imagen - Ayuntamiento de Alba de Tormes

PRESENTACIÓN por JESÚS MARÍA GARCÍA GARCÍASon todas estas cosas las que quedan impregnadas ennuestro recuerdo y se convierten en señas de identidad. Loson también las dos fiestas albenses que coinciden coneventos teresianos: la Transverberación en agosto y en octubrela de su muerte. Lo son igualmente los nombres de escuelas,de bares, de periódicos, de pastelerías… ¡Siempreque hay algún nombre que poner a algo se baraja en primerainstancia el de Santa Teresa!Hace poco cayó en mis manos un libro de viajes por Castillacasi del mismo año que el que presentamos hoy (1915)de José María Aguirre y Escalante en el que el autor abundaen lo que vengo diciendo:Llegar a Alba – escribe Escalante - es empezar a oírhablar de Santa Teresa, la Santa, como familiarmente lallaman allí; esta villa, de catadura medieval, pacifica,soñadora y poética, apartada del tráfago moderno, seha dormido en los tiempos de la Santa y de sus recuerdosvive, orgullosa de ellos, sin envidia de las ciudadesque progresan materialmente. […] Allí todo es teresiano,el convento, la plaza, la calle, la hospedería ysobre todo los moradores, cuya suprema aspiración esver alzarse la Cruz sobre las agujas de la gran basílicaque a la Doctora de la Iglesia dedican, y que lentamenteva elevándose sobre sus cimientos, contrastando lablancura de los sillares recién labrados con los denegridosmuros de la vetusta puebla. La figura de SantaTeresa, que hasta a los descreídos atrae y cautiva, ¿quéno hará en quien es creyente y español y pisa las callejasde Alba? ... Llegáis allí y contagiados del fervor teresiano,sólo preguntáis por los recuerdos y reliquias dela Santa y todo lo relacionáis con ella y de cada piedraexigís un recuerdo, y de cada persona, una anécdota, ysi vais con mujeres y pudierais rebautizarlas, las llamaríaisa todas Teresa. 1Sí, Teresa, es nuestra seña de identidad para lo bueno ypara lo malo. Cuando los funestos sucesos del Papa Clementedecía yo a cuantos calificaban de salvaje el hecho,que no lo justificaba, pero lo entendía, porque se llevaron acabo al grito de “¡Se llevan a Santa Teresa!” Y este libro quepresentamos hoy, y el extenso artículo de Manolo Diego exponiendolos sucesos de 1914, explican por qué esta frase,este grito de guerra, levanta las más desenfrenadas pasionesen los albenses.Este libro de José de Lamano no es otro más de los milesque se han escrito sobre Santa Teresa. Para nosotros y parael mismo escritor es el libro de Teresa de Alba. Con la manoen el corazón y no en la razón, queridos paisanos, decidme sino os resulta molesto que se la llame Teresa de Ávila. Paranosotros, repito, después del sobrenombre que ella eligiópara sí misma, Teresa de Jesús, está el de Teresa de Albacomo más lógico. De Lamano fue de la misma opinión al escribireste libro. Por algo figura en la primera página el magníficoargumento que nos dio Cervantes cuando escribió que“Aunque naciste en Ávila, se puede decirque en Alba fue donde nacistepues allí nace, donde muere el justo.” 2Más aún, la única vez que se aparta ligeramente de surigor científico y tomar partido lo hace al describir aquellosprimeros momentos de la muerte de Teresa. De aquellos abulensesque pretendieron llevársela a su tierra dirá:“ya desde el punto y hora en que se supo en la Orden cómola M. Teresa había muerto en Alba de Tormes, comenzaronReligiosos y Religiosas a maquinar la traslación del cadáverde la Santa a su convento de San José…” 3Sí, Don José de Lamano, presbítero y canónigo de la catedralsalmantina, hombre sabio y humilde, docto y sencillo,no sólo escribió Santa Teresa en Alba, sino también SantaTeresa de Alba. Nos dio otro argumento más con este libropara entendernos a nosotros mismos, para entender ese teresianismodel que hablo que es parte de nuestra historia,que es casi nuestra historia toda resumida en los últimoscuatro siglos. Las grandes celebraciones fueron teresianas;las visitas más reseñables fueron a causa de encontrarseaquí su sepulcro; el conocimiento de Alba de Tormes en elextranjero lo es a través de Teresa,… Teresa fue y es señade identidad de nuestra villa. Y este libro, su bandera.Espero que disfrutéis de él entre otras cosas como albenses,como he disfrutado yo desde que lo conocí en misaños jóvenes, por el rigor histórico y por los datos de nuestraHistoria que destila.1José María Aguirre y Escalante. De Castella Vetula. (Hojas de un libro de viajes), Santander, 1915. Págs. 182-1832Miguel de Cervantes Saavedra. A los éxtasis de la Beata Madre Teresa de Jesús. Canción. Ganadora de las justas poéticas que se celebraron con motivode la Beatificación de Teresa en Alba de Tormes en 1614.3Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes, pág. 325página 37