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LÁUREA POÉTICA EN HONOR DE SANTA TERESAreverendo padre fray Juan de Jesús y un cuadrode Nuestra Señora del Carmen para el tercero.Se observa que no hubo suerte en este sexto certamen,hasta el extremo de que el tercer premio,“por ser algo vergonzoso, no lo pongo aquí y asíse quedó el tercer premio para que en el últimocertamen se diese a alguna persona extravaganteque lo mereciese mejor.”La confusión se apodera de la reunióncuando finaliza el sexto certamen, que los asistentesconsideran el último. “Comenzaron ahacer –leemos- un confuso ruido demostrandoque querían desocupar los asientos, mas unseñor poeta que sabía que en este último certamenle habían premiado, no pudiendo sufrir quehiciesen ausencia en ocasión en que sus beneméritosescritos habían de salir a la luz, los desengañódel error que, si no habían cometido, porlo menos intentaban y haciéndoles sabedoresque faltaban otros seis certámenes para el cumplimientode doce, que fueron los que se pusieronen el cartel, les pidió tuviesen paciencia y sesosegasen, porque faltaba aún lo mejor”(...) Yoyeron que faltaban diez octavas, en las cualesse había de pintar el regocijo general que hacausado la beatificación de esta Santa en todoel mundo.”Se renuevan los premios. El primero recibirá“unas medias de seda de Toledo”, los segundos,“tres varas de tafetán moderno” y a los terceros,“los libros que escribió el obispo de Tarazonade la vida de la santa Madre, Esta es laaproximación informativa a la primera parte deeste concurso literario, esta láurea poética en alque, como se ha dicho, se ofrecen excelentesmuestras de poesía religiosa y curiosos datos desociología literaria. Autores y poemas que no hanrecibido el merecido trato crítico en los estudiosy tratados habituales.Addenda amargaAmarga es, en efecto, la experiencia de descubrirjuicios ofensivos, gratuitos a todas luces,en la pluma de Fernando Vallejo, excelente escritorpor otra parte. En una publicación reciente, Elcuervo blanco (una magnífica biografía noveladadel eminente lingüista Rufino José Cuervo) FernandoVallejo escribe:“Mayor horror que el castellano actual solo elde Teresa de Ahumada, alias Santa Teresa deÁvila, esa monja correcaminos que iba por elmundo fundando centros de vicio, conventos, yque escribió miles y miles de leguas de una prosacocinera, digna de la mujer de Sancho Panza,pero, eso sí, consagrada toda a Dios, su amante.La Santa le decían en Ávila cuando pasé por allíde muchacho, con el artículo definido, como sifuera única. ´¿Cuál de todas?´, preguntaba yo.´Pues la de aquí´. Y sí, cuando uno habla da porsupuestas muchas cosas, no así cuando escribe.Hoy pocos sabrán quién fue “la Santa”, creo queni en Ávila”. (p. 129).Y en otra página leemos:Por eso podemos ver en su Diccionario [Se refiereal de Rufino José Cuervo] al lado de Garcilaso,los Argensola, Lope, Calderón y Cervantes,una pléyade de curas y monjas vueltos poetas yescritores, como la horrenda Teresa de Ahumada,más conocida por el alias de Santa Teresa deÁvila, a quien él admiraba tanto, pero de la que yoabomino: mayor adefesio no ha producido España”(p. 237).Desgraciadamente,huelga todo comentario. •página 239