11.02.2020 Views

Tocados por la luna

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

la luz de las recién iluminadas calles hasta altas horas de la noche.

El poeta siempre tuvo la esperanza de ver florecer de esos agujeros

selectos, los brotes de sus amadas flores del mal, al igual que en él

había brotado el bacilo de la sífilis que lo llevó a la muerte.

Cuando el mundo de amigos de la pareja se enteró de la

certeza de estas aventuras y del destino de los escritos inéditos del

poeta maldito, trataron de tergiversar la historia –así lo acordaron

en conciliábulo– para poder alejar a los curiosos escritores, estudiantes

de la Sorbona, candidatos a doctores nada doctos, taxistas,

vendedores de antigüedades, y niños sobredotados que intentaban

saquear cada caries que mostraran las vetustas maderas de las rues

parisinas.

París es una fiesta, una ciudad que esconde en sus maderas

años de arte y de polillas, y el secreto de los mejores poemas de un

bardo, cuya mayor frustración fue no haber podido guardar uno de

sus poemas en la rue Hautefe Ville que lo vio nacer. Baudelaire vivía

en ese tiempo en el Hotel Lauzón, hecho de metal, piedra y ladrillo,

estructura que lo hizo desistir de colocar entre las hendiduras de

los adoquines, o entre ladrillo y ladrillo alguno de sus versos... “La

madera es más sutil”, decía el poeta, que fue condenado –posteriormente

reivindicado– por inmoral y por tener la mirada atormentada

por el vacío de una sociedad hipócrita.

Se dice que en la noche de su muerte, se encontraron

sus poemas Tristezas de la Luna y tres versos sueltos de La Luna

ofendida.

73

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!