Espaces imaginaires - Adehl
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éste, el narrador es un personaje que exhibe un registro lingüístico<br />
ligado al discurso oral y a un cierto tono popular:<br />
Resulta que ahí, donde está el maizal, ve, hay un pozo en el cual a mí se<br />
me supo caer un ternero, un pozo, tenía dieciocho metros justos, yo le voy a<br />
explicar por qué tenía dieciocho metros justos, porque se me cae el ternero<br />
al pozo, así abovedado, de mayor a menor, no se observaba de afuera nada,<br />
balaba un ternero, entonces voy y le pido a este amigo, Maradey, justo salía en<br />
camión, él, que me preste unos tablones que se me había caído un ternero en<br />
el pozo, en un pozo de Molino, pensé primero, ¿no? [...] (p. 35-36).<br />
La imitación de la velocidad de la oralidad, la recurrencia de<br />
elementos que cumplen una función fática (“ve”, “¿no?”) y la<br />
continuidad del discurso marcado por la falta de pausas largas (no<br />
hay un sólo punto durante una página y media) exponen un trabajo<br />
de “imitación” verosímil de la voz, aun cuando sepamos que el<br />
relato es atribuido a la máquina. Además, el tono es muy distinto<br />
del registro culto del narrador heterodiegético principal que suele<br />
introducir los diálogos en la novela. Sin embargo, este trabajo<br />
con la voz de narradores diferenciados por un registro lingüístico<br />
particular y la frecuente aparición de los diálogos va a disminuir<br />
considerablemente a partir de la parte titulada “Pájaros mecánicos”,<br />
cediéndole el paso al modo narrativo. Aunque el modo dramático se<br />
conserva (ya que los diálogos siguen apareciendo esporádicamente),<br />
la voz de los personajes deja de tener tantas marcas individuales. El<br />
modo narrativo que empieza a ser predominante en el primer nivel<br />
de La ciudad está dado por la voz de un narrador heterodiegético<br />
que cuenta los episodios referidos a Junior. Ahora bien, este<br />
movimiento de lo mimético a lo narrativo ocurre también en las<br />
historias del segundo nivel ya que, aun cuando los personajes<br />
narran relatos, su voz pierde el carácter mimético inicial y se acerca<br />
al registro del narrador heterodiegético del primer nivel. Los<br />
personajes dejan de “actuar” para empezar a “narrar” y, al hacerlo,<br />
su voz se transforma. La transformación de la voz del personaje<br />
Russo es un ejemplo ilustrativo de este movimiento. Russo y Junior<br />
conversan en un diálogo mimético tradicional: “Soy Russo. Usted es<br />
el periodista, le pido discreción y le pido que no tome fotografías”<br />
(p. 148). La voz parece ser efectivamente la de un personaje más<br />
dentro de la trama. Pero más adelante, Russo comienza a narrar la