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---------------------- Urton: Historia de un mito
enfoques radicalmente distintos de los estudios andinos de ellos resultantes,
queda mejor ejemplificada en los trabajos de John Rowey. R. Tom Zuidema.
Durante varias décadas Rowe ha abordado la tarea de construir una
historia cultural inca desde el punto de vista de que es posible llegar a una verdadera
historia del imperio a través de un cuidadoso análisis textual y la aplicación
de la lógica al estudio comparativo de los datos proporcionados por
los cronistas (Rowe 1945, 1985a y' b ). Por ejemplo, en la década de 1940,
Rowe, trabajando con las "discrepancias" registradas en las diversas crónicas
en lo que a la duración de los reinados de los incas se refiere (aunque aceptando
básicamente la información proporcionada por la crónica de Cabello
Val boa (19 51 [ 15 86 ])), propuso una serie de fechas absolutas para los reyes
incas (Rowe 1945 y 1946). Habiendo establecido la armazón cronológica
de una única línea de sucesión dinástica, le fue entonces posible proceder
con el estudio de la historia y la historiografía andinas en forma bastante similar
al modo en que la empresa histórica ha sido practicada tradicionalmente
en occidente (es decir, como una serie lineal de hechos construidos sobre
la base cronológica de una sucesión de reyes). En dos recientes estudios
(1985a y b) ha reproducido en lo esencial la interpretación "historicista" de
las crónicas desarrollada en sus trabajos anteriores.
Desde otra perspectiva, Zuidema ha argumentado desde la década del
sesenta, en una serie de publicaciones, que como no tenemos fuentes escritas
anteriores al arribo de los españoles al Perú -y, por lo tanto, ninguna versión
indígena y no europea (o no influenciada por los europeos) de la estructura,
organización e historia del Imperio Inca- no disponemos de base alguna sobre
la cual evaluar la "historicidad" del material registrado en las crónicas
españolas. Es más, las diversas versiones sobre la dinastía (o dinastías) de
incas dadas en ellas pueden muy bien representar (malas) interpretaciones de
la realidad incaica según los modelos dinásticos y los principios de sucesión
dinástica europeos con que estaban familiarizados los españoles del siglo
XVI. Siguiendo esta línea de razonamiento, Zuidema afirma que el material
de las crónicas no puede ser usado en forma confiable para construir una historia
de los incas. Ellas debieran más bien ser vistas como conteniendo representaciones
intencionales de la organización y la estructura del imperio motivadas
por diversas consideraciones prehispánicas y coloniales políticas, sociales,
rituales y de otro tipo, siendo esta aseveración válida tanto para los informantes
indígenas como para los cronistas mismos (Zuidema 1964, 1982c,
1983 y 1986; cf. Duviols 1979b y 1980; Urbano 1981 y 1986; Wedin 1963 ).
El desacuerdo emergente de las dos posiciones arriba delineadas es
fundamental y conduce a enunciados profundamente distintos de los problemas
de los estudios andinos, así como de las estrategias para su investigación.
Como quedará en evidencia más abajo, yo acepto esencialmente el enfoque
"mitohistórico"( 4) o estructuralista de interpretación de las crónicas españolas
propuesto por Zuidema. Las razones para esto son, en primer lugar, que
como todo lo que cualquiera de los cronistas tuvo como base para la recons-
No. 1, Julio 1989 131