imagen - Ayuntamiento de Alba de Tormes

Francisco, tirándose al coleto las cuatro legüitas muymonas del trayecto, con sus regatos, curvas, desmontes ydemás alifafes de toda senda no encasillada por el diputadodel distrito.¿Pero la cara de todos? ¡Ah! Igual: fresca, retozona y triunfal.-¿A dónde vais? –les pregunta cualquier rapaz.- ¡A ver a la Santa Madre! –responden los macoteranoscon su tonillo inequívoco, tan inequívoco como su trajeo.Y luego al regreso, cuentan y no acaban de misas, sermonesy procesiones; de toros, cucañas y tíos vivos…sobre todo, de tíos vivos.Yo también hice mi primer viaje a pié desde mi lugara la villa, siendo todavía niño en estado de subconsciencia…,si el terminito puede colar sin protesta de Blondeles,Le Rois y Murris. Lo hice con gusto por ver a SantaTeresa. Es una de las primeras ilusiones que brotan en elcorazón de los chicos de aquella feliz comarca. Entoncestodo me maravillaba en Alba, y cuando mi padre me decíaque Alba, en cotejo con Salamanca, era una sombra debelleza, yo me asombraba como ante el anuncio de un prodigiorayano en lo imposible” 64La configuración adquirida en el siglo XX: la pervivenciade la tradición y la fuerza del progresoTres hechos históricos fundamentales condicionanel desarrollo del último siglo: la desapariciónde los señoríos que venía del siglo anterior(1811) y que permite un desarrollo de la vida políticay religiosa independientes de la tradicionalvinculación histórica (desde el Medioevo) que lavilla mantenía con la Casa ducal de Alba, de cuyosestados Alba era la cabeza y además seña del títulonobiliario, por lo que la vida municipal correpor otros derroteros y se afianza en un camino autónomo,sobre todo en lo que toca a los nombramientosde carácter local, como también en lorespectivo a la parte económica. De esto ya hablamosen el apartado anterior.Una escena que se repetía año tras años desdetodas las direcciones que conducían a Alba. Enaquellos años la villa no bastaba para contenercarros y animales de carga, como hoy no puedecontener el flujo de automóviles. Esto significa quedesde el 1882 en adelante la fiesta de octubre, almenos desde el punto de vista religioso, ha ganadomucho y se ha potenciado en todas sus manifestaciones65 . Y ese mismo carácter abierto ymás proclive a recibir influjos y actividades defuera, incluso a nivel de actividades lúdicas, artísticas,diversiones, etc., se reflejan en la organizacióndel programa festivo por parte delAyuntamiento. Es decir, entra un aire fresco y unestilo nuevo en el modo de pensar y establecertodos los elementos de la fiesta teresiana 66 .64 A. SPE, Alba y Santa Teresa, en La Basílica Teresiana 3 (1908) pp. 298-299.65 Crónicas detalladas de las fiestas teresianas de octubre, sobre todo las religiosas, desde las últimas décadas del siglopasado, se hallan habitualmente en el Boletín Oficial del Obispado de Salamanca, como también en la revista salmantinaLa Basílica Teresiana (1897-1922). Además se puede acudir a los periódicos salmantinos de estas fechas, como ElAdelanto y La Gaceta Regional.66 Un descripción costumbrista de las fiestas de octubre, en F. JARRÍN, Las fiestas en Alba de Tormes, en La Basílica Teresiana1-2 (1897-98) 22-24, 52-54, 70-72, 146-148, 183-186, 200-202. Aunque algo anteriores en el tiempo, también sirvenlas descripciones del periodista José Sánchez Rojas (1885-1931) que frecuentemente alude en sus escritos a lasfiestas de su pueblo.página 177