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gary urton la historia de un mito paqareq tambo y el origen de los incas

Arquelogia peruana

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_________________________ Urton: Historia de un mito

cedimientos (al menos no directamente)

como los factores que motivaron el accionar

de Rodrigo.

La causa de esta precipitación de la familia

Callapiña radicaría, en última instancia,

en consideraciones locales, más que en

regionales, políticas y/o económicas. En este

caso, y dado que no se han conservado

documentos ( o al menos ninguno ha salido

a la luz) que puedan atestiguar la naturaleza

de tales consideraciones locales, no puedo

ir más allá de manifestarlo como hipótesis.

Lo más probable que puedo puntualizar

al respecto es el proceso que se llevó a

cabo en 1568 en que un tal Pedro Callapiña

-casi seguro un pariente de Rodrigo Sutiq

Callapiña- fue instalado como "cacique

principal y señor de todo el repartimiento

de Pacarictambo" (ver artículo, nota 17).

Como pura especulación, yo sugeriría que

el Documento Callapiña pudo haber sido

motivado al menos parcialmente por una

disputa fraternal -o de tipo familiar- entre

miembros de la familia Callapiña en

aquella época.

b) EJEMPLOS COMPARATIVOS Y PRE­

GUNTAS SOBRE EL ARGUMENTO

Dos de los comentarios proporcionan

ejemplos adicionales de la "historización"

de personajes, sucesos o tradiciones orales

a comienzos de la colonia; estos ejemplos

muestran claramente que los procesos de

historización y concretización de la mitohistoria

de los Inkas descritos en mi artículo

no fueron los únicos en la historia del

mito de origen de los Inkas en Pacariqtambo.

Un ejemplo general, y metodológicamente

más problemático, es la construcción

de lo que podríamos designar como

una "mitohistoria" indígena (es decir, prehispánica)

que se ve en la apropiación que

hacen los Inkas del conocimiento sobre un

diluvio en la región del Lago Titicaca como

un acontecimiento fundamental -un "Pachakuti"-

para otro de los principales mitos

de origen del Estado (comentario de

Bouysse-Cassagne/Saignes).

El otro ejemplo, más parecido al descrito

en mi artículo, se refiere a un movimiento

de resistencia contra los españoles en el

valle Calchaquí en los siglos XVI y XVII,

movimiento que aparentemente fue dirigí-

do por un "falso Inca", un hombre llamado

Pedro Bohórquez (comentario de Lorandi).

Tal como lo señala Lorandi, la aparente

contradicción que surge del hecho de

que las poblaciones del valle Calchaquí eludieran

el pago del triru to a los Inkas por

muchos años, pero luego siguieran a un

"falso Inca" para resistir a los españoles,

puede resolverse parcialmente al notar la

presencia en el valle Calchaquí de un contingente

de mitimaes, identificado como

ayllu Pacioca, que tuvo su origen cerca

del Cusco (Sicuani). En este ejemplo, vemos

la convergencia de los muchos hilos,

aparentemente dispares, de los movimientos

y motivaciones míticos, históricos,

u tópicos y milenaristas que al parecer subyacen

en muchos relatos de la tendencia

"mitohistorizante" en los Andes. Es justo

tal serie de factores y procesos que he tratado

de describir y analizar en mi trabajo.

Me parece que la clave para hacer que

tengan sentido datos como los esbozados

arriba no es intentar establecer una separación

entre mito e historia pues, efectivamente,

no parece haber lugar en estos datos

donde uno pueda colocarse a fin de discernir

una "verdad" en las motivaciones competidoras

y en los confusos sucesos implicados

en estos procesos. Esta solución puede

hacernos sentir incómodos, pero parece

que no hay otra alternativa que no requiera

simultáneamente que eliminemos la consideración

de un elemento que parece ser

compartido por todos los pobladores que

viven en historia (es decir, todos los pueblos)

y por aquellos que estudian historia:

ese elemento es la ambigüedad. Trabajar

con el reconocimiento de la ambigüedad

como elemento fundamental de la historia

y de las construcciones históricas nos permite

adoptar una perspectiva más amplia y

más crítica de las motivaciones y acciones

individuales y colectivas, y nos sirve como

un antídoto eficaz contra la trampa metodológica

de, por ejemplo, retraducir "diferencias"

como "discrepancias". En suma,

para volver específicamente al material citado

en el comentario de Lorandi, se ha de

tratar de comprender desde el punto de vista

de quiénes, por qué motivos y qué consecuencias

trajo la aseveración de que Pedro

Bohórquez era un "falso Inca". Contestar

estas preguntas me parece, por último, más

No. 1, Julio 1989

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