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Tocados por la luna

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verso? se preguntó muchas veces; porque sabía que el universo es

un inmenso libro en el que todo se puede leer. Escribía en secreto

un libro cuyo contenido era colocarle nuevos nombres a los objetos

cotidianos, pues su mirada alucinante convertía las cosas de su entorno

en otras cosas y con nombres y usos diferentes. Comprendió

la manera como Cervantes fue atrapado por el laberinto verbal y lo

trascendente de sentir fantasiosamente la realidad... metaforizar es la

mejor manera de existir.

El día que agotó los objetos del mundo, la ceguera vino en

su ayuda; sólo así podía imaginar más formas de lo ya visto y abarcar

la otra dimensión que nos está vedada. De esos viajes fantásticos

quedaron sus breves historias. Ciego, entonces, dejó de leer para

enfrentar su destino, pero se dio cuenta de que su mente recorría las

páginas de los libros que recordaba y empezó a leerlos de memoria,

luego hizo que se los leyeran en voz alta y obtuvo paz. La ficción ancló

en él hasta vaciarlo de toda realidad y pensó que el mundo real

existía en forma de letras. Se sabía el Caballero de la Triste Ceguera

que escribía el alegre juego del universo con un humor que amaba.

Dijo ser feliz por no haber sacado, tocado, ni leído nunca fotocopias,

esos clones de papel.

Cuando descubrió el Aleph, esa especie de espejo mágico,

en donde los alquimistas dicen se refleja el universo entero y se ve

el pasado, el presente y el futuro, no le quedó nada más por conocer.

Una verdad le había sido revelada: el estornudo de una ventana

golpearía su cabeza y nunca más tendría el placer de mirar íntegramente

el universo, la ceguera lo invadió. Quienes lo conocieron

después del suceso, notaban que sus ojos no miraban el presente,

nunca estaban aquí; sino que reflejaban las imágenes de las Eras, la

sabiduría que perdimos, las abundantes aguas de los ríos que extrañamos,

los juegos infantiles con sus cantos y el alucinante misterio

de las continuas repeticiones de la naturaleza.

Llegó al entendimiento de que si al principio fue el Verbo,

entonces fuimos originalmente nada más que palabras, sonidos armoniosos,

música, canto, cadencia, un rumor supremo, menos cuerpo.

“Jamás hemos existido físicamente –pudo haber dicho–. Es posible

que sólo seamos la idea de alguien que nos piensa y que si dejara

de hacerlo desapareceríamos como pompas de jabón... Somos el eco

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