que venía a ser lo que estaba en juego.El problema surge cuando los frailes carmelitasfundan en la villa de Alba de Tormes (1676) y, portener ellos jurisdicción propia sobre las monjas carmelitasentonces dependientes de la Orden, pasana ocupar su capellanía y el consiguiente cuidado yatención del sepulcro de Santa Teresa conservadodentro de su iglesia. De capellanes seculares pasanen estas fechas las monjas a estar servidas por capellanesde su misma Orden, bajo la jurisdicciónpropia. El cambio de situación inquieta y perturbalas relaciones entre ambos cleros, sobre todo anivel de ciertos ámbitos de actuación. Y más teniendoen cuenta que por la importancia de santaTeresa para la diócesis salmantina y por asistir casisiempre el obispo diocesano a las fiestas de octubre,siempre se originaban algunos conflictos de26 Libro de acuerdos del Consistorio (1678-1684), fol. 132v-133r: Archivo municipal, I.E.18página 158